ELECCIONES
Iván Duque, el gran ganador de la jornada
A pesar del problema de los tarjetones, el senador del Centro Democrático se impuso por encima de Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez con el respaldo de casi 4 millones de votos. El candidato de Uribe parece tener asegurado su paso a la segunda vuelta.
Este domingo la jornada electoral estaba más ardiente que nunca. Además de elegir a los integrantes del Congreso, estaba en juego quién sería el candidato a la Presidencia de la izquierda, Gustavo Petro o Carlos Caicedo; también el de la derecha, título al que aspiraban Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez e Iván Duque. A pesar de todos los contratiempos, cuando el conteo de las mesas ya alcanzaba el 92 por ciento, el ungido del expresidente Álvaro Uribe ya lograba la victoria con 3.741.115 ( 67,76 por ciento) votos, superando a Marta Lucía, quien tuvo 1.422.142 ( 25,75 por ciento) y Alejandro Ordóñez con 357.852 ( 6,48 por ciento).
Aunque se anticipaba que Duque iba a ganar, le fue mejor de lo que se creía. Porque había una medición que era más importante que su diferencia en votos con los candidatos la derecha, y era la de él contra sus rivales de la izquierda. El propio Petro había anunciado que no participaba en la consulta para medirse contra Carlos Caicedo, sino para comparar fuerzas entre su coalición y la de la derecha. Bajo ese parámetro fue derrotado. Los resultados finales fueron que Duque le ganó por el 40 por ciento y que la coalición de la derecha con 5.521.109 le ganó dos a uno a la de la izquierda que obtuvo 3.127.633 votos.
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El triunfo de Duque ya estaba cantado. Sin embargo, la cuestión no era tan fácil. El senador tenía que enfrentarse a Marta Lucía Ramírez, que había obtenido casi 2 millones de votos en 2014 y quien le había ganado en las encuestas hasta hace poco. Y tampoco era fácil contra Petro. Este no solo lo superaba en la mayoría de las encuestas sino que se perfilaba como el monstruo político de 2018 a quien todo el mundo temía.
¿A qué horas todo eso cambió? Hay dos explicaciones. La primera es la obsesión del establecimiento de trancar a Petro, y la segunda, las giras por el país al lado del expresidente Uribe. Duque también tiene el apoyo de parte del empresariado porque confían en sus propuestas económicas y consideran que si llega a la Presidencia no pondrá en riesgo la seguridad macroeconómica del país frente a las políticas populistas de Petro.
Él sostiene que es necesario revisar algunos apartes del proceso de paz con las Farc, pero sin llegar al extremo de hacer trizas los acuerdos. En una reciente entrevista a María Jimena Dussan dijo: “Yo no me opongo a que haya amnistía para la base guerrilla, de hecho yo he dicho, ni trizas ni risas, todo lo que sea desmovilizar a la base guerrillera y permitir su reincorporación a la sociedad, bienvenido. Yo no me opongo a que la Farc participe en política, pero no en cabeza de los criminales de lesa humanidad”.
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Para obtener la candidatura a la Presidencia, Duque tuvo que recorrer un largo camino que se inició en noviembre del año pasado cuando el Centro Democrático llevó a cabo una serie de encuestas para elegir al ungido de Álvaro Uribe. Con una relativa facilidad, Duque venció a Carlos Holmes Trujillo, Rafael Nieto, Paloma Valencia y a María del Rosario Guerra. En tres meses el senador recorrió parte del país y Uribe se convirtió en su inseparable guía en las correrías y en tarima. Incluso, en las elecciones legislativas Duque acompañó a Uribe a votar en la Plaza de Bolívar. Luego, a las 10 de la mañana, ambos se dirigieron al Instituto Pedagógico Distrital, donde Duque ejerció su derecho al voto.
El lío de la falta de tarjetones, lejos de hacerle daño a Duque lo favorece. En primer lugar, porque la gente cree que sin ese problema su votación hubiera sido mayor, lo cual es verdad. Y en segundo lugar, porque cuando Gustavo Petro diga que hubo fraude, el candidato del Centro Democrático podrá decir con razón: "Si hubo fraude en las elecciones fue en mi caso pues la falta de tarjetones de la consulta de la derecha fue muy superior a la de la izquierda". Ante esa realidad quedan neutralizados todos los otros que hablen de juego sucio.
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Con el triunfo de Duque se despeja el camino para el bloque de derecha, el cual prácticamente tiene asegurada la llegada a la segunda vuelta. Queda por verse si la fuerza parlamentaria de Germán Vargas le da suficiente oxígeno para revivir su campaña y competir con Duque por ese puesto. Pero como se ven las cosas ahora, los casi 4 millones de votos que obtuvo Duque suenan difíciles de derrotar y no solo representan una victoria personal para él sino también para el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quiene es el padre de la criatura.
A Marta Lucía Ramírez le fue bien pero ella debe sentir que le fue mal. Una votación cercana al millón y medio de votos es una cantidad, pero cuando se tuvo la expectativa de ganar son una desilusión. Y es que hasta último momento reinaba en el ambiente la sensación de que la candidata mujer de la consulta iba a dar la gran sorpresa. Las encuestas así lo mostraban y las conversaciones sociales también. Sin embargo, la falta de maquinaria la derrotó. Ahora será la fórmula vicepresidencial de Iván Duque y ahí sin lugar a dudas tendrá mucho juego. Si el candidato de Uribe llega a ser presidente, ella seguramente querrá una posición importante en la rama ejecutiva. La Vicepresidencia no es incompatible con ser ministro o embajador. En el caso de ella una posibilidad seria podría ser la Cancillería.
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Alejandro Ordóñez quedó en su plata: Una minoría respetable pero no decisoria. Su campaña le quitó un poco la leyenda negra que pesaba sobre él, pero no del todo. Se mostró como inteligente, coherente y bonachón, pero no inofensivo. Y aunque asusta mucho menos que Petro, todavía asusta un poco.