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Edificio Mónaco, el fin de un símbolo del narcotráfico

La Alcaldía de Medellín lideró la implosión del edificio Mónaco, que Pablo Escobar mandó a construir para proteger a su familia. Una lucha por la memoria entre víctimas y victimarios.

23 de febrero de 2019
En reemplazo del edificio Mónaco, la ciudad construirá un parque lineal y un monumento den memoria de las víctimas del narcotráfico. | Foto: SEMANA

Tres segundos bastaron para que desapareciera el Mónaco, el mítico edificio que desde 1986 fue la casa y búnker del capo Pablo Escobar y su familia. Tenía una escultura del maestro Rodrigo Arenas Betancourt ; 12 apartamentos, 34 parqueaderos en el sótano y 3 ascensores, uno de ellos directo al último piso, donde vivía la familia. Todo parecía un club privado: había cancha de tenis, piscinas, turco, galerías con obras de arte y salones para fiestas fastuosas.

De todo eso solo quedaba un edificio en ruinas desde el carro bomba que el cartel de Cali le puso el 13 de enero de 1988. Y a partir del viernes pasado, a las 11:50 de la mañana, allá solo quedó polvo y un proyecto de la Alcaldía que busca reescribir la historia de la capital paisa.

En los últimos tiempos vienen proliferando en Medellín las visitas turísticas enfocadas en los lugares emblemáticos del narcotráfico, y numerosos extranjeros se tomaban fotos sonrientes con Mónaco a sus espaldas. Por eso, el alcalde Federico Gutiérrez, en una cruzada por las víctimas del narcotráfico, rechaza a quienes celebran la vida de Escobar y ha querido eliminar esas rutas que recuerdan los días cruciales de la mafia.

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Justo en la mañana del viernes, antes de la implosión, Gutiérrez dijo: “Bajo este cielo hemos tenido noches tristes, noches oscuras, pero también hemos sido solidarios y resilientes. Bajo este cielo que hoy nos mira hemos comprendido que el viento del olvido no puede llevarse la memoria de nuestros seres queridos. Volver la mirada sobre lo que muchos preferían no nombrar no es fácil, hay dolor en las palabras y también en los silencios. Es importante saldar esa deuda narrativa, social e institucional que tenemos con las nuevas generaciones”.

En los 5.000 metros cuadrados donde se levantaba el Mónaco ahora habrá un espacio de encuentro con un monumento que recordará a las víctimas de la guerra del narcotráfico en la ciudad. Aún se desconoce con exactitud el diseño del parque, con una inversión que la Alcaldía redondea en 70.000 millones de pesos: 40.000 millones que le pagó en especie a la Policía para que traspasara la propiedad al municipio, y otros 30.000 millones que invertirán en la obra.

Por ahora, la Alcaldía lanzó la estrategia ‘Medellín abraza su historia’, descrita como “una narrativa de ciudad que estará disponible a través de una plataforma, donde se podrán encontrar historias de más de 46.600 víctimas que dejó el narcotráfico entre 1983 y 1994”. Eso planteará un cambio a los populares narcotours, para que los turistas conozcan una ciudad que se ha levantado de la violencia más dura.

Sin embargo, la implosión del Mónaco no ha calado muy bien entre parte de la sociedad, pues va en contravía de la memoria histórica. Esos sectores dicen que países como Alemania no borraron de un tajo los campos de concentración nazi, y que Chile o Argentina no desaparecieron los centros de tortura, sino que los mantuvieron para que nadie olvidara lo que allí había pasado.

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Marta Villa, directora de la Corporación Región, afirma que “si bien el reconocimiento de las víctimas es positivo, hay puntos aún confusos. La Alcaldía habla de 46.000 muertos, pero no sabemos de dónde sacan esa cifra, no sabemos a qué corpus teórico obedece la desaparición del Mónaco, qué quieren hacer exactamente. Y eso está costando mucho dinero. El Museo Casa de la Memoria, por ejemplo, contaba con una segunda fase de construcción, pero esta Alcaldía no quiso hacerla”.

Académicos como Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de Eafit, sostiene que derrumbar el Mónaco es tratar de borrar un símbolo, pero no su significado. Como dijo el escritor Fernando Vallejo, “En Colombia el problema no es que asesinen, sino que se diga”. Lo cierto es que el viernes cayó el edificio Mónaco. Pero aún no está claro cómo hacer lo mismo con la memoria y la cultura del narcotráfico que todavía perdura en parte de la ciudad.