JUDICIAL
Santrich a La Picota: aguardará su posible extradición en un patio de máxima seguridad
El líder de la Farc fue trasladado del búnker de la Fiscalía a la cárcel ubicada al sur de Bogotá. Horas antes de su traslado se defendió diciendo que por sus manos no pasó cocaína.
Jesús Santrich, líder de la Farc, esperará a que se decida si lo extraditan a Estados Unidos en la cárcel de máxima seguridad de La Picota. A ese penal de Bogotá fue enviado este martes, escoltado por agentes que lo acompañaron desde su salida del búnker de la Fiscalía donde estuvo recluído desde el pasado 9 de abril.
En La Picota, Santrich aguardará el desenlace del pedido de extradición que hizo la DEA, la misma agencia que pidió su arresto porque al parecer, el exnegociador de la paz intentó enviar 10 toneladas de cocaína al cartel de Sinaloa, cuando ya se había firmado el acuerdo pactado en La Habana.
Santrich será recluido en un patio de máxima seguridad, donde seguramente seguirá con la huelga de hambre que empezó tras su captura, como protesta contra lo que él considera un montaje para atacar la paz.
Justamente hasta el búnker de la Fiscalía llegaron varios de los jefes de la exguerrilla este lunes. Los últimos en visitarlo en ese sitio de reclusión fueron Pablo Catatumbo, Victoria Sandino y Carlos Losada, quienes dieron parte del encuentro: "Nos pidió que confiáramos en su inocencia", dijo Catatumbo a la salida del complejo judicial.
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Otro de los implicados en este escándalo, Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, ya había salido este lunes del búnker, pero con un rumbo muy distinto. La Interpol le levantó la circular roja que pesaba en su contra y así pudo viajar a Estados Unidos, donde empezaría un proceso para convertirse en testigo protegido de la DEA, en una colaboración que podría definir el futuro de Santrich.
Horas antes de ser trasladado a La Picota, Santrich dio su primera entrevista a medios desde que fue capturado. En los micrófonos de La W dijo que “es más probable que haya pasado cocaína por la nariz del fiscal que por mis manos”, para defenderse de la acusación de que intentó tranzar con el temido cartel mexicano, y con el jefe del narco Rafael Caro.
Según Santrich, pensaba que Caro era un empresario y no un narco, y el contacto que habrían establecido, dijo, era para adelantar proyectos agroindustriales en el posconflicto.
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