INVESTIGACIÓN

El general que les sonreía a los jefes de las FARC

Hugo Carvajal fue el hombre que le abrió la puerta del Fuerte Tiuna al Secretariado, donde ‘Iván Márquez’ se tomó la foto con una Harley-Davidson.

24 de julio de 2014
Iván Márquez y Hugo Carvajal | Foto: Archivo Particular

Hubo un tiempo en el que los miembros más buscados del Secretariado de las FARC caminaban tranquilos por las amplias instalaciones del Fuerte Tiuna, el complejo militar más importante de Venezuela, sede del Ministerio de la Defensa, la Comandancia General del Ejército y la Guardia Nacional, entre otras instituciones de ese país. 

Corría el 2007. Por aquel año, los comandantes de ese grupo como ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’ y ‘Rodrigo Granda’ eran buscados por todas partes y, sin embargo, allí se les veía paradójicamente en ratos de sosiego. Era tanta la placidez, que incluso se permitían tomarse sorprendentes fotos como la que se hizo Iván Márquez en una exclusiva moto Harley-Davidson

Ese estado de confort lo experimentaban porque eran los protegidos, según confirmaron en su momento varias fuentes a SEMANA, el general Hugo Carvajal, entonces uno de los hombres de confianza del presidente Hugo Chávez. “El general, dijo un testigo de aquellos encuentros, les sonreía a los jefes de las FARC con naturalidad”. Fue el hombre que les abrió las puertas de par en par al estratégico Fuerte Tiuna.

Este general, exjefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), es el mismo que fue detenido en Aruba en las últimas horas, presuntamente por orden del gobierno de Estados Unidos, bajo las acusaciones de narcotráfico y de prestar “ayuda material” también a las FARC. Guerrilla que en la actualidad busca una salida negociada con el gobierno colombiano en La Habana.

Graduado de la Academia Militar de Venezuela el 5 de julio de 1981, Carvajal participó en el golpe de Estado de 1992. Entonces fue apresado junto con Hugo Chávez. Desde ese momento se convirtió en uno de sus hombres de confianza. Una vez Chávez alcanzó el poder, lo reintegró a la Fuerza Armada Nacional, le dio el grado de General de Brigada y el 23 de septiembre del 2004lo nombró director de Inteligencia Militar, el organismo más importante del país en la seguridad del Estado.

A partir de ese momento, su nombre se empezó a ver salpicado de escándalo en escándalo. Así, por ejemplo, en el 2005 se le vinculó con una masacre llamada de Macarao, en la que murieron varios estudiantes.

El hombre que chuzaba

Informes periodísticos de Venezuela aseguran que también bajo su dirección se hicieron grabaciones ilegales a miembros de la política (afectos y opositores) e incluso de los propios militares. Luego se le involucró con las FARC, el narcotráfico y episodios oscuros con los cuerpos de inteligencia cubano y hasta el iraní (Savama). Su nombre también gravita en la investigación de los atentados contra el consulado de Colombia en Caracas y contra el templo judío de Caracas.

El 5 de febrero del 2008, SEMANA denunció que el general Hugo Carvajal facilitó armas a miembros de las FARC y al narcotráfico. Pero ¿cuál era su ayuda a la guerrilla de las FARC? Un informe de Estados Unidos dice: “Su ayuda a las FARC incluye la protección de cargamentos de droga contra el decomiso de parte de las autoridades antinarcóticos y el aprovisionamiento de armas a las FARC, permitiéndoles mantener su bastión del codiciado departamento de Arauca, en la frontera de Colombia y Venezuela, es conocido por los cultivos de coca y la producción de cocaína. Carvajal Barrios también provee a las FARC con identificaciones oficiales del gobierno venezolano, documentos que permiten a los miembros de las FARC viajar desde y hacia Venezuela con facilidad. Esto ocurrió 72 horas después de la expulsión del embajador de los Estados Unidos del vecino país”.

La historia de las armas

Su nombre también figura en una historia que comenzó en las selvas de La Macarena. Durante una acción del Ejército colombiano contra el jefe guerrillero Gener García, ‘Jhon 40’, entonces jefe del frente 43 de las FARC, se empezó a hablar de él. ¿Por qué? El Ejército llegó hasta uno de los campamentos del jefe guerrillero y encontraron en una caleta varios lanzacohetes AT-4.

