"JOAN"!
Por primera vez en su historia, las costas colombianas sufren el embate de un huracán. Quince muertos, miles de damnificados y millonarias pérdidas dejó el "Joan".
A pesar de tener 1.600 kilómetros de costa sobre el mar Caribe, la zona del mundo más azotada por los huracanes, hasta la semana pasada Colombia no había sufrido los efectos devastadores de este tipo de fenómenos. Tradicionalmente, Colombia ha sido considerada por los meteorólogos como un área privilegiada en el Caribe que año tras año, entre los meses de junio y noviembre, entra en estado de emergencia ante el seguro embate de todo tipo de tormentas tropicales. Por primera vez en la historia meteorológica colombiana un huracán, el "Joan", pasó frente a las costas continentales del país dejando un saldo cercano a los 15 muertos, pérdidas materiales incalculables y miles de damnificados.
Pero la tragedia no se limitó a la costa continental colombiana. El archipiélago de San Andrés y Providencia, situado en pleno Caribe frente a Nicaragua, vivió la semana más tensa de los últimos años, cuando "Joan" lo tuvo sitiado durante cinco días. En su loco recorrido, luego de asolar los departamentos costeros, el huracán enfiló hacia San Andrés, Costa Rica y Nicaragua con su carga de lluvias torrenciales y vientos de más de 70 kilómetros por hora.
SE CRECE EL ENANO
"Joan" nació el pasado 9 de octubre en el océano Atlántico, entre las costas de América y Africa. Considerado en un comienzo como depresión, fue tomando fuerza y el 11 de octubre alcanzó el grado de tormenta tropical, cuando ya avanzaba sobre las costas de Guayana. Fue en ese momento cuando recibió el nombre de "Joan", de acuerdo con los listados previamente elaborados por la Organización Meteorológica Mundial y el Comité de Huracanes. Hasta entonces, parecía que la tormenta no seguiría creciendo. Sin embargo, a su paso por Venezuela, los días sábado 15 y domingo 16, dejó un saldo de por lo menos 12 personas muertas y grandes destrozos en las poblaciones costeras. En ese momento, en Colombia ya se había dado la voz de alarma por parte del Himat pero, como es costumbre en estos casos, nadie tomó las medidas del caso para evitar el desastre.
Con vientos que llegaban a los 90 kilómetros por hora en su interior, la tormenta tropical llegó a la Guajira en donde el día lunes 17 cobró sus primeras víctimas en territorio colombiano. Las poblaciones de Manaure, Uribia y El Pájaro fueron las más afectadas. Riohacha fue prácticamente inundada por las torrenciales lluvias que duraron todo el lunes y sólo en el departamento de la Guajira los muertos llegaron a 6 y los damnificados a 5 mil. Ese día, al acercarse al continente, se esperaba que el fenómeno perdiera fuerza y muriera frente a la costa colombiana. Pero "Joan" se caracterizó por su extraño comportamiento y nuevamente cobró fuerza al internarse en el mar. El martes, con vientos superiores a los 117 kilómetros por hora en su interior y convertido en huracán clase I -la más baja dentro de la escala-, "Joan" se paseó frente a las costas colombianas y parecía dirigirse hacia Panamá.
La Costa Atlántica, que aún no se reponía de los estragos causados por la ola invernal que dejó miles de damnificados en agosto y septiembre, debió soportar las intensas tormentas causadas por el paso del huracán. El martes 18, por culpa de los aguaceros causados por "Joan", la población del Carmen de Bolívar fue inundada en un 80%. La quebrada Alférez se desbordó, arrasó dos puentes y dejó a la población prácticamente incomunicada. Acabó con cientos de casas, destruyó escuelas y acabó con varias cosechas y productos almacenados. Para colmo de males, las aguas represadas en el Canal del Dique se desbordaron, perjudicando vastas zonas agrícolas.
Por su parte, Santa Marta, Barranquilla y Cartagena sufrieron varios daños en esta primera fase de la emergencia. De las tres ciudades, Cartagena resultó ser la más afectada. El miércoles, cuando Joan había alcanzado el grado tres en la escala de huracanes -el grado máximo es de 5 que lo tuvo "Gilbert"-, la capital de Bolívar sufrió la inundación de numerosos barrios, con un saldo de cerca de 10 mil personas damnificadas.
GIGANTE DORMIDO
A esas alturas, la totalidad de la Costa estaba bajo intensa lluvia. La emergencia en la Guajira y en Bolívar continuaba, mientras que "Joan" cambiaba de dirección y enrumbaba hacia San Andrés y Providencia. Panamá parecía haberse salvado de los efectos directos de "Joan", aunque las lluvias torrenciales que azotaron varias poblaciones costeras obligaron a tomar medidas de emergencia, que llevaron a mantener abiertas varias de las esclusas del Canal en prevención de desbordamientos. Con el cambio de dirección, Costa Rica y Nicaragua entraron a contarse entre las áreas de mayor riesgo y en ambos países se decretó el estado de emergencia. El gobierno nicaraguense ordenó la evacuación de varias poblaciones costeras, como Bluefields, y sus habitantes fueron llevados a regiones montañosas.
Para Colombia las cosas se complicaron ese día, cuando "Joan" se estacionó a 200 kilómetros al sur de San Andrés, frente a las costas colombianas, con lo que empezó la que se puede considerar la segunda fase de la emergencia. Este hecho hizo que los efectos del huracán continuaran afectando a la región Caribe, con fuertes lluvias que dejaron sólo en Cartagena más de 20 mil damnificados. La Guajira estaba en estado crítico y las personas afectadas en ese departamento alcanzaron las 10 mil, con pérdidas materiales superiores a los mil millones de pesos. "Joan", que hasta entonces había avanzado con una velocidad de entre 6 y 10 kilómetros por hora, se mantuvo quieto en medio del mar toda la noche del miércoles.
Mientras tanto, en San Andrés se adelantaban todos los preparativos para recibir a este ingrato visitante. La última vez que el archipiélago fue afectado por estos fenómenos ocurrió en 1961, cuando un huracán pasó por un lado de la isla y causó daños que en ese entonces se calcularon en 5 millones de dólares. El radio de influencia de "Joan" superaba los 150 kilómetros, los vientos en su interior alcanzaban los 180 kilómetros por hora y los vuelos entre el archipiélago y el continente fueron suspendidos.
La repentina parada del huracán en medio del mar, permitió que en la isla se tomaran todas las medidas de seguridad. Se prepararon albergues a los que fueron llevadas las personas que habitaban las zonas de mayor riesgo, se alistaron los medios de socorro y se dieron claras instrucciones a los probladores sobre a seguir. Miles de turistas que tenían planeado regresar a comienzos de la semana, se vieron obligados a permanecer en la isla por varios días más ante la suspensión de todas las operaciones aéreas.
Cuando todo parecía indicar que las cosas no podían ir peor, en la noche del miércoles una nueva información, proveniente del Centro de Huracanes de Miami, le puso los pelos de punta, otra vez, a los habitantes de la Costa colombiana. Se trataba de una nueva depresión tropical que se estaba formando pocos kilómetros al norte de la Guajira. Este nuevo fenómeno, al que se le dio el nombre de "depresion tropical 18", vino a incrementar el volumen de lluvias sobre la zona de la Guajira y, lo peor de todo, existía la posibilidad de que siguiera los pasos de "JOAN".
El jueves, en horas del día, "Joan" siguió estático en medio del Caribe, como un gigante en reposo. En algunos momentos se creyó que podía perder fuerzas y desaparecer antes de pasar cerca a San Andrés. Pero en la madrugada del viernes las cosas cambiaron: el huracán inició una lenta marcha, a razón de 8 kilómetros por hora, con dirección a las costas nicaraguenses. Esto dejaba al archipiélago colombiano dentro del área de influencia de "Joan" y en las primeras horas de la mañana se registraron los primeros aguaceros. Hacia el medio día, la isla comenzó a ser afectada por vientos huracanados de más de 70 kilómetros por hora, que llegaban por ráfagas, y por intensas precipitaciones que alcanzaron los 300 milímetros (en un solo día, San Andrés recibió lluvias equivalentes a las que caen en Bogotá en todo un mes de invierno). En las horas de la tarde llegaron las primeras noticias sobre los efectos del huracán en la isla, que había quedado incomunicada al salir del aire la antena de Telecom. Las antenas de la torre de control, la de Inravisión y la de una cadena radial fueron abatidas por los vientos y la planta eléctrica se puso fuera de servicio como medida de prevención. Sólo las redes de radioaficionados funcionaban, pero en un comienzo parecía que los daños no iban a ser muy grandes.
Las medidas tomadas para el paso de "Joan" permitieron que la población isleña estuviera suficientemente preparada, con lo que se evitó la pérdida de vidas humanas. La mayor parte de los destrozos, fuera de las antenas de comunicaciones, se dieron en las viviendas de madera que son características en San Andrés, muchas de las cuales perdieron el techo, o fueron arrasadas por la violencia de los vientos y las lluvias.
Al filo de las 3 de la tarde del viernes 21, "Joan" se acercó a 88 kilómetros al sur de la Isla. Los vientos en su interior eran de 200 kilómetros por hora mientras los que azotaban la isla llegaban a los 80 y 100. Este fue el momento en que el huracán estuvo más próximo al archipiélago. En Providencia, situada al norte de San Andrés, se presentaron lluvias fuertes y continuas durante todo el viernes, acompañadas de ráfagas de vientos huracanados que destruyeron algunas de las viviendas de madera.
A todas estas, y también gracias a que "Joan" dio tiempo, la corbeta A.R.C. Independiente, de la Armada Nacional, había recogido el miércoles anterior a los soldados encargados de guardar la soberanía nacional en los cayos de Albuquerque, Bolívar y Serranilla, con el tiempo justo para salvarlos del huracán.
Pero, si por San Andrés llovía en Cartagena no escampaba. Desde el jueves se había decretado el estado de emergencia en la ciudad, que había padecido la inundación de más de 20 barrios residenciales. Crespo, Marbella, El Cabrero, Bocagrande y El Laguito fueron las zonas más afectadas. Los barrios ribereños a la Ciénaga de la Virgen fueron tomados por las aguas, con el agravante de que es precisamente allí donde llegan buena parte de las aguas negras de la ciudad, por lo que al cierre de esta edición se temía una verdadera oleada de epidemias. Por los lados de Santa Marta las cosas eran menos graves, aunque el balneario de Taganga también fue presa de las aguas y el centro de la ciudad quedó inundado. Las fuertes marejadas destruyeron varios tramos de vías en esas ciudades y la Troncal del Caribe fue dañada en diferentes sectores, lo que afectó enormemente las comunicaciones entre las principales ciudades de la Costa Atlántica.
LO QUE EL VIENTO SE LLEVO
En la mañana del sábado se conocieron los primeros balances del paso de "Joan" por San Andrés. Las fuertes marejadas afectaron varias edificaciones cercanas a la playa, decenas de casas quedaron destechadas, unas pocas fueron arrasadas, varias redes eléctricas cedieron ante los fuertes vientos y las palmeras derrumbadas sobre las playas, quedaron como testimonio de la emergencia más grande que recuerde la isla. Afortunadamente, sólo unas pocas personas, en su mayoría miembros de los cuerpos de socorro, sufrieron algunas contusiones al ser golpeadas por los objetos que arrojaba el viento. No hubo muertos, pero las pérdidas materiales son incalculables. La única noticia reconfortante en tan sombrío panorama fue la desaparición, entre jueves en la noche y viernes, de la depresión 18, que en un momento se pensó que podía alcanzar dimensiones preocupantes.
Sin embargo, cuando en Colombia llegaba la calma después de la tormenta, en Nicaragua comenzaba el sufrimiento. "Joan", con un poco menos de fuerza pero con ritmo sostenido, siguió su rumbo hacia la costa de ese país. Hacia las 9 de la mañana del sábado, el Centro de Huracanes de Miami informó que el ojo del huracán se encontraba prácticamente sobre la población costera de Bluefields. Se temía que la ciudad hubiera quedado totalmente destruída y no se tenían noticias de la suerte que corrieron las 15 mil personas que no pudieron ser evacuadas. Honduras y Costa Rica soportaron ese día intensas lluvias y vientos huracanados, sin que la situación revistiera marcada gravedad. De acuerdo con los informes, "Joan" estaba perdiendo fuerza al internarse en territorio de Nicaragua pero no se descartaba que pudiera llegar con suficientes ímpetus como para afectar agudamente a Managua.
Tampoco se podía dejar a un lado la posibilidad de que "Joan" atravesara Nicaragua y llegara hasta el océano Pacífico, caso que sólo se ha dado una vez en la historia de los huracanes del Caribe cuando, hace cerca de 20 años, el huracán Irina atravesó Costa Rica de lado a lado. En el caso de "Joan" esta eventualidad es algo remota dado que al llegar a Nicaragua ya estaba perdiendo fuerza y a que su ojo -de cerca de 11 kilómetros de diámetro- no es lo suficientemente grande.
A pesar de que la atención de los colombianos estuvo centrada en San Andrés, quizás por la agónica espera que sufrió la isla, y por la fuerza que cobró el huracán al dirigirse hacia allí, fue la costa continental la que puso los muertos, la mayoría de los damnificados y gran parte de las pérdidas materiales.
Lo cierto es que, al menos en Colombia, la presente temporada ha sido la más devastadora en muchos años, en cuanto a invierno y fenómenos meteorológicos se refiere. Alrededor de 200 mil damnificados , 112 muertos y pérdidas incalculables es el balance que queda luego de 2 meses y medio de lluvias y una semana de huracán. De ahora en adelante, las autoridades y los cuerpos de socorro deberán estar alerta durante el segundo semestre del año considerado como la temporada de huracanes, porque desde la semana pasada Colombia ha entrado a formar parte del itinerario de esos azotes del Caribe.