NACIÓN
Jesús Abad Colorado recibió el premio Gabo a la Excelencia
La fundación reconoció al fotógrafo por los 25 años de trabajo capturando las diversas caras del conflicto armado en Colombia. El consejo rector del organismo destacó la ética, la integridad y el respeto por los derechos humanos con que él ejerce su labor periodística.
La mirada fotográfica que Jesús Abad Colorado le ha mostrado al país sobre el conflicto armado fue exaltada por la Fundación Gabriel García Márquez en la noche del lunes.
El fotoperiodista ganó el premio Gabo a la Excelencia por ser considerado uno de los "grandes cronistas visuales de la región", cuya carrera ha contribuido a entender el pasado, presente y el futuro de Colombia a través de un lente.
Colorado, comunicador social de la Universidad de Antioquia, lleva 25 años recorriendo el país en busca de esos rostros del conflcto que, sin importar el papel que han jugado en la guerra, han recibido el mismo protagonismo e importancia en sus fotografías.
"La mirada abierta y pluralista de su fotografía, lo han llevado a convertirse en un testigo de la historia reciente y dolorosa del país (Colombia), a través de instantáneas que retratan a los actores, momentos, lugares y acontecimientos históricos del conflicto armado”, dijo el Consejo Rector durante la lectura del nombramiento.
Gran lección de ética periodística de @AbadColorado: "He aprendido a bajar la cámara. He aprendido a no hacer fotografías que podrían ser históricas, pero que no puedo tomar porque no puedo ofender con mi cámara en espacios de intimidad. El trabajo mío tiene que ser respetuoso"
— YolandaRuizCeballos (@YolandaRuizCe) September 10, 2019
SEMANA habló con Colorado hace unos meses sobre su trayectoria profesional y sobre la difícil y delicada tarea de retratar el lado humano de una guerra cruel, esto fue lo que dijo.
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De la guerra aprendí a ser mucho más humano, a entender quiénes han sido los perdedores de nuestro país. Aprendí, lastimosamente por la violencia, a conocer la geografía colombiana y los nombres de muchos pueblos y a mucha gente bellísima. Eso lo tendríamos que desaprender porque este país merece ser caminando con tranquilidad, sin miedo a un secuestro o a una mina sino con el entendimiento de que vamos a encontrar personas maravillosas que muchas veces fueron humilladas y ofendidas. La guerra también nos enseñó la crueldad, el silencio y el olvido y a entender la maldad del corazón, no solamente de hombres armados sino de hombres de la política y hasta de las iglesias. Por eso yo creo que los periodistas, los defensores de derechos humanos, los líderes que han trabajado en comunidades y que han caminado este país podemos decir: basta ya, este país merece otro futuro. Nuestros hijos e hijas deberían conocer otros territorios y a otras comunidades de un país pluriétnico y multicultural, pero desafortunadamente racista y clasista.
Yo nunca he perdido la esperanza porque precisamente por eso mucha gente conoce hoy mi trabajo. Yo no solamente vi el dolor y el entierro de las víctimas en la iglesia de Bojayá sino que yo los vi reconstruir sus vidas y votar por el sí a un proceso de paz. En muchas otras regiones del oriente antioqueño, de los Montes de María, de La Guajira o el Putumayo la gente pudo haber huido, y haber llorado mucho y enterrado a sus víctimas, pero también volvieron a sembrar donde muchas veces recogieron sus muertos. A mí la gente de mi país, esos hombres y mujeres, esos niños y niñas que a pesar del dolor sonríen ante una cámara, son los que no me dejaron flaquear. Por estas generaciones que están creciendo -y que yo los he visto a veces volverse hombres y mujeres, y sonreír y hacer poesía, música, danza en una iglesia como la de Bojayá cuatro meses después de la tragedia-.por ellos yo creo que valió la pena.
El video con el que el Premio Gabo reconoció el trabajo de Jesús Abad
Muchas veces, los periodistas lloramos en medio de estas situaciones tan difíciles que salimos a cubrir. Inclusive, a veces, yo todavía al recordar algunas de estas cosas me conmuevo. Y es que si uno no tiene empatía con la gente de este país que fue tantas veces humillada sería cínico, y entonces cabría mencionar la frase de Kapuscinski de que el periodismo no es un oficio para cínicos. Yo diría que en general ninguna profesión lo es.