BOGOTÁ
Hora de hacer milagros
Al echar a andar el nuevo sistema de transporte, el alcalde Moreno no sólo se juega en parte su futuro político, sino el de la ciudad.
Tras sobrevivir a la guerra del centavo que a diario se libra en las calles de Bogotá, los capitalinos recibieron con entusiasmo, pero también con escepticismo, la decisión del alcalde, Samuel Moreno, de poner a andar el tan anunciado y poco conocido Sistema Integrado de Transporte Público (Sitp).
Al firmar el decreto que le dio vida, el Alcalde anunció que con el nuevo sistema pondrá fin a la guerra del centavo, pero advirtió que será un duro y largo camino, pues no será fácil cambiar más de 60 años de historia de un negocio que moviliza el 70 por ciento de los viajes que se hacen en la ciudad y que mueve en pasajes más de tres millones de dólares al día.
En esencia, el Sitp permitiría la integración en un solo sistema de todos los medios de transporte que operan y operarán en la ciudad: buses, TransMilenio, metro y tren de cercanías, lo que significa que un pasajero, con un solo tiquete, podrá cambiar de medio de transporte para llegar a su destino.
Jaime Ortiz, experto en movilidad y asesor de la Gobernación de Cundinamarca, dijo que uno de los hechos más importantes del decreto es que habla e incluye por primera vez en 10 años el componente férreo.
El nuevo sistema divide la ciudad en 13 zonas, que serán operadas por igual número de empresas. Todas las rutas, horarios y paraderos estará a cargo de TransMilenio, y se creará un sistema único de recaudo, lo que acaba el pago en efectivo a los conductores.
En una primera etapa, que comienza este año, se abrirá la licitación para escoger las empresas que prestarán el servicio. Se cree que la mayoría de las 66 empresas que funcionan hoy en la ciudad hará parte de los nuevos operadores. El próximo año comenzarán a operar en tres zonas, y para el 15 de octubre de 2011 el nuevo sistema, que tendrá paraderos, rutas y horarios definidos, deberá estar funcionando e integrado a TransMilenio. Las otras fases contemplan la unión con el metro y el tren.
Para echar a andar este sistema, se deberán invertir más de 500.000 millones de pesos, sin contar la gigantesca inversión que tendrán que hacer las nuevas empresas para renovar toda su flota de aquí a 2015.
Aunque los gremios del transporte apoyaron la decisión y rechazaron cualquier paro, el camino para desarrollar el nuevo modelo no será fácil. En Santiago de Chile en un proceso similar van tres ministros destituidos. Y aquí todavía es necesario resolver cómo van a entrar el complejo gremio de los transportadores al negocio y quién va a manejar la plata.
Un punto fundamental es evitar, como lo dijo el Alcalde, una masacre laboral de los pequeños propietarios y conductores, quienes han sido las víctimas de la guerra del centavo. No sólo se debe buscar que queden como propietarios de las nuevas empresas, sino que se les debe proteger su permanencia y sus recursos. Algo que no ocurrió en TransMilenio, donde la mayoría fue sacada.
Quienes pensaban que Moreno tenía sólo el metro como bandera y como caballito de batalla para salir del fondo de las encuestas se equivocan, pero también es cierto que con este ambicioso sistema, el alcalde se está jugando la manera como será recordado en la historia de la ciudad.