El cuerpo de Wílber AlirioVarela, alias ‘Jabón’ fue encontrado el jueves de la semana pasada en una cabaña en un complejo turístico en Mérida, Venezuela. Durante años las autoridades venezolanas negaron que el capo estuviera escondido en su territorio

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‘Jabón’ cavó su tumba

La alianza del narco con militares venezolanos y la traición de sus propios hombres fue su tragedia. Así acabó el último mito del cartel del Norte del Valle.

2 de febrero de 2008

No era un secreto en Colombia que el último de los grandes capos del cartel del norte del Valle estaba escondido en Venezuela. Wílber Alirio Varela, alias 'Jabón', había logrado refugiarse en el vecino país gracias a la protección que le brindaron, durante cuatro años, algunos miembros de las Fuerzas Armadas y del gobierno del presidente Hugo Chávez.

La alianza le salió cara. Sus aliados terminaron traicionándolo. Sus protectores pasaron a ser sus peores enemigos. Cada día iba perdiendo más poder en Venezuela y sabía que se había convertido en un lugar peligroso para él. Cuando se disponía a regresar a Colombia, fue asesinado por sus propios hombres, el miércoles pasado, en un complejo turístico del sector de Lomas de Los Ángeles, en Mérida.

Varela decidió esconderse en Venezuela desde 2004 para hacerle el quite a la guerra con su archienemigo, Diego León Montoya Sánchez, alias 'Don Diego'. Todo el país ha sabido de los ejércitos de sicarios de los dos capos, los 'Rastrojos' y los 'Machos', que dejaron centenares de muertos en el norte del Valle. Venezuela era un territorio confiable para el capo. Desde hacía más de 10 años era una importante ruta para mandar cocaína hacia Norteamérica y Europa y gracias al negocio había cosechado buenos contactos con miembros de las Fuerzas Armadas, quienes siempre negaron que el capo estuviera escondido en su territorio.

Las agencias de inteligencia internacionales le seguían la pista mientras se movía como pez en el agua por Venezuela. También tenían claro que uno de los hombres que lo acogieron y le brindaron protección durante varios años era el actual comandante de la Dirección General de Inteligencia Militar (Dgim), general Hugo Armando Carvajal (ver artículo anterior). "Carvajal dio instrucciones a altos oficiales de la Guardia, el Ejército y la Disip de 'prestarle ayuda' a Varela. Obviamente, nada de eso era gratis", le dijo a SEMANA un miembro de un servicio inteligencia europeo.

Para Varela, mantener activo su ejército privado en Colombia y pagar cada vez más dinero a los funcionarios venezolanos para garantizar su protección se había hecho insostenible. "Con lo que no contó Varela fue con la descomposición en las Fuerzas Armadas de (FAN) y con la misma situación interna del país, que después jugaron en su contra", afirma un agente de la DEA.

La llegada de nuevos narcos a Venezuela y la consolidación de carteles propios como el llamado 'Cartel de los Soles', conformado por altos oficiales y ex oficiales de la FAN (ver semana.com 'Los militares y la droga'), comenzaron a acorralar a Varela. Durante el último año se movía de estado en estado en busca de seguridad. "Él casó peleas con importantes caciques políticos. Tuvo una disputa con la gobernación del estado Monagas porque no pagó la cuota exigida para hacer varios negocios, entre ellos la construcción de un centro comercial", le contó a SEMANA un funcionario de la Organización Nacional Antidrogas (ONA) de Venezuela.

El funcionario asegura además que el dinero ya no le alcanzaba al capo para sostener las guerras casadas con la mafia y mantener contentos a sus aliados venezolanos y se ganó otro enemigo. "Otro alto funcionario del estado Carabobo pasó de ser uno de sus protectores a ser su peor rival en el negocio de la droga: prefirió aliarse con narcos venezolanos que pagaban mejor que Varela", afirma.

