ECONOMÍA

Las preocupantes cifras del impacto de la pandemia en la economía de Bogotá

La parálisis a causa del coronavirus es tan grave que puede retroceder una década el avance social y económico de la capital del país.

29 de mayo de 2020
Alcaldesa de Bogotá, Claudia López. | Foto: Twitter

La crisis del coronavirus revolcó el mundo. Las consecuencias económicas y sociales ya se ven en todo el globo. Bogotá, por supuesto, no se salvó de esa mala racha del planeta. Para este año el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que la caída del PIB podría ser de entre el 3 y el 8 por ciento en la ciudad. Estimaciones similares hace Fedesarrollo. Esta entidad tiene tres escenarios de lo que pasaría con la economía de la capital. En uno negativo, Bogotá tendría un decrecimiento de 8,7 por ciento. En un escenario intermedio, de 5,6 por ciento y en el escenario más favorable del 3,2 por ciento.

La misma Secretaría de Hacienda presupuestó que, con tres meses de cuarentena, el comportamiento del PIB caería un 8 por ciento. Esto no es una mala noticia solo para la ciudad, sino para todo el país, ya que pues Bogotá pesa el 25,8 por ciento del crecimiento económico de Colombia.

A lo anterior se suma que el recaudo de impuestos se podría reducir entre 1 o 2 billones de pesos, según Fedesarrollo. Y Bogotá, que tenía a cierre de 2019 una deuda del 0,5 por ciento del PIB, es decir de solo 2,54 billones de pesos, podría aumentar su deuda en un 2,6 por ciento solo en el 2020. 

Esa fuerte contracción de la economía impactará negativamente el empleo. Se calcula que la ciudad tendrá un retroceso de diez años en sus avances sociales y económicos. Fedesarrollo estima que el desempleo, que estaba en una tasa de 10,9 por ciento, pasará al 17 por ciento en el mejor escenario, o al 22, en el peor de los casos. De hecho, durante lo corrido de la cuarentena ya se han perdido 417.000 empleos (en el país son 1,6 millones de personas). 

Esto redundará en que la pobreza también aumentará. Los cálculos de Fedesarrollo apuntan a que ese indicador pasará en el mejor de los casos del 12 al 16 o al 18 por ciento.

La concejal Marisol Gómez, del movimiento Bogotá para la gente, estimó también que la pobreza monetaria en Bogotá, que abarca a quienes no logran cubrir sus necesidades alimentarias y que en 2019 afectaba al 11,6 por ciento de la población, ya se ubica en 15,7 por ciento. “Esto quiere decir que la pobreza en la ciudad creció 4,1 puntos. Hoy, 1.250.000 bogotanos son pobres, 335.000 más de los que teníamos a fines del año pasado”, aseguró.

Toda esta hecatombe se debe a que sectores como el comercio y transporte representan un 20,4 por ciento de los ingresos en Bogotá y al paralizarse le dieron un golpe muy fuerte a la economía. Tan solo en el caso del transporte, TransMilenio, que ya tenía un hueco fiscal de casi 1 billón de pesos, ahora tiene un déficit de 450.000 millones más. Pero además el presupuesto al sector de movilidad se tendrá que reducir en 1,8 por ciento. 

La crisis que enfrenta Bogotá también se explica porque el 40 por ciento vive en la informalidad. Es decir, que el gobierno distrital tendrá que dar ayudas a esa familias que se podían mantener gracias a sus pequeños negocios como papelerías, peluquerías, un café y que han quedado en una situación de vulnerabilidad por el cese de actividades.

El plan de reactivación de la economía, según López, no está basado en subir los impuestos, sino en aumentar la deuda de la ciudad y en una inversión de 53 billones de pesos.

Por todo lo anterior, Claudia López tuvo que reducir el presupuesto de su Plan de Desarrollo y trasladar dineros de una cartera a otra para sortear la situación. En el borrador inicial esperaba invertir 112 billones pesos y los contrajo a 109 billones. Es decir, 3 por ciento menos. Pese a la reducción, se le aumenta el presupuesto a la Secretaría de Gobierno en un 236,2 por ciento para que pueda llegar a más familias.

En el caso del sector Salud el aumento es del 16 por ciento para fortalecer la red hospitalaria y demás servicios que se hacen más necesarios con la crisis. A los que se les reduce el presupuesto con respecto al borrador inicial son Gestión Pública (–12 por ciento), sector Jurídico (–10), Planeación (–9,8) y Ambiente (–9). 

