Conflicto armado
JEP certifica obra “reparadora” construida por excombatientes de las Farc en Viotá, Cundinamarca
Se trata de una carretera que conduce al cementerio de la vereda San Gabriel y que “dignifica la memoria” de las más de ocho mil víctimas.
En el municipio de San Gabriel en Viotá, Cundinamarca, se dio un hecho, según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que simboliza la “reconciliación, el trabajo en comunidad y el compromiso con la paz”. A través de una “obra reparadora” certificada por la Secretaría Ejecutiva de la Jurisdicción Especial para la Paz, excombatientes de las Farc, víctimas de la región y otros miembros de la comunidad construyeron una placa-huella (carretera) en el municipio que refleja la resiliencia y la capacidad reconciliadora de los habitantes de la zona.
El presidente de la Sección de Primera Instancia para Casos de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad, el magistrado Camilo Andrés Suárez, destacó que “Viotá fue un escenario de conflicto, de guerra, de dificultades, un escenario que reflejaba muchas de nuestras realidades como colombianos. Pero, en contraposición, hoy Viotá es un escenario de paz, de progreso, de futuro”.
La firma del acuerdo final de paz permitió a los excombatientes de las Farc que antes operaban en la zona hacer un proceso de reincorporación en la misma región en la que se enfrentaron a la fuerza pública y sometieron a la población al miedo y la desconfianza.
A pesar del reto que supone reconciliar una sociedad fracturada por la violencia, la Corporación Dunna, una organización que acompaña alternativas innovadoras para la paz en varias zonas del país, inició un diplomado sobre paz y reconciliación en 2019 que propició los primeros encuentros restaurativos en los que la comunidad y los excombatientes pudieron sentarse juntos.
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Estos encuentros permitieron que la comunidad y los excombatientes “trabajaran juntos por el bien de su municipio y se dieran cuenta de que podían avanzar en proyectos productivos”. Además, llevó a que las personas en proceso de reincorporación reconocieran la necesidad de dignificar la memoria de las más de ocho mil víctimas registradas en Viotá.
La señora Hilda María Gómez, representante campesina de la mesa de participación de Víctimas de Viotá, relató el proceso que llevó a la comunidad a “recuperar la confianza” en los reincorporados.
“Hoy en día no tenemos miedo. Miedo tuvimos cuando salieron los reincorporados de la cárcel. A medida que pasaba el tiempo los fuimos aceptando, poco a poco (...). Lo bueno fue que ellos reconocieron que estaban por mal camino. Luego, cuando los vimos trabajando en la placa-huella el cambio fue grande porque en la comunidad comentábamos lo juiciosos que estaban trabajando. Ahora vivimos tranquilos, en armonía, y a los reincorporados los vemos con buenos ojos”, dijo.
La obra fue posible gracias al trabajo de la Misión de Verificación de Naciones Unidas, el apoyo de la Alcaldía de Viotá, la Gobernación de Cundinamarca, la Agencia de Cundinamarca para la Paz y la Convivencia, la Embajada de Países Bajos, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y la Junta de Acción Comunal del Centro Poblado San Gabriel.
La Secretaría Ejecutiva de la JEP ha recibido 205 solicitudes de trabajos, obras y actividades con contenido reparador (Toar), de las cuales 4 son propuestas de la fuerza pública y el resto corresponden a proyectos de firmantes del acuerdo de paz. Del total de solicitudes, a la fecha, la Secretaría Ejecutiva ha certificado 178 Toar. La obra de la placa-huella realizada por la comunidad de Viotá es el primer Toar certificado por la JEP mediante un acto público oficial. Se espera que la visibilización de esta experiencia, como un logro de paz, fomente y anime a que se registren más proyectos restaurativos en todo el país.