CRIMEN

Homicidio de Manuel Cepeda es de lesa humanidad

Tras la declaratoria, el proceso por la muerte del senador de la Unión Patriótica (UP) no podrá prescribir.

29 de mayo de 2014
El asesinato del senador de la UP Manuel Cepeda hizo parte de la muerte de más de 3.000 militantes de la izquierda colombiana. | Foto: Archivo SEMANA

Cuando están por cumplirse 20 años de la muerte del senador de la Unión Patriótica (UP) Manuel Cepeda, un fiscal de la Unidad de Derechos Humanos declaró delito de lesa humanidad el crimen del político ocurrido el 9 de agosto de 1994.

En esta oportunidad, por tratarse de un proceso de Ley 600 (antiguo sistema), no es necesario que un juez dé el aval. Entonces el caso no podrá prescribir. Según la Fiscalía, el crimen de Cepeda fue sistemático e hizo parte del plan de acabar con los militantes de la UP.

El asesinato del parlamentario se produjo luego de que resultó elegido senador por la Unión Patriótica para el periodo 1994-1998.

En 1993, Cepeda denunció la existencia del plan denominado 'Golpe de gracia', que tenía como objetivo eliminar a los dirigentes no sólo de su colectividad, sino también del Partido Comunista Colombiano. Entonces solicitó que se les dieran medidas de seguridad a él y varios dirigentes de la izquierda.

La ejecución de dicho plan se habría iniciado con el asesinato de José Millar Chacón, secretario del Partido Comunista, el 25 de noviembre de 1993.

El 9 de agosto de 1994, hacia las 9:00 a. m., cuando el Cepeda se dirigía al Congreso de la República acompañado de su conductor y de su escolta, fue interceptado por varios individuos.

Entre ellos estaban los sargentos del Ejército Hernando Medina Camacho y Justo Gilberto Zúñiga Labrador, quienes hicieron varios disparos que impactaron en el vehículo en que se transportaba Cepeda, lo que terminó con el asesinato del senador.

El Estado colombiano reconoció que el senador Manuel Cepeda se encontraba amenazado de muerte. El 8 de agosto de 1994 el senador recibió una carta con una lista en la que figuraba su nombre y en la que se señalaba que él y otros líderes políticos serían ejecutados.

Su muerte se sumó a los asesinatos de más de 3.000 militantes de la Unión Patriótica y el Partido Comunista a partir de la década del 80, entre quienes se encontraban candidatos presidenciales, parlamentarios y alcaldes.