Política
“Defender a Antanas me enorgullece”: De la Calle
En conversación con SEMANA, Humberto de la Calle habla de los motivos por los que volvió a litigar y sobre el proceso jurídico que inició para defender la curul del exalcalde de Bogotá.
SEMANA: Usted elaboró una tutela con la que busca tumbar el fallo del Consejo de Estado que anuló, el pasado 11 de abril, la elección de Antanas Mockus como senador de la república. ¿Qué lo llevó a tomar la decisión de litigar de nuevo?
H.D.C: Desde mi permanencia en La Habana fui desmontando mi actividad profesional hasta terminarla por completo hace años. Cuando Antanas Mockus me pidió que lo representara, no vacilé, sin interés económico de mi parte. Creo que Antanas es un faro moral, por lo tanto su defensa es una tarea que me enorgullece. Como el desprestigio de los políticos es tan grande, todo el mundo aplaude sin mayor reparo las sentencias contra ellos. Tratándose de alguien impecable, esta es una oportunidad para meditar sobre la necesidad también de proteger el derecho de los electores.
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SEMANA: En campaña, Mockus lo apoyó a usted. Ahora, usted le da el espaldarazo. ¿De dónde surgió la relación entre ustedes dos?
H.D.C.: En su primera alcaldía, aprendí de Mockus a tener esperanza. Sus esfuerzos iniciales de cultura ciudadana parecían una quijotada. Pero funcionaron. Los mimos, los dedos índices artificiales aplaudiendo o reprochando y, quizá, lo más importante, el volumen importante de pagos voluntarios de impuestos que demostraban gran confianza ciudadana. De allí en adelante, he encontrado en su mensaje una guía ética y una lucidez necesaria en la política.
SEMANA: También vimos un video en el que usted apoyó a Ángela María Robledo, ante el proceso que ella tiene en el Consejo de Estado por supuesta doble investidura ¿Le preocupa lo que está pasando con la oposición? ¿Cree que los eventos jurídicos en el caso de Ángela María y Antanas, están ligados a motivos políticos?
H.D.C: No creo. El propio Mockus dijo que esta tutela es un reconocimiento de la legalidad en busca de que prevalezcan los derechos de participación política. Discrepo del Consejo de Estado, pero encuentro que la sentencia se basa en un hilo jurisprudencial que respeto. Se ha venido instalando entre nosotros la costumbre de atribuir a persecución cualquier fallo adverso de la justicia. Eso no debe ser así. En lo de Ángela María espero que no haya persecución. Pero sí creo que en general, hay una ferocidad en la vida pública realmente sobrecogedora. Y el asesinato de líderes sociales es una lacra inaceptable.
SEMANA: Si Antanas Mockus seguía siendo el representante legal de Corpovisionarios al momento de inscribir su candidatura, ¿cómo negar que existió esa inhabilidad, si Corpovisionarios contrataba con el Estado?
H.D.C.: El error de la sentencia de la Sección Quinta fue creer que la delegación que hizo Mockus en cabeza de Murrain -director ejecutivo-, fue una especie de mandato individual. Como quien dice, vaya y firme por mí, pero yo soy el representante. No es cierto. Murrain obró a nombre de la corporación, no de Mockus, por una decisión orgánica de Corpovisionarios en sus estatutos, que venía siendo aplicada desde 2006. Algo así como 170 contratos firmados por Murrain, cuatro decenas de ellos con entidades públicas muy serias. ¿Cómo se explica que las mejores oficinas jurídicas públicas dejaron pasar contratos que, se dice ahora, no estaban firmados por el representante legal?
SEMANA: Si prospera esta tutela, ¿no abriría la puerta para que personas impedidas se posesionen argumentando su derecho a la participación política?
H.D.C.: Es que Mockus no estaba impedido y eso deja por fuera esa preocupación. Además ha sido absuelto por el Consejo Electoral y en la sección de primera instancia de la pérdida de investidura. Se dice que son procesos distintos, pero los hechos son los mismos. Cuando la Ley 1881 instauró la segunda instancia para la pérdida de investidura, se cuidó de mantener la línea de los tratados internacionales, esto es, no se trata de una especie de repetición dos veces del juicio, sino de proteger al demandado que haya sido condenado. Y agrega, para impedir el caos jurídico, que cuando como en este caso se presentan las dos demandas (nulidad y pérdida de investidura), el primer fallo produce cosa juzgada frente al otro. Mire que eso deja en la lona la teoría de que son dos procesos distintos en lo sustancial. Pues bien, Mockus no podía apelar el primer fallo porque era absolutorio. Sostengo que los denunciantes no tienen apelación, porque la doble instancia es para proteger al condenado. Si la sentencia de nulidad queda intacta y la Sala Plena revoca la absolución, Mockus no tendría segunda instancia. Es un contrasentido. Por eso, la Sección Quinta debió al menos esperar el fallo de la Sala Plena. Además, es algo de sentido común. No es razonable que una sección a sabiendas de que ya viene un fallo de la Sala Plena por los mismos hechos, decida anticiparse. Pudo esperar o, incluso, enviar el caso a Sala Plena.
En contexto: Consejo de Estado anula elección de Antanas Mockus
SEMANA: ¿Si su tutela prospera con el argumento del derecho a la representación política que tienen los ciudadanos, no se abriría un boquete para que otros candidatos impedidos puedan llegar a las corporaciones públicas?
H.D.C.: No ser juzgado dos veces por los mismos hechos es la base del derecho sancionatorio civilizado.
SEMANA: ¿Qué tanta viabilidad tiene una tutela contra una decisión tomada por el Consejo de Estado?
H.D.C.: Tengo optimismo porque la argumentación es muy fuerte en el plano jurídico.
SEMANA: ¿Teme que este caso de Mockus pueda terminar en el intento de dejar a la bancada verde sin senadores, en caso de que alguien quiera argumentar que los 500.000 votos que él sacó no se deben contar como parte de la votación total que le permitió a esa bancada lograr varios escaños?
H.D.C.: Pues es lo que se oye decir. Reitero que no se trata de desconocer la legalidad ni decir que hay persecución política. Pero sí hay gente moviéndose en contra de ese partido. Bueno, y también en contra del centro político. Se dice que el centro es desteñido. Todo lo contrario. Quienes estamos en el centro defendemos la esencia del mensaje no totalitario. Al paso que vamos, se va a agudizar el proceso de polarización cuyo principal damnificado serían las fuerzas de centro.
SEMANA: ¿Qué lecciones éticas le deja este episodio de Mockus que usted busca solucionar?
H.D.C.: La más importante: que la manía de llamar corrupto a todo el que sobresalga, en vez de favorecer la lucha contra la corrupción, la perjudica. Si todos somos corruptos, nadie lo es. El mejor favor a los corruptos es dejarlos que se mimeticen entre la gente de bien. Cualquiera sea la decisión sobre la credencial de Mockus, no se le puede calificar de corrupto.