ENTREVISTA

“Sorprende el silencio frente a los Papeles de Panamá”: Juan Ricardo Ortega

El economista y exdirector de la Dian critica a quienes tienen cuentas en paraísos fiscales y habla del gusto de los ricos por evadir impuestos.

14 de mayo de 2016
Juan Ricardo Ortega. | Foto: Juan Carlos Sierra

SEMANA: De todo lo que se ha dicho, ¿cuándo cree usted que se justifica que un colombiano tenga una empresa o una cuenta en Panamá o en otro paraíso fiscal?

JUAN RICARDO ORTEGA: Se justifica en casos muy limitados. Un buen ejemplo es el de Avianca, que tiene un holding de empresas en varios países y necesita hacer muchas operaciones internacionales. Pero a diferencia de muchas de las empresas o personas que aparecen en los Papeles de Panamá, la aerolínea hace esas operaciones directamente, con nombres y direcciones reales, y no creando fundaciones o empresas a través de firmas como Mossack Fonseca, con accionistas prestados e información oculta. Si alguien hace eso, es porque está tratando de esconder algo.

SEMANA: Pero ¿qué tiene de malo haber sido cliente de esa o de otras firmas?

J.R.O.: Muchas personas normales deciden crear empresas o cuentas en Panamá, Islas Vírgenes, Suiza o Hong Kong por mil razones: porque trabajan en comercio exterior, porque hacen operaciones con dólares, porque quieren dejar la herencia de sus hijos fuera del país o quieren manejar sus negocios mediante un holding. Si hacen eso, lo reportan ante la Dian plenamente y pagan impuestos por lo que tienen afuera, no tendría nada de malo. Pero cuando usted empieza a crear sociedades o fundaciones que no dicen nada o a usar nombres prestados, la cosa ya empieza a ponerse fea. Ese es el caso de la familia Marulanda-Sarasola, que sacó toda la plata a paraísos fiscales, tiene empresas a título de ‘presta-nombres’ y tiene transacciones de dinero no muy claras. La información revelada hasta la fecha genera serios indicios de actividades ilegales y vínculos con personas sindicadas de lavado de activos.

SEMANA: Los que aparecen en los papeles han dicho que no usaron las empresas o que están inactivas o que nunca movieron un peso.

J.R.O.: Para nada. Si usted mira, la mayoría están activas y pagan, por lo menos, los 350 dólares en impuestos al año en Panamá. Pero si a esto se le suma la tarifa de administración puede llegar a los 1.500 dólares, y si se usan nombres prestados y cuentas a nombre de otros fácilmente son 5.000 dólares al año. Además, fundar una empresa de esas no es algo trivial. Cuando estaba en la Dian me puse a crear una para conocer el tema, y es algo que requiere tener contactos, relaciones, saber para qué se está haciendo. Uno no hace todo eso por si acaso.

SEMANA: Otros dicen que lo hicieron por problemas de seguridad.

J.R.O.: Pagar impuestos es algo que no le gusta a muchos, en especial a personas muy adineradas y esconder la plata es algo que tiene una larga tradición. Para no ir muy lejos en la historia, en los años ochenta, cuando en el país había control de cambios y era muy difícil tener dólares, muchos cafeteros, floricultores y empresarios armaron estructuras en Holanda, Luxemburgo o Panamá, muchas de las cuales ni siquiera las han reportado. Y ahora, con el impuesto a la riqueza, este fenómeno volvió a crecer. Si no, vea lo que pasa con las lujosas casas de la vía a la Calera, en el Mirador Tauro. El predio está a nombre de Ecological Foundation Limited de Islas Vírgenes, por lo que nadie sabe quién es el dueño real del lote ni de las casas, que pueden costar 1 a 3 millones de dólares cada una.

SEMANA: ¿Por qué cree que hay tantas empresas y cuentas en Panamá y otros paraísos?

