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La gobernadora del departamento, Dilian Francisca Toro, y el alcalde de Cali, Maurice Armitage, no solo han trabajado por ordenar y mejorar las finanzas públicas, sino que en asocio con el sector privado tienen la economía del Valle creciendo por encima de la del país.

REGIÓN

La buena hora del Valle del Cauca

Luego de padecer el cierre de empresas, la salida de algunas multinacionales y estar en el ojo del huracán por los escándalos que protagonizó su clase política, esta región ahora atraviesa por un buen momento reflejado en indicadores envidiables.

8 de septiembre de 2018

“El canibalismo vallecaucano”, solía decir el recién fallecido exsenador y exgobernador conservador Germán Villegas para criticar la falta de solidaridad de sus coterráneos. “Valluno come valluno”, expresaba para referirse a esa conducta dañina de los líderes de la región, presente aún en las situaciones más críticas en las que en otras regiones dirigentes se unían para salir adelante.

Ese pesimismo provenía de la seguidilla de malos momentos que padeció ese departamento por cuenta de los escándalos protagonizados por parte de su clase dirigente: corrupción, relaciones con los capos de la mafia, interinidades administrativas tras las capturas o destituciones de los mandatarios, cierre de empresas y fuga de multinacionales. Solo entre 2010 y 2015 el Valle tuvo ocho gobernadores (tres titulares y cinco encargados) y ni hablar de los escándalos que rodearon las alcaldías de Cali durante la era de Apolinar Salcedo, Mauricio Guzmán Cuevas y Jhon Maro Rodríguez. O el reinado político de los polémicos Juan Carlos Abadía y Juan Carlos Martínez Sinisterra, el primero destituido de su cargo de gobernador por participar indebidamente en política, y el segundo, exsenador, condenado por enriquecimiento ilícito y parapolítica.

Esa mala hora contagió al sector privado que vivió el cierre de empresas emblemáticas para la región como Michelin (productora de llantas), Bayer (farmacéutica), Apex Tool Group (antes Andina de Herramientas) y Mondelez (dueña de Chiclets Adams). En total se fueron 16 compañías, y casi pusieron en jaque un modelo económico otrora exitoso y referente nacional.

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Sin embargo, desde el año pasado el Valle vive un florecimiento empresarial y político tan acelerado que sorprende. Solo para tener una idea de ese buen momento en materia económica, política y social de la región, basta recordar algunos de los éxitos acumulados hasta ahora.

La economía valluna está creciendo por encima del promedio nacional; el PIB del departamento se acerca a sus mejores niveles históricos; varias multinacionales y empresas nacionales desde el año pasado expanden sus operaciones en la región con millonarias inversiones; y la semana pasada se supo que el departamento ocupó el primer puesto en desempeño fiscal a nivel nacional.

Y para ponerle la cereza al postre, en materia política al igual que en el resto del país, la región viene renovando su clase dirigente y las recientes elecciones al Congreso produjeron sorpresas como la llegada al Capitolio de gente joven, con nuevas ideologías y vocería dentro de sus partidos. Es decir, toda una revolución en la que, para el politólogo Santiago Londoño, se destacan tres nuevas promesas en el Congreso: Catalina Ortiz, de la Alianza Verde; Cristian Garcés, del Centro Democrático, y Juan Fernando Reyes, del Partido Liberal.

Esteban Piedrahíta, presidente de la Cámara de Comercio del Valle, dice que la unión entre sector público, empresas y universidades está teniendo importantes resultados. Un ejemplo es que el departamento es pionero en energías limpias.

Varias fuentes consultadas por SEMANA coinciden en que se siente una nueva dinámica de trabajo entre la clase política, los empresarios, la academia y reconocen que la gobernadora Dilian Francisca Toro y el alcalde de Cali, Maurice Armitage, tendieron con éxito ese puente.

Armitage llegó a ese cargo al arrasar a la vieja clase política con sus credenciales de empresario neto, que aunque padeció dos secuestros, perdonó a sus verdugos. A su vez, la gobernadora lo hizo con la obligación moral de sacudirse los fantasmas que rodearon su carrera política y demostrar su capacidad para hacer bien las cosas. “Ella es una gran política que supo aprovechar para la región las buenas relaciones con el gobierno Santos”, concluyó el politólogo Londoño.

Ambos aplicaron una fórmula pocas veces vista en el Valle: se rodearon de figuras de perfil técnico o empresarial. En el caso de Dilian nombró asesores de primera talla como el economista Eduardo Cabrera; el expresidente de la Fundación Carvajal Roberto Pizarro; la directora de la Fundación Delirio, Andrea Buenaventura, y el politólogo y analista Pedro Medellín. Además, contrató a una firma cazatalentos para nombrar al nuevo gerente de la Industria de Licores del Valle (ILV). A su vez, Armitage tuvo a su lado asesores del sector privado como Nicolás Orejuela, Gustavo de Roux, Luz Marina Cuéllar y al mismo Pizarro.

