SALUD

Industria apoya control a precio de medicamentos

Afidro apoya un riguroso control en la cadena de intermediación para evitar sobrecostos.

24 de julio de 2013
Francisco de Paula Gómez, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación (Afidro). | Foto: Archivo particular

La Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación (Afidro), gremio que agrupa a los laboratorios de innovación farmacéutica, comparte la preocupación del Ministerio de Salud, medios y pacientes en el tema de precios de los medicamentos y apoya la instrumentación de un riguroso control en la cadena de intermediación para evitar sobrecostos. Así mismo, asegura que aunque el debate de precios interesa a todos, el relacionado con la calidad de los mismos en el país, en beneficio del paciente, pareciera no importarle a nadie.


La industria farmacéutica de investigación y desarrollo “ve con buenos ojos” el control de precios en medicamentos que ha planteado el gobierno nacional dentro de la cadena de intermediación, a fin de que se realicen los ajustes necesarios para que los colombianos puedan adquirir buenos medicamentos, a precios razonables.

De acuerdo con Francisco de Paula Gómez, presidente de Afidro, la industria innovadora ha venido participando en las discusiones con el gobierno nacional para el desarrollo adecuado de estas medidas de control y además en el 2009 fue la primera organización privada que presentó al Ministerio de Salud un diagnóstico sobre graves problemas de intermediación, ineficiencia y sobrecostos de los recobros por medicamentos en el país. “La regulación siempre ha existido, pero no se ha aplicado en su totalidad y eso explica en buena medida este problema de precios de medicamentos”, dijo.

El gremio representa a las más grandes y prestigiosas compañías farmacéuticas del mundo, como Abbie, Abbott, AstraZeneca, Bayer-Schering Pharma, Biomarin, Boehringer Ingelheim, Bristol-Myers Squibb de Colombia, Elly Lilly, Merck Sharp & Dohme, Genzyme, GlaxoSmithKline, Janssen-Cilag, Lundenbeck, Novo Nordisk, Novartis, Pfizer, Sanofi Aventis, Sanofi Pasteur, Shire y Zambon.

El directivo aseguró que “es importante aclarar que el precio de los laboratorios no es el que paga el paciente, pues cuando el producto llega a este, ha pasado por una larga y a veces ineficiente cadena de intermediación, la cual, en algunos casos ha generado exagerados sobrecostos para el comprador. Son muchos los actores que conforman esta cadena y hay que estudiar en dónde surgen los altos costos, para lo cual es la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos quien tiene la obligación de ejercer la vigilancia adecuada”.

También señaló que “en casos en los que el precio deba ser ajustado por los Laboratorios, seguramente estos lo harán, tal como lo hicieron con más de un centenar de medicamentos a los cuales el Gobierno fijó su precio desde el 2010”.

Gómez agregó que los ajustes de precios que dé a conocer el Ministerio deben ser razonables para estimular la innovación y brindar a los colombianos la posibilidad de contar con los mejores avances farmacéuticos y los últimos tratamientos, pues aunque los genéricos puedan ser más baratos para el Sistema de Salud, en muchos casos son definitivamente menos efectivos para los pacientes.

“Creemos que los medicamentos genéricos son una excelente opción en los casos en los cuales se tiene certeza que sus estándares de seguridad y eficacia son los adecuados. Infortunadamente, en Colombia, el Invima, no exige que los genéricos demuestren mediante pruebas si son tan eficaces como los originales. Además, no en todos los casos se pueden utilizar genéricos porque para tratamientos de punta, sencillamente no existen estos, pues se debe recordar que estos productos están 20 o 30 años atrás de los innovadores”.

El presidente de Afidro concluyó que los controles de precios técnicamente bien construidos y con una comparación que obedezca a países que cuenten con las mismas características económicas, sociales y políticas de Colombia, no van en contravía de ningún Tratado de Libre Comercio o de cualquier otra operación relacionada con el comercio exterior. El problema radica en que si la regulación resultante es asimétrica y promueve fallos de competencia, definitivamente no beneficiaría ni al sistema y ni al paciente.