J.R.O.: También para ocultar la plata recibida de corrupción, sobornos, comisiones de negocios raros y, como es lógico, de actividades ilícitas como el narcotráfico o lavado de activos. Todos los que están en los Papeles de Panamá están diciendo medias verdades, y muy pocos pasarían una revisión juramentada de sus declaraciones de renta. En la contabilidad colombiana hay muchos defectos y agujeros negros por los que se esconde la plata, como declarar las acciones en su costo.

SEMANA: ¿Cómo así?

J.R.O.: Cuando mi papá murió, dentro de la herencia estaba el apartamento en el que vivía con mi mamá en Residencias El Nogal. Como es una sociedad por acciones, a la hora de hacer la sucesión y pagar impuestos, su participación accionaria valía unos 1.180 pesos, a pesar de vivir en un predio que vale mucha plata. Esa es una ficción de la contabilidad, que dice que las personas naturales solo deben declarar el costo de sus acciones. Por eso, uno ve gente muy, pero muy rica que paga en promedio 3.500.000 pesos de impuestos al año mientras que empleados, como mi esposa y yo que tenemos trabajos bien remunerados, pagamos más de 100 millones de pesos al año, y creo que estamos lejos de estar dentro de las 260.000 familias más ricas que se supone hay en el país.

SEMANA: ¿Por qué cree que en Colombia los papeles no han generado tantas polémicas y escándalos como en otros países?

J.R.O.: Porque hay mucha gente y personas muy influyentes que tienen acceso al poder mediático. Pero lo que no se puede ocultar es que toda la elite del país tiene importantísimas cifras de dinero por fuera, en paraísos. Una parte de la colonia judía, por ejemplo, prácticamente no paga nada de impuestos en relación con lo que tienen, gracias a un truco viejo: se prestan plata, de ellos mismos, de fondos que están en Islas Caimán. Muchos son expertos en licuar el patrimonio de las empresas en Colombia. Y lo sé de primera mano.

SEMANA: ¿De dónde cree que viene esa cultura de esconder lo que se tiene y de tumbar al gobierno?

J.R.O.: Es como tratar de explicar por qué los colombianos somos así. Para mí, lo hacen porque acumulan mucho dinero evadiendo impuestos y porque no les pasa nada porque no hay sanción social ni penal. La gran ironía es que muchos le tienen miedo al gobierno, a la Dian o a las Farc, pero no les preocupa confiarles la plata que tienen escondida a personas como Madoff, Stanford o Juan Carlos Ortiz Y cuando eso ocurre, se quedan callados, porque no pueden ni tienen a quien reclamarle. Pero tengo claro que los colombianos tienen en el exterior 100.000 millones de dólares sin declarar.

SEMANA: ¿Cuánta plata tienen los colombianos en Panamá?

J.R.O.: En un documento público de ese país se informa que en cuentas tienen 7.000 millones sin activos, que son muchos.  Información de coctel dice que fácilmente puede haber entre 18.000 y 20.000 millones de dólares. 

SEMANA: ¿Y cree que el nuevo acuerdo con Panamá va a servir?

J.R.O.: No lo he leído, en especial la letra menuda, pero creo que va a ayudar y muestra un importante avance. Queda un gran reto: saber quiénes son los reales dueños y beneficiarios de tantas empresas y cuentas.

SEMANA: ¿Usted cree que la amnistía que abrió el gobierno se puede convertir en una nueva ventanilla siniestra?

J.R.O.: Para nada. Colombia necesita sanear su pasado, permitir que la gente registre sus patrimonios reales, los que sacaron por miedo a las Farc, a los paras, a la delincuencia o porque fueron víctimas de filtraciones de la Dian. Pero la gente que hizo plata mal habida, no creo que vaya a usar esa opción, porque algún día tendrá que responder cómo la hicieron.

SEMANA: ¿No es una posición un poco blanda para alguien tan inflexible como usted?

J