Hoy esa estrategia arroja sus primeros frutos en la Alcaldía, con la creación de la Secretaría de Desarrollo Empresarial que ha servido de puente con los empresarios; y en la Gobernación, con el reconocimiento que el DNP le hizo al departamento al ubicarlo en el primer puesto en desempeño fiscal. Eso en palabras sencillas quiere decir que la buena gestión le permitió aumentar los ingresos y reducir los gastos y de paso recuperar la categoría especial, que perdió en el pasado por el alto endeudamiento. “Hace mucho tiempo no se hacían grandes inversiones en el Valle. Ya nos conocen como una región turística y volvimos a brillar ante el mundo”, expresó la gobernadora.

También influyeron mucho en ese nuevo aire público–privado del Valle las buenas relaciones que mantuvieron sus dirigentes con el gobierno de Juan Manuel Santos. Por sus consejerías, ministerios, embajadas y despachos pasaron una docena de vallunos y hay quienes creen que todas esas cuotas sirvieron para los frutos que hoy cosechan.

En los últimos 7 años han llegado al Valle del Cauca 150 multinacionales

Lo tiene bien claro Esteban Piedrahíta, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, quien reconoce que tanto la Alcaldía como la Gobernación “tuvieron una actitud muy abierta y dispuesta para trabajar con la Cámara de Comercio, la Comisión de Competitividad, la Secretaría de Desarrollo Empresarial y la de Turismo”.

Piedrahíta resaltó el trabajo articulado junto con cinco universidades acreditadas del área, desde donde coordinan la Agencia de Desarrollo Tecnológico, “con el enfoque de conocer las necesidades de las empresas de la región para producir soluciones”. También insistió en las gestiones de entidades como la Unidad de Acción Vallecaucana, con su pedagogía en gobernanza y buenas prácticas políticas; y la influencia de la Fundación Integral para el Desarrollo del Pacífico (FDI), una entidad privada sin ánimo de lucro, independiente y apolítica que trabaja en pro de la región.

Y con esa locomotora público-privada jalonando, los resultados en materia económica no podían tardar. La primera señal de la buena salud de las finanzas de la región apareció con un síntoma inequívoco: en 2013 la participación del PIB del Valle se redujo a un dígito hasta 9,2 por ciento, pero desde 2014 empezó a crecer y ya acaricia el 10 por ciento. El Informe Mensual de la Actividad Económica (Imae), de la Universidad Javeriana y el Banco de la República, estimó que la economía de Valle creció un 3,6 por ciento en el segundo trimestre de este año, por encima del porcentaje nacional, que es del 2,8 por ciento.

La agencia promotora de inversiones, Invest Pacific, reveló la otra buena noticia en materia económica al asegurar que solo este año aterrizaron 160 millones de dólares gracias a la llegada de nuevos proyectos industriales o de expansión como Zonamérica, zona franca uruguaya; Unilever, especialista en cuidado personal; Enriko, empresa valluna que produce alimentos cárnicos; Colgate Palmolive, La 14, Starbucks, GL, China Express Luck, solo por citar algunas. El año pasado llegaron a la región 22 proyectos con una inversión de 200 millones de dólares y generaron 2.000 empleos.

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Alejandro Ossa dirige Invest Pacific, la entidad público-privada que promueve esas iniciativas y que en tan solo siete años de existencia ya impulsó la llegada de 150 multinacionales en sectores como agroindustria, energías renovables, farmacéutico, logística, cosmética y cuidado personal, entre otros. Esas inversiones sumaron 780 millones de dólares y generaron 7.000 empleos. Ossa no duda de que ese buen momento llegó gracias a que el aparato productivo de la región no depende de recursos minero-energéticos, “sino a una canasta exportadora diversificada, industrial”. Incluso fue más allá al asegurar que desde el exterior perciben al Valle como un departamento “donde todos los actores apuntamos para el mismo lado, no con intereses propios, sino regionales”. Destacó la llegada de una multinacional agropecuaria frutícola holandesa, instalada en 2.000 hectáreas de los municipios de Roldanillo y El Dovio, para exportar flores.

“Aquí encontramos todas las metas de nuestro Plan de Desarrollo, luego de recorrer 3.250 kilómetros desde el Valle hasta Urrao en Antioquia”, reveló Julián Pérez, representante legal en Colombia de la firma holandesa Florius Flower.

Si queda alguna duda del buen momento por el que atraviesa el Valle del Cauca, basta con recordar que este año alzó otro trofeo: pionero en la producción de bioenergía, a partir del bagazo o los desechos del cultivo de la caña de azúcar. Y en 2017 Epsa, filial de Celsia, puso a funcionar en Yumbo la primera granja de energía solar en el país, capaz de generar consumo para 8.000 hogares.

Gracias a todo ello, hoy el Valle del Cauca vive un gratificante cuarto de hora que lo tiene en el radar de las buenas noticias y alejado de los penosos escándalos que en otros tiempos protagonizó su dirigencia.