ENTREVISTA
“El Gobierno no está tomando todas las medidas que debería tomar”
Jorge Enrique Robledo, senador del Polo Democrático, considera que el Gobierno se equivoca al usar a los bancos como vehículo para ayudar en la crisis del coronavirus. Asegura que esta emergencia plantea una oportunidad para hacer cambios profundos en la economía del país.
LUIS CARLOS VÉLEZ: ¿Cómo ve el manejo de la pandemia en Colombia?
JORGE ENRIQUE ROBLEDO: Colombia es de los países mal preparados para enfrentar una pandemia como esta. Porque tenemos un sistema de salud con muchas debilidades y una economía muy subdesarrollada, tanto que tiene un producto per cápita de apenas 6.500 dólares. Esto se expresa bien en que, antes de la pandemia, teníamos 60 por ciento de la población entre desempleados e informales. Ojalá esté equivocado, pero nos va a golpear muy duro.
L.C.V.: ¿Y cómo ve al Gobierno en su respuesta?
J.E.R.: El Gobierno se quedó corto en entender la gravedad del asunto, y no está tomando todas las medidas que debería tomar. Se necesitan muchos recursos públicos para atender el sistema de salud, la pobreza de la gente, y respaldar el aparato económico, que se está resistiendo mucho.
L.C.V.: ¿Qué debe ser prioridad en la economía?
J.E.R.: Yo le envié una carta al presidente proponiéndole aumentar bastante el gasto en salud, en necesidades sociales, para atender a los pobres, a los nuevos pobres: los desempleados, y para respaldar la actividad económica. Porque la actividad privada sola no puede salir adelante, ni siquiera la empresarial, en la que se genera el mejor empleo. Le hice cinco propuestas sobre dónde conseguir recursos extraordinarios. Pero él, en general, está haciendo cosas diferentes.
L.C.V.: ¿Eso significa que la mejor manera de financiar esta pandemia es con deuda?
J.E.R.: Veo al presidente y al ministro Carrasquilla pegados a la ortodoxia neoliberal, y no puede ser así. Hay que reorientar el gasto público. Otra propuesta es tomar con todo cuidado unos dólares importantes de las reservas internacionales que tiene Colombia en el exterior, que son unos 53.000 millones de dólares. Yo hablé de 5.000 millones de dólares. Le planteé crear condiciones para refinanciar parte de la deuda externa pública, la que sea posible. Coincidí con otras voces que también plantean recurrir a los créditos de emisión del Banco de la República; y, por último, no de forma inmediata, se debe tocar el sistema tributario porque la última reforma nos montó en un mundo que no existía y que ahora existe menos. Pero no se puede con ortodoxia, porque ni Colombia ni ningún país pueden enfrentar este problema como si no hubiera pasado nada.
L.C.V.: ¿Usted cómo ve a los bancos, que han recibido tantas críticas en estos días?
J.E.R.: El aumento de la liquidez a favor de ellos ha sido inmenso. El Banco de la República está emitiendo, así digan que no. Lo que pasa es que esa liquidez no le está llegando al sector productivo como debería ser. Y hay decisiones tan equivocadas como regalarles 500.000 millones de pesos de utilidades a los bancos, cuando eso se habría podido hacer por medio del Banco de la República, ahorrándole ese costo al Estado, o haberle aportado ese dinero a los productores y al empleo.
L.C.V.: Explíquenos…
J.E.R.: La cifra de la Superintendencia Financiera sobre los créditos refinanciados a las empresas es de apenas el 12 por ciento de los 110 billones que se han reestructurado. Esa es una prueba aritmética de que la plata no está llegándoles a los que generan riqueza y empleo importante. Acopi se queja de que no están llegando los recursos a las pymes, y lo mismo dicen las no pymes, que son mayores. Le pedí al ministro Carrasquilla que nos explicara si una parte grande de esa liquidez no se la habían gastado los bancos en recomprar sus propias acciones, para valorizarlas, porque lo cierto es que el incremento del precio de las acciones de los bancos fue muy alto en la semana siguiente en la que hubo la transferencia más grande que les hizo el Gobierno.
L.C.V.: En Estados Unidos, el presidente Trump entregó cheques a la gente para que, ante el desempleo, no se quede sin plata. ¿Esa debe ser la alternativa?
J.E.R.: Esa puede ser una. Y puede haber muchas otras, pero todo empieza con cuánta plata tiene el Gobierno para aportar. Si hacemos los cálculos per cápita de lo que está gastando Colombia frente a lo que está gastando Estados Unidos, la Unión Europea o, por ejemplo, Perú, lo que estamos gastando es bastante poco. De entrada, ellos están poniendo en la operación el 10 por ciento del PIB. Aquí estamos apenas en 5 por ciento. Carrasquilla y el presidente tienen que ponerse a tono con las urgencias en las que estamos.
"Casi 40 decretos con unos alcances descomunales y no hemos podido hacer un solo debate al respecto".
