NACIÓN
"Que se acabe con el chantaje de la extradición": Jesús Santrich desde la Picota
Quince días después del operativo de la Fiscalía que terminó en su captura, el exjefe guerrillero sobrevive a punta de aromáticas y tres controles médicos diarios.
Quince días lleva Jesús Santrich desde la última vez que provó bocado. La huelga se desencadenó horas después de que la Fiscalía ejecutó una orden de captura que tenía en su contra por narcotráfico. Su detención y la amenaza latente de una eventual extradición dejaron a la luz los pulsos más intensos que marcan el funcionamiento del nuevo partido político de la Farc.
Para responder a los reclamos que han hecho los miembros del movimiento y especialmente el exjefe del equipo negociador, Iván Márquez, la Defensoría del Pueblo viene realizando controles periódicos de su caso. Este martes, se realizó una segunda visita a la cárcel La Picota para constatar las condiciones de reclusión y salud del exjefe guerrillero.
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"He recibido buen trato. Me han atendido de manera formal, respetuosa y amable. Esa característica en el trato se ha mantenido. El grupo de guardias cumple con traerme los alimentos, presentarmelos decirme de qué se trata pero voluntariamente yo he rechazado desayunos, almuerzos y cenas", señala Santrich en un reciente audio divulgado por la Defensoría del Pueblo.
En pie se mantiene con la ayuda de agua y aguas aromáticas que le han sido suministradas por el penal. Para curarse en salud los empleados graban todos los días cada una de las escenas. Adicionalmente, un equipo profesional del área de sanidad del establecimiento carcelario le entrega los medicamentos que requiere para sus problemas en los ojos y para controlar los ataques de epilepcia. Tres veces al día hacen el control, especialmente cuando cae la noche.
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Según reveló este fin de semana Iván Cepeda el exjefe guerrillero ha perdido cinco kilos y tiene hipoglicemia. Tanto el senador del Polo Democrático como el abogado Álvaro Leyva estuvieron visitándolo el sábado. Pero esas no son las únicas visitas que ha recibido. Constantemente sus abogados Gustavo Gallardo y Nadia Triviño llegan al Pabellón de Alta Seguridad (PAS) B, además de sus amigos más cercanos.
"Me siento con buen animo y voluntad. Me mantengo en huelga", le respóndió Santrich al delegado de la defensoría que estuvo haciendo control. Las razones que argumenta para su comportamiento, según dice, son netamente políticas: "incumplimientos en la implementación del acuerdo de paz que terminaron convertidos en una renegociación" y para que el Gobierno "acabe con el chantaje de la extradicion".
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El exjefe guerrillero se encuentra sólo en la celda. En ellá, cuenta con acceso individual a lavamanos, sanitario, ducha y acceso permanente a energía. Por ahora, de acuerdo con las autoridades, se ha podido observar que Santrich "mantiene su capacidad psíquica de audeterminación". Aunque le han ofrecido servicios de un profesional de psiquiatría, también lo rechazó.
Por su parte, el ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, hace unas horas aseguró que a Jesús Santrich se le están garantizando todos sus derechos. "Se le ofrecen todos los protocolos en materia de salud y protección de sus derechos" manifestó a través de su cuenta de Twitter, en donde añadió que "se rehusó a que le canalizaran la vena y el Estado respeta esa decisión".