Se trata de un arma que ni siquiera las Fuerzas Militares tenían. Es considerada una de las armas de infantería más efectivas y letales del mundo. Es una especie de bazuca de sencilla manipulación y transporte. Un solo hombre puede dispararla fácilmente y su poder la hace muy eficaz para destrozar vehículos blindados, bunkers o instalaciones fortificadas. 

En  ese mismo año, en otro campamento de las FARC, en esa misma zona, el Ejército encontró partes de otros lanzacohetes de ese mismo estilo. Los militares colombianos sabían que por el modelo (AT-4) esos artefactos eran fabricados por la empresa Saab Bofors Dynamics de Suecia. Los proyectiles tenían anotados los números de serie. Esa información le fue entregada a la embajada sueca en Bogotá y a las autoridades en Estocolmo. Suecia confirmó entonces que los números de serie de los lanzacohetes encontrados en los campamentos correspondían a un lote que había sido vendido por la firma de ese país al Ejército de Venezuela. 

En su momento, SEMANA se comunicó con los representantes de la empresa Saab Bofors Dynamics en Estocolmo, quienes afirmaron que “es extremadamente desafortunado que eso haya ocurrido, pero es algo que se sale de nuestro control. Nuestro cliente era el Ejército de Venezuela. Saab siempre actúa cumpliendo la legislación sueca y las regulaciones internacionales para la venta de material de defensa”.

La pregunta obvia de ese momento era cómo salieron esas armas de los cuarteles de Venezuela a los campamentos de las FARC. La respuesta fue encontrada en los computadores de ‘Raúl Reyes’ hallados en su campamento tras haber sido muerto por el Ejército. En los computadores, cuya autenticidad fue certificada por la Interpol, se encontró que el general Carvajal era el oficial que se los había pasado.

El correo que lo confirma

Hay una prueba que deja en evidencia este hecho. El 4 de enero del 2007 ‘Iván Márquez’ le envió un correo electrónico a ‘Reyes’ y otros miembros del Secretariado, en el cual informa: “Como estaba previsto, el 3 de enero me reuní con los generales (Cliver) Alcalá y (Hugo) Carvajal, con el cual ya me había reunido en tres ocasiones en compañía de Ricardo (Rodrigo Granda). Hablamos del Plan Patriota, canje, la ‘para-política’ y de tres aspectos del plan estratégico: finanzas, armas y política de fronteras”, afirma al comienzo de su carta.

“Entretanto nos van a hacer llegar (la próxima semana) 20 bazucas (no recuerdo el calibre) de gran potencia, según ellos, de las cuales 10 serían para Timo (Timochenko) y 10 para acá. Alcalá sugirió que fuera una cantidad mayor”, dice Márquez.

Pocos días después de esa comunicación, el 20 de enero del 2007, el hoy jefe del equipo negociador de la guerrilla en La Habana envió un nuevo correo dirigido a ‘Tirofijo’ y al Secretariado. Allí les confirmó, entre otras cosas, que “los aparatos que hemos recibido con Timo son cohetes antitanque de 85 mm., dos tubos y 21 cargas. El amigo dice que tienen más de 1.000 cargas y que próximamente nos hará llegar otras más, así como algunos tubos”. 

En su momento, este y otros correos generaron una enorme tensión entre los gobiernos de Colombia y Venezuela. Para Bogotá era claro que Caracas estaba abasteciendo a la guerrilla de las FARCAsí mismo, al general Carvajal también se le vinculó con la tortura y el asesinato de dos militares colombianos. El caso ocurrió en abril del 2007, cuando el capitán Camilo González y el cabo Gregorio Martínez se infiltraron en territorio venezolano para dar con guerrilleros colombianos que actuaban en ese país. Pero fueron descubiertos y brutalmente torturados y asesinados en la sede de la Guardia Nacional localizada en Santa Bárbara, estado de Zulia. 

Por todos estos hechos el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó en la lista de Traficantes de Narcóticos Especialmente Designados, popularmente llamada la ‘Lista Clinton’, a Carvajal y tres altos funcionarios del gobierno venezolano, el exministro del Interior y Justicia de Venezuela Ramón Rodríguez Chacín, y Henry de Jesús Rangel Silva, director de los Servicios de Prevención e Inteligencia (Disip). Ahora fue detenido en Aruba.