L.C.V.: Esta semana que pasó, el agua llegó a valer más que el petróleo. Quedamos más expuestos que nunca al petróleo…
J.E.R.: En la pandemia hay dos tipos de países. A los que les va a ir mal y a los que les va a ir muy mal. Colombia está en ese segundo grupo, aunque también habrá algunos a los que les vaya peor. Porque aquí, además de la pandemia, tenemos un problema gravísimo con la caída de los precios del petróleo, dado que se cometió el error garrafal de poner casi todos los huevos en la canasta del petróleo; error que muchos advertimos. Y ahora nos coincide la superproducción petrolera, que puso en guerra de precios a Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos, con la gran caída del consumo, debido a pandemia. Nosotros quedamos en el peor de los mundos. La vida nos ha venido dando la razón a quienes hemos sido calificados por décadas como locos.
L.C.V.: Usted celebró una entrevista en esta misma revista con Jimmy Mayer, que dijo que hay que transformar el modelo económico de Colombia. ¿Cuál es su idea?
J.E.R.: Él, un industrial muy respetado, plantea que hay que cambiar el modelo dentro de la economía de mercado. En eso coincidimos. Yo nunca he planteado estatizar la economía. Entonces estamos hablando de cambiar el modelo reconociendo que en Colombia ningún Gobierno se ha propuesto desarrollar de verdad el capitalismo. En buena medida porque nos han metido en la tragedia de las materias primas, ahora petróleo pero antes café y otros productos. Mayer dice que en ese mundo de las materias primas los países quedan presos del subdesarrollo, y tiene razón. Él asegura que hay que desarrollar la industria y que debe haber un pacto nacional que incluya a las centrales de trabajadores. Un gran acuerdo nacional que sea un pacto de gana-gana. Y agregó que no podemos seguir siendo los idiotas útiles de los países desarrollados. Eso es, en buena medida, lo que nos ha sucedido porque hemos copiado al pie de la letra lo que nos dicen los organismos internacionales de crédito de las grandes potencias y terminamos en un mundo en el que a ellos les va bien, mientras nosotros quedamos en el peor lado de la balanza.
L.C.V.: ¿Eso cómo se aterriza políticamente?
J.E.R.: Ningún país del mundo que haya logrado desarrollarse –alta producción, ciencia, tecnología, empleo, etcétera– lo ha podido hacer sin un pacto nacional, que ilustro con el ejemplo de un barco. El país es como un barco en el que vamos todos, en diferentes camarotes y con desacuerdos entre los pasajeros, pero en el que debemos unirnos en la idea de que el barco no se hunda, porque nos hundimos todos, y en que navegue bien y con un rumbo adecuado.
L.C.V.: ¿Cómo ve a Claudia López en el manejo de la pandemia en Bogotá?
J.E.R.: Creo que lo ha hecho muy bien, y la respaldamos. Tiene una actitud proactiva, decidida, entusiasta, trabajadora y preocupada por la gente. Hay cosas que se escapan de su control por las debilidades estructurales que también sufre Bogotá. Dirigir a Bogotá es bien complejo, aunque está acertando y en puntos claves ha orientado a Duque, que se ha confundido en no pocos momentos.
L.C.V.: ¿Cómo ve a Gustavo Petro en la pandemia?
J.E.R.: Creo que está cometiendo errores garrafales. Uno entiende que tenga desacuerdos con Claudia, pero ¿atreverse a tratarla de fascista en medio de esta crisis? Yo no comparto la política promovida como una pelea de perros y gatos. Y es evidente que la gente le está cobrando duro esos errores.
L.C.V.: Usted fue uno de los grandes críticos de que el Congreso operara virtualmente. ¿El Congreso sí funciona así?
J.E.R.: Yo dejé varias constancias. Eso que está viendo el país no son sesiones de control político. Eso es una pantomima que no tiene que ver con el control político. Hasta hoy en el Congreso no ha habido un solo debate de fondo a los casi 40 decretos que sacó el presidente. Recuerden los grandes debates del Congreso con intervenciones a fondo y controversias serias. Ahora nos dan de a tres minutos a cada uno para que todos digamos lo que podamos en tan poco tiempo, y los amigos de Duque aplaudiendo como si fuera Dios.
Tendencias
L.C.V.: ¿El presidente está amarrando al Congreso para hacer lo que quiere?
J.E.R.: Con los números sobre la mesa, el Gobierno tiene mayoría en el Congreso. Y si incluimos por debajo de la mesa a los que están con Duque pero posan de independientes, resucitaron el Frente Nacional. Es obvio que a ninguno de ellos les interesa el control político. Los duquistas más abiertos dicen que si uno critica a Duque es porque no quiere unirse por el progreso del país. Eso es macartismo, y sí veo a la Casa de Nariño con la estrategia de que el Congreso no opere.
L.C.V.: Eso suena a dictadura gracias a la pandemia…
J.E.R.: Es un hecho que el control político no se está dando. Casi 40 decretos con unos alcances descomunales y no hemos podido hacer un solo debate al respecto. Yo tengo muchas cosas que decir, y así muchos otros. Estamos en un remedo del control político que debería hacer el Congreso.