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Impactantes chats del ‘garganta profunda’ que le advirtió al general Rojas que lo iban a enlodar con los narcos: “Le están armando un montaje”
SEMANA tuvo acceso a la conversación en la que el alto mando militar recibe por primera vez la información.
Hace unos meses, todo parecía indicar que el general John Jairo Rojas sería el nuevo comandante del Ejército. El rumor era conocido en el sector defensa, pero el alto mando militar, que hasta ahora solo tenía condecoraciones y pergaminos, despertaba mucho recelo. Como encargado del Comando Conjunto N.° 2 del suroccidente del país, el general Rojas logró ganarse el reconocimiento del presidente Gustavo Petro. Los resultados contra la criminalidad fueron contundentes, las cifras contra el narcotráfico lo favorecieron y los homicidios en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño se redujeron.
En ese camino, mientras estaba en la gloria, el general recibió un mensaje de su WhatsApp que lo dejó estupefacto. “General, desde hace tiempo lo están investigando... Le están armando un montaje”, decía, sin titubeos, la persona que escribía al otro lado de la línea.
El general, para ese momento, no conocía a su interlocutor, pero el mensaje era tan contundente que llamó su atención y, por lo tanto, contestó. “Buenas noches. Gracias por el apoyo. ¿Qué montaje?”, respondió con cierta distancia.
De inmediato, la persona en el WhatsApp fue al grano. “Lo van a acusar falsamente de nexos con el narcotráfico.. Hay un tc (teniente coronel) que está haciendo esto de manera ilegal. Pero está siguiendo órdenes de otros generales”, le sentenció.
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Los chats, en poder de SEMANA, son impactantes. Vienen de una línea que la revista se abstiene de publicar para no entorpecer la investigación. “Solo quiero que usted se alerte, que investigue. No quiero nada a cambio”, puntualiza el anónimo que le sopla al general que está a punto de caer en desgracia. Y le da muchos detalles de su vida que le hacen ganar credibilidad de inmediato. Es claro que es un hombre que sabe mucho sobre él.
La persona le dice su dirección de residencia y sus placas del carro. Y le dice que hay un plan para enviarlo a otro país como agregado militar. No se guarda detalles. Le asegura que el teniente coronel se llama Camilo Andrés Osorio Rodríguez y le advierte, además, que no confíe ni “en el coronel coca, ni en González”.
El general comienza a suplicar. “Le pido por mi Dios y la Virgencita que me colabore... Usted debe conocerme y sabe que soy un buen trabajador. Colabóreme, de por Dios. Se lo juro por mis hijos que lo mantengo en secreto”, le implora.
“General, investigue. Me lo va a agradecer. No merece usted salir así”, le dice.
La persona le cuenta que el montaje se lo van a hacer por la vía de enlodar a un hermano. “Que usted está recibiendo dineros del narcotráfico en el Cauca”, le detalla. El general le pide que le entregue algo más, como un documento.
El hombre le advierte que su vida estaría en riesgo y que tiene familia. “General, yo le envío eso y me matan, lo siento”, le advierte. Le pregunta si le sirven fotos y le pide que jure por su hija que le va a guardar la confidencialidad. “Se lo juro por Diana, Alejandra y Pipe, mis tesoros”, responde el general. “Que Dios lo cuide”, le responde en un momento el hombre al otro lado del teléfono.
La conversación sigue y el hombre le cuenta la historia del general Rico, a quien también le fraguaron un montaje y murió sin poder aclarar su inocencia. Le dice que no le pida más pruebas y le da pistas para investigar.
La charla se cierra a las 12:30 de la noche con la siguiente frase: “Por qué están llegando este tipo de oficiales aquí. Y por qué lo están permitiendo. Y todos los que se han negado los están sacando como perros. General, prudencia”.