Aún con esa reducción, la Contraloría General alertó que el plan podría estar desfinanciado en 18 billones de pesos y varios concejales, entre ellos Yefer Vega de Cambio Radical, Emel Rojas de Colombia Justa y Libres y Samir Abisambra, del Partido Liberal, también aseguraron que para que se pueda financiar ese Plan de Desarrollo el rebote de la economía tendría que ser sorprendente. 

La alcaldesa Claudia López ha defendido que todo está financiado y que lo que podría dejar estropear el plan sería que “el gobierno le haga conejo a Bogotá”. En otras palabras, que  deje de girar el dinero que aporta la nación a la ciudad para obras de infraestructura. Otra razón por las que según ella se dañaría el plan es si le “sabotean” algunas formas de recaudo en el Concejo de Bogotá, declaración que no cayó nada bien en esa corporación. Y también dice que el plan podría tambalear si los contribuyentes dejan de aportar a la ciudad, cosa que no esperan que suceda. Pero sin duda es uno de los riesgos.  

La mandataria también ha explicado que el plan de contingencia para reactivar las finanzas no apunta a subir los impuestos. Es más, se han extendido los plazos para pagar rubros como el predial hasta agosto con descuento del 10 por ciento y se suspendió el cobro de valorización que quedó aprobado en la administración de Enrique Peñalosa. Según ella, gracias a que Bogotá contaba con una déficit fiscal muy bajo (0,5 por ciento) la administración considera que se pueden endeudar y volver a las cifras de 2019 en en 2022 y 2023. Pero esto implicaría pasar a un hueco de 2,6 por ciento en un año. 

La alcaldesa ha dicho que si no se cumplen las reglas tendría que volver a cerrar la ciudad, lo cual traería peores daños para la salud y la economía.

El Distrito planea sortear la crisis con una inversión de 53 billones de pesos, más de la mitad del presupuesto del cuatrienio, que se invertirán en ese “contrato social y ambiental del siglo XXI”. Estos se repartirán en metas como mantener el ingreso del programa de Bogotá Solidaria de forma permanente para llegar a las familias más pobres. Se proponen también generar 500.000 empleos con obras públicas de infraestructura como el metro y los regiotram del norte y occidente. También planean apoyar 100.000 micro y pequeñas empresas.

Y tienen como meta que no se pierda ninguna empresa generadora de empleo registrada en Bogotá. Con esto esperan devolver a Bogotá a la cifra tasa de desempleo y pobreza de 2019. Así mismo, se abrirán 20.000 nuevos cupos de educación superior para ofrecer mayores oportunidades a los jóvenes que consideran deberían tener como consecuencia una mejora en la economía. Y se seguirá invirtiendo en el sector salud. 

Por ahora, por decisión del presidente Iván Duque se reactivaron algunos sectores. En Bogotá, se puso en marcha el proyecto de 24 horas para evitar aglomeraciones y a la vez darle un respiro a la economía. La construcción, por ejemplo, ya está funcionando en un horario de 10:00 a. m. a 7:00 p.m. La manufactura, de 10:00 a. m. a 5:00 a. m., con varios turnos. Y el comercio empezó esta semana, entre las 12 del mediodía y la medianoche. Los sectores esenciales que no han parado en la cuarentena, como la salud y el abastecimiento, funcionan de 8:00 a. m. a 5:00 p. m. Aunque no es el proyecto con el que soñaban los que defendían el funcionamiento de la capital en la noche, esto permite amortiguar un poco los daños económicos.

La alcaldesa hizo un llamado a los empresarios que han vuelto a trabajar y a sus empleados para que cumplan con los horarios y no se tenga que cerrar el sistema de transporte del SITP, que ya va en 36 por ciento de ocupación, y TransMilenio, que va en el 33. También le pidió a la comunidad que mantenga la disciplina del cuidado, pues si se ocupa el 70 por ciento de las unidades de cuidados intensivos destinadas a pacientes covid–19, se tendría que volver a cerrar la ciudad por completo y eso acabaría no solo con vidas, porque una semana después el sistema de salud ya estaría al borde del colapso, sino que además se vería aún más afectada la economía. De hecho esta semana se pensó en la posibilidad de cerrar Kennedy porque ya hay 2.244 casos de covid–19 en esa localidad. 

El panorama es gris. Esta crisis seguirá poniendo a prueba la madera de la alcaldesa Claudia López y de su equipo.