ANÁLISIS

¿Qué está pasando con la seguridad en Bogotá?

Los capitalinos están preocupados por los recientes casos de hurto en los que incluso hay víctimas mortales. Sucedió con estudiante de Kennedy. Este es el panorama.

1 de febrero de 2018
| Foto: SEMANA

La preocupación por la seguridad ha vuelto a las calles de Bogotá. Tanto así que las autoridades han llamado a la calma y a no caer en el pánico. Pero, ¿qué tanto es percepción y qué tanto realidad?

En lo que va del 2018 han salido a la luz casos preocupantes, como el atraco en el barrio Rosales en el que los delincuentes hirieron a una mujer embarazada para robarle su camioneta. Después, en menos de una semana, tres taxistas fueron asesinados en la ciudad. A esto se suma el caso del joven estudiante del colegio INEM de Kennedy que fue asesinado al robarle su bicicleta el pasado jueves.

“Está implicado un menor de edad en el caso. Fue expedida una boleta de internamiento, que es como la medida aseguramiento pero para menores de edad. Hay información de que hay otros jóvenes relacionados con el mismo hecho. Estamos trabajando con policía judicial para poder individualizarlos y poderlos judicializar”, explicó el coronel Óscar Barón, comandante de la Policía de Kennedy.

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Un problema de mil cabezas

Lo primero que hay que decir es que las cifras favorecen a la capital del país, no es la ciudad más insegura, sobre todo si se tiene en cuenta la enorme cantidad de habitantes que alberga. Sin embargo, la preocupación por el incremento de los casos de delitos no es infundada. El mismo secretario de Seguridad, Daniel Mejía, ha reconocido que se necesita fortalecer la seguridad. “Estamos haciendo un trabajo con la seccional de investigación criminal y la inteligencia de la Policía Metropolitana de Bogotá para desarticular las bandas que cometen estos atracos”, aseguró.

La preocupación está en el hurto a personas por ser el delito que más se ha incrementado en Bogotá. Mientras en el 2016 se registraron 31.837 casos, en 2017 la cifra fue de 62.169, según la Policía. Por otra parte, otros delitos se han reducido, es el caso de homicidio que disminuyó en un 12 por ciento en la capital, según el Ministerio de Defensa.

Hay que tener en cuenta que la percepción de inseguridad es más alta que las cifras. De acuerdo a la Encuesta de Percepción y Victimización de la Cámara de Comercio de Bogotá de 2017, el 50 por ciento de las personas consultadas percibió que la inseguridad ha aumentado en la ciudad. “Se ubicó 9 puntos por encima de la medición del primer semestre de 2016 y está 1 punto por encima del promedio histórico”, explica el documento.

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Pero no todas las personas denuncian. La encuesta arrojó que un 32 por ciento de las personas creen que la denuncia “demora mucho tiempo”, y un 23 por ciento no lo hizo por “falta de confianza en la autoridad”.

“Es fundamental tener una radiografía del crimen urbano en Bogotá, ajustarla más a la realidad. El problema es que en el país se hicieron algunas encuestas de victimización, pero luego se han seguido evaluando la evolución de la actividad criminal usando denuncias. Lo que sucede es que los ciudadanos denuncian poco porque es muy difícil y porque hay poca confianza en que eso sirva para algo. Tenemos en la ciudad un enorme subreporte. Además, se está midiendo mal, porque hay que tener en cuenta que la gente denuncia menos donde hay más crimen”, dijo Román Ortiz, experto en seguridad y vicepresidente de la firma Cordillera Applications Group.

A esto se suma la forma en que ha cambiado el modus operandi de los delincuentes en los últimos años. “Cada vez más tenemos estructuras especializadas en temas de robo y negocios ilegales. Hace 15 años se trataba de personas que robaban en las calles para la comida, pero ahora las cosas han cambiado, hay una cadena de producción”, explicó a SEMANA Hugo Acero, quien se desempeñó como subsecretario de Seguridad y Convivencia.

Un ejemplo claro del tipo de estructuras criminales a las que se enfrenta la ciudad es la banda de los Rolex, que volvió a delinquir hace poco en el norte de la ciudad. Se ha descubierto que la banda de atracadores actuaba de forma violenta y coordinada. Su objetivo era uno solo: costosos relojes. En el caso de Rosales, las autoridades encontraron que los delincuentes que atracaron a la mujer embarazada hacían parte de una banda dedicada al hurto de camionetas de alta gama que opera en Bogotá, Cali y Medellín.

Las autoridades tienen una estrategia definida para combatir el crimen en Bogotá. “La Policía está combinando la estrategia de prevención e investigación criminal, focalizando el trabajo en determinadas conductas y en determinados sectores”, dijo a Caracol Radio el director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, general Ómar Rubiano.

Esto nos lleva a otro de los temas más importantes y preocupantes en lo que a seguridad se refiere: el déficit en el pie de fuerza en Bogotá. Aunque están a punto de llegar 500 nuevos uniformados a la ciudad, 100 nuevos investigadores para la Policía Judicial y 50 unidades de inteligencia, esto no es suficiente. De acuerdo con los parámetros establecidos internacionalmente por las Naciones Unidas y algunos centros de análisis, el ideal es que una ciudad tenga en promedio 320 policías por cada 100.000 habitantes con el fin de garantizar seguridad, buen servicio y una respuesta oportuna a la ciudadanía. En el caso de la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog), que debe velar por los intereses de 8 millones de personas, hay un promedio de 238 policías por cada 100.000 habitantes.

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Aun así, la Policía y el Distrito deben responder por la seguridad de los ciudadanos. Ortiz recomienda optimizar los recursos. “La ciudad se tiene que preparar para gestionar seguridad en un contexto de recursos más limitados. Esto se logra optimizando, haciendo las inversiones donde corresponde. Revisando la forma en la que se aplican, por ejemplo, la capacidad de inteligencia o investigación criminal. De alguna manera reformulando el sistema de patrullaje y en general forma en que se distribuyen los recursos a través de los cuadrantes de vigilancia policial”, aseguró a SEMANA.

El otro tema de fondo está en la judicialización. El secretario de Seguridad, Daniel Mejía, ha expresado en varias ocasiones  su inconformidad porque pese a que las personas son capturadas son dejadas en libertad, pese al esfuerzo de las autoridades por atraparlos.

“Hay que reconocer que el Distrito está haciendo esfuerzos, hay acción rápida por parte de las autoridades. Se requiere trabajar en equipo, no solo entre la Policía y la Fiscalía, sin con los jueces. El problema no es solamente que los jueces los sueltan, podríamos considerar que algunos no lo están aplicando bien la justicia, pero hay que preguntarse si les están entregando las pruebas como corresponden para poder condenar. Además, hay que recordar que las cárceles están hacinadas, no hay dónde llevar a los delincuentes, porque hasta las Unidades de Reacción Inmediata (URI) están llenas de personas condenadas”, aseguró Acero.

Sucede que esto remite a un problema mayor: los reincidentes. El menor de edad capturado por el asesinato del joven de Kennedy, tenía antecedentes hace dos años por hurto agravado, según el secretario de Seguridad. Lo mismo sucedió con alias Kevin, uno de los implicados en el robo de la mujer en Rosales, quien también reincidió.

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Hay casos que retratan mejor la situación. Según la Policía, hay 11 actores criminales que en los dos últimos años han cometido 300 hurtos. Uno de los casos documentados corresponde a un hombre que roba en establecimientos comerciales elementos perecederos y prendas de vestir sin generar sospecha. Tiene 35 procesos, 11 por hurto en 2016 y 20 por hurto en 2017, más uno por hurto agravado. Las localidades más afectadas han sido San Cristóbal, Kennedy, Suba, Bosa y Chapinero.

Por si fuera poco los últimos hechos que han salido a la luz han generado una sensación de pánico en las personas. Incluso han rodado por cadenas de WhatsApp mensajes que advierten a las personas que eviten salir de sus casas. “El pánico solo le hace juego al terrorismo. Los audios ya están en poder de la Fiscalía, y serán ellos los que determinen si aquí hay un delito (…) lo cierto es que mucha gente al oír estos audios, que no están basados en hechos reales, no salen de su casa, ni toman ciertos medios de transporte”, advirtió Daniel Mejía, secretario de Seguridad.

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Como dice Acero, una forma de saber qué tan segura es una ciudad es poder caminar por sus calles, disfrutar del espacio público. Los ciudadanos han pedido mayor seguridad, y hoy se sabe que Bogotá pasó de tener 267 cámaras funcionando en 2015 a tener ahora un sistema con 1.612 cámaras que son monitoreadas las 24 horas por la Policía. Sin embargo, los analistas coinciden en que es vital la participación ciudadana, porque las autoridades no pueden hacer el trabajo solas. Saber quiénes son los vecinos, identificar personas extrañas y reportar también hace parte de la solución.

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