SEGURIDAD

“Iván Márquez ha estado en diálogos con la disidencia armada de las Farc”: Ariel Ávila 

El subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación asegura que las disidencias de las Farc se han fortalecido, que la política de defensa del gobierno no es clara y que el país podría estar ad portas del nacimiento de una nueva guerrilla. Entrevista. 

28 de agosto de 2019
| Foto: Esteban Vega

Durante el primer año de gobierno del presidente Iván Duque, los grupos armados compuestos por disidentes de las Farc se han fortalecido. Esa es la la principal conclusión del informe ‘Más sombras que luces, la seguridad en Colombia a un año del gobierno Duque’, presentado este miércoles por la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), que desplegó a más de 50 investigadores en varias zonas del país para hacer una radiografía de la violencia en Colombia, a tres años de la firma del acuerdo de paz con las Farc. 

Para Pares “hay unos leños prendidos en Colombia" a los que considera que Duque, que cumplió un año de gobierno el pasado 7 de agosto, “le está echando gasolina” en lugar de agua, puesto que “no los está tratando para minimizarlos”.

El primero de esos focos lo constituyen las disidencias de las Farc, tanto “la política como la armada”.

La primera la conformaron los exguerrilleros que no se acogieron al proceso de paz mientras que la segunda la lideran varios antiguos jefes como Iván Márquez o Jesús Santrich que se encuentran actualmente en paradero desconocido y que han dejado de lado el proceso de paz.

“Si se juntan esas dos (disidencias) el incendio crece porque le dan un fundamento político a una gente que está en el narcotráfico y la delincuencia común”, dijo Ariel Ávila, subdirector de Pares en la presentación del informe. 

En diálogo con SEMANA, Ávila aseguró que en Colombia se podría estar creando una nueva guerrilla, además explicó las conclusiones principales del estudio. 

SEMANA: ¿Por qué hay una alerta frente a un nuevo conflicto armado? 

Ariel Ávila: De los cerca de 300 municipios donde operaba las Farc hay un grupo de 123 municipios que tuvieron un copamiento criminal. A ellos o llegó el ELN, o llegó el Clan del Golfo o llegaron las disidencias de las Farc y el Estado nunca llegó. 

SEMANA: ¿Cómo se están repartiendo el territorio donde antes ejercía influencia las Farc?

A.A.: Esos 123 municipios están distribuidos así: en 85 hay disidencias de las Farc, que es el crecimiento más dramático porque en octubre del año pasado (2018) eran 58 municipios con presencia de disidencias. El ELN se expandió en 36 y el Clan del Golfo en 27 o 28. Ahí el posconflicto se perdió y hay otras zonas, otro grupo de 150 municipios donde las cosas han mejorado.  


SEMANA:  ¿Ha crecido la violencia en esos municipios? 

A.A.: Los indicadores de violencia habían caído mucho de 2012 a 2017, en 2018 suben un poco producto de esta disputa por copamiento de zonas de las Farc y en 2019 vuelven y bajan, es decir que el gobierno podría cantar victoria porque hay indicadores que han venido bajando, pero gran parte de ese bajonazo obedece a que actores criminales o ganaron la guerra (las zonas de las Farc) o pactaron entre ellos y lo que vemos ahora es una expansión silenciosa de estos grupos. Hay una cara doble. Bajan los indicadores de violencia, lo cual es importante, pero bajan principalmente porque los criminales pactaron o ganaron y no por eficacia de la fuerza pública. 

SEMANA: ¿Cuáles son las regiones más afectadas por la violencia? 

A.A.: Nosotros hemos encontrado cinco subregiones donde se concentra esta situación. El Nudo de Paramillo que concentra el Bajo Cauca, el sur de Córdoba, norte y nordeste antioqueño; la región del Catatumbo; los departamentos de Cauca y Nariño; el sur del Meta y Guaviare; y ahora último nos está preocupando mucho la Sierra Nevada de Santa Marta. En esas cinco subregiones tenemos concentrados los problemas de seguridad. 


SEMANA:  Después de la firma de la paz es evidente una reducción de la violencia asociada al conflicto... 

A.A.: El proceso de paz trajo unos grandes réditos y es que la violencia social, el conflicto, bajó mucho. Ahora la pregunta es si se consolida ese bajonazo o si estamos ante una nueva ola de violencia que va a llevarnos hacia arriba otra vez. 

SEMANA: ¿Y qué cree que va a pasar? 

A.A.: Aquí utilizamos la figura de los leños. Hubo un incendio que fue el conflicto armado, lo extinguimos en el 2016, y quedaron unos leños prendidos y el gobierno Duque decide si le echa agua o le echa gasolina, hasta ahora hemos visto que le echa gasolina. 

SEMANA: ¿Cuál es el crecimiento de las disidencias de las Farc? ¿Son 5.000 disidentes como dice Uribe? 

A.A.: En su momento el senador Uribe afirmó que había 5.000 disidentes de las Farc y que había 15.000 guerrilleros del ELN. Todo eso es falso, es una gran mentira. Son 23 grupos en 85 municipios y son cerca de 1.800 exguerrilleros y otros tantos nuevos reclutas. Ya los que se fueron se fueron y los que se quedaron se quedaron. La pregunta no es tanto cuántos excombatientes irán de más, sino cuántos mandos medios van a ir. Ya lo que vamos a ver son reclutamientos nuevos, que es lo que de hecho estamos viendo en departamentos como Putumayo y Nariño. De aquí al primer semestre del próximo año (2020) vamos a ver si es una nueva guerrilla o son banditas delincuenciales. 

SEMANA: ¿Y qué probabilidades hay de que sea una nueva guerrilla ? 

A.A.: Muy altas. La información que nosotros recogimos en terreno es que la disidencia política, Iván Márquez y compañía, ha estado en diálogos con esa disidencia armada. Si se confirma que estos mandos van a esa disidencia estaríamos ante el peor escenario que es la creación de una nueva guerrilla. En este momento esa es la hipótesis con más altas probabilidades. Habrá que esperar unos meses, creo que el primer trimestre del próximo año sabremos qué pasó. 

SEMANA: ¿En ese sentido cuál sería el desafío para las Fuerzas Armadas? 

A.A.: Sabíamos que el posconflicto iba a ser muy complicado porque está en medio de economías de guerra, de cultivos de coca. Teníamos la esperanza de acabar con el conflicto político, con la violencia de justificación política. Para eso era la paz con las Farc y para eso era la negociación con el ELN. Lo que estamos hoy ad portas es que no acabemos ni siquiera la violencia política, no solo porque el ELN sigue en guerra si no porque es posible que nazca una nueva guerrilla. Lo dramático es que no solo hay una violencia criminal que sabíamos que iba a haber después de la paz, si no que aún no es claro que la violencia política se nos vaya que es como el peor escenario. 

SEMANA: El informe trataba de hacer una evaluación a la política de Defensa del gobierno, cuál es esa conclusión? 

A.A.: El gobierno de Iván Duque lanzó con bombos y platillos en febrero de este año la política de Defensa y Seguridad, una política bien hecha en el diagnóstico, pero lo cierto es que a nivel táctico no hay nada, es decir no hay comando. Hay una tercera conclusión y es que vemos una parálisis de las Fuerzas Militares a nivel territorial en materia de seguridad. Esa parálisis estaría motivada por tres cosas. Primero, el escándalo del presunto regreso de los falsos positivos tiene con mucho miedo a los militares en el tema jurídico. Segundo, la política de defensa y seguridad del gobierno de Iván Duque es una política buena en el papel pero a nivel territorial no hay nada, no vemos comando en las fuerzas militares. Y, tercero, hay mucha corrupción: notamos en el bajo Cauca antioqueño que un sector del Ejército trabaja con el Clan del Golfo y un sector de la Policía trabaja con los Caparrapos. 


SEMANA: En cuanto a violencia política ¿qué arroja la investigación? 

A.A.: Es una cosa dramática. Son 90 hechos de violencia política que han dejado 143 víctimas, de esos son 13 homicidios, 15 atentados, 109 amenazas. Aquí lo que estamos viendo es un resurgimiento de la violencia como mecanismo de competencia política, eso es lo dramático. Y gran parte de la violencia política no ocurre en zonas de posconflicto, es decir no es adjudicable al vacío de poder dejado por las Farc, todo parece indicar que hay políticos que les gusta contratar sicarios para asesinar o amedrentar a los competidores políticos. Y ahí estamos llamando la atención en varias zonas del país como en el norte del Valle donde ya han asesinado, ya han atentado, han amenazado varios candidatos a alcaldías y concejos municipales  y alcaldes en ejercicio. 

SEMANA: ¿Se han reducido los asesinatos a líderes sociales como lo asegura el gobierno?

A.A.: Son 292 asesinatos, pero si contamos amenazas, atentados, estamos hablando de más de mil victimizaciones. Significa que diariamente hay una victimización de líderes sociales. Y si bien es cierto, comparando este año con 2018 hay una reducción de la victimización o el asesinato a líderes sociales, las amenazas se han venido incrementando. Entonces el gobierno Duque dice que se ha reducido el asesinato, es cierto, no sabemos si es una tendencia todavía, pero otro tipo de victimizaciones viene subiendo. 

SEMANA: ¿Qué hallazgos arrojó la investigación frente a violencia contra los excombatientes?  

A.A.: El tema de la reincorporación de los exmiembros de las Farc, ahora partido Farc, son más de 100 asesinatos. Así el señor Emilio Archila diga que están haciendo esfuerzos, la reincorporación física y económica va muy mal, entonces es una política que va mal. Lo que nosotros le pedimos al Gobierno es que al menos se concentre en la reincorporación. 

SEMANA: Cuáles serían las hipótesis de asesinatos de excombatientes que ustedes han descubierto? 

A.A.: La investigación encontró tres hipótesis. La primera es que los matan porque no quieren reincidir. Les están ofreciendo 2 millones a exguerrilleros base, 5 millones a algunos mandos, y a los mandos altos 25 millones de pesos mensuales, muchos se niegan, entonces los terminan asesinando. En segundo lugar tenemos información de venganzas, es decir exguerrilleros que de pronto secuestraron,  atentaron, mataron gente, y hay quienes están pagando para vengarse de lo que hicieron. Y tercero, el tema de violencia política: los están matando sencillamente por ser comunistas y por haber militado en las Farc. Esas son las tres hipótesis que estamos manejando, sin embargo la de que los matan porque no quieren reincidir es la que tiene más alto componente. 

SEMANA: ¿Cuáles son las recomendaciones al Gobierno para que en materia de seguridad no haya más sombras que luces? 

A.A.: Hay una pregunta que ellos tienen que resolver. O le echan gasolina o le echan agua a los leños prendidos. A veces pareciera que quieren echarle gasolina y literalmente el Gobierno está jugando con candela. Aquí lo que le pedimos a ellos que hagan un análisis de la situación de seguridad, hagan los cambios que tengan que hacer en el Ministerio de Defensa, prioricen las regiones que tengan que priorizar, la violencia está focalizada, está concentrada, hay que evitar que se expanda y hay que decidir cuál es el modelo en materia de seguridad que quiere Iván Duque.