JUDICIAL

Las últimas 'cartas' de la defensa de Jonathan Vega

En la última etapa del juicio que se adelanta contra el presunto agresor de Natalia Ponce de León, un psiquiatra se refirió al estado mental de Vega y aseguró que debería ser internado en un hospital mental.

13 de julio de 2016
| Foto: Guillermo Torres

El 27 de marzo del 2014 la vida cambió para Natalia Ponce de León. Ese día, la joven fue atacada con un ácido y pegante, que le ocasionaron graves quemaduras en la cara y el cuerpo. Por ese hecho, está siendo procesado judicialmente Jonathan Vega, a quien la víctima señaló como el responsable de haberle lanzado la sustancia.

Precisamente, en este momento, su proceso está en etapa de juicio. Y, antes de que un juez defina si es condenado o no, la Fiscalía y la defensa de Vega están exponiendo sus últimas cartas en el caso.

Le puede interesar: Natalia Ponce de León fue premiada por la ‘BBC‘

Así las cosas, el abogado de Vega busca que este sea declarado inimputable, con el argumento de que Vega sufre de esquizofrenia. Con esto, Vega no tendría la capacidad para responder penalmente por los señalamientos que pesan en su contra.

Fue por eso que este miércoles, en el complejo judicial de Paloquemao, el juez de la causa escuchó a uno de los testigos de Vega. Se trató del psiquiatra Luis Alberto Ramírez, quien entrevistó al procesado en varias ocasiones para determinar su estado psicológico.

Según Ramírez, en efecto, Jonathan sufre de esquizofrenia paranoide. Manifestó que este tiene capacidades muy limitadas para permanecer en un medio social convencional y por ello recomendó una atención “medicopsiquiátrica en intramuros hasta lograr su adaptación al medio social”.  

También puede leer: “Jonathan sabía exactamente el daño que iba a causar”

En relación con el día de los hechos, Ramírez indicó que para ese momento Vega tenía psicosis inducida por alucinógenos, trastorno por abuso de múltiples sustancias alucinógenas como heroína, LSD, alcohol, cocaína, marihuana. Tambien habría presentado trastorno por déficit de atención y coeficiente intelectual limitado.

El defensor argumentó que, teniendo esto en cuenta, el presunto agresor no tenía la capacidad de dimensionar lo que habría ocurrido en ese momento.

Le recomendamos: La fraternal complicidad de Natalia Ponce

“Me pregunto si estamos frente a un hombre que tenía la capacidad intelectual de discriminar, de manera rigurosa, los hechos. Su realidad. Y la respuesta es no porque no tiene todos los recursos intelectuales de una persona para poder elaborar labores que se comporten dentro de los parámetros que la sociedad espera de un sujeto. Además tiene esquizofrenia y consumo de sustancias tóxicas. Tiene todo en contra de él”, aseguró ante el juez.

Agregó que  por estas razones Jonathan tiene la “imposibilidad de asumir las responsabilidades que lo llevaron a conducir actos no planeados, no pensados y sin ninguna dimensión de las consecuencias ni para la víctima no para él”.

Aseguró que el objetivo de Jonathan ese día era sacarse las alucinaciones persistentes que tenía sobre Natalia Ponce. “Para el momento de los hechos eran las alucinaciones visuales las que tenían presencia en la mente enferma de Jonathan Vega”, manifestó.

En relación con las alucinaciones, la defensa de Vega señaló en la audiencia que este había comentado que el 27 de marzo, día en que habría atacado a Ponce, “él sentía que le pellizcaban sus testículos y que Natalia se burlaba de él y que él necesitaba sacarse de sus delirios a su cabeza”.

Según el psiquiatra, esto se debió a la esquizofrenia paranoide de la que padece Vega hace varios años y a que, horas previas al hecho, había consumido heroína. En ese sentido, Ramírez manifestó que el presunto agresor no tenía la intención de atacar a la Natalia Ponce real, sino a la de sus alucinaciones.

El juicio está en la etapa final y, luego de los alegatos de conclusión, el juez de la causa deberá determinar si, tal y como lo pretende la defensa de Vega, este deberá ser recluido en un hospital mental o si, por el contrario, pagará una condena en la cárcel.