Según el miembro de la ONA, uno de los pocos que le tendieron la mano a Varela fue uno de los más altos funcionarios de la gobernación del estado Barinas. "Las relaciones entre Varela y el gobierno de Barinas habían sido muy buenas. Pero a mediados del año pasado se deterioraron porque Varela tenía tres haciendas que limitaban con varias de la familia de Hugo de los Reyes Chávez, padre del Presidente, y gobernador, y el gobierno se las quitó mediante un proceso de extinción. Varela no tuvo cómo reclamar y le tocó soportar la situación", concluye.

El capo colombiano estaba cada día más acorralado. Para mediados del año pasado, algunos oficiales activos y retirados de la FAN, la Guardia Nacional y la Disip, que lo protegían, se dieron cuenta de que Varela estaba perdiendo poder debido a su iliquidez. Varios de ellos optaron por delatarlo y buscar la recompensa de cinco millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos ofrecía por su cabeza. Cerca de una docena de esos oficiales entraron en contacto con agencias estadounidenses con la intención de entregar al capo. "La mayoría colaboró por el dinero pero varios de ellos nos dieron información valiosa porque no estaban de acuerdo con el régimen de Chávez y la corrupción en las FAN", le dijo a SEMANA el agente de la DEA que entrevistó a algunos de estos venezolanos.

Uno de los pocos oficiales que seguían aliados con Varela era el general Carvajal. Gracias a su ayuda, el capo logró escapar de sus nuevos enemigos y se trasladó al oriente de Venezuela. Desde agosto pasado vivía en Puerto La Cruz, ciudad natal del general.

La situación del capo no sólo se le complicó en Venezuela. En Colombia algunos de sus hombres y otros narcos coparon los espacios que quedaron tras la captura de Diego Montoya, 'Don Diego'. Varela fue perdiendo el control de su propia organización en el país, le dieron un zarpazo y se quedaron con algunas de sus rutas. El 5 de septiembre de 2007 Varela vivió un episodio que le dejó claro que sus días en Venezuela estaban contados.

Ese día un embarque de 2.900 kilos de cocaína estaba listo para salir desde Puerto La Cruz rumbo a Europa. La mitad de la droga pertenecía a Varela. Varias agencias de inteligencia estaban al tanto del envío y habían planeado lo necesario para decomisarlo en alta mar. De repente la operación se frustró. El cargamento quedó a salvo, pero en manos de miembros corruptos de la Dgim. "Varela quiso reclamar su droga, pero no se la devolvieron. Básicamente lo robaron y no tuvo a quién acudir. La gente que lo robó era la misma que lo protegía", dijo uno de los oficiales de inteligencia extranjera que estuvieron al frente de ese caso.

Ese asunto fue determinante para que el capo decidiera volver a Colombia. "Iba a regresar para recuperar el terreno perdido. Sabía que la seguridad en el país era más barata de lo que estaba pagando en Venezuela", explicó un agente de la DEA. Pero Varela no alcanzó a emprender el viaje.

Dos de sus hombres de confianza, Diego Pérez Henao, alias 'Diego Rastrojo', y Javier Antonio Calle Serna, alias 'Combatiente', coordinaron el 'operativo' que terminó con el asesinato del capo. Daniel Barrera, alias el 'Loco Barrera', un viejo socio de negocios de Varela y quien aprovechó la ausencia de 'Jabón' para fortalecerse, también participó en la muerte de Varela. Tras el homicidio, Barrera se quedó con las más importantes rutas en el centro y el oriente del país, mientras que sus nuevos socios, 'Diego Rastrojo' y 'Combatiente', quedan al frente de la organización de tráfico de drogas en el occidente. Así explica lo ocurrido el investigador colombiano que ha seguido los pasos de Varela en los últimos cinco años.

Ese fue el final de este hombre nacido en Roldanillo, Valle, hace 49 años, que después de retirarse como sargento de la Policía comenzó a trabajar como jefe de sicarios de los hermanos Miguel y Rodríguez Orejuela. Y con él se acaba también el último de los grandes carteles de la mafia, el del norte del Valle: en menos de un año fue extraditado 'Rasguño' a Estados Unidos, 'Chupeta' fue detenido en Brasil y 'Don Diego' fue capturado por el Ejército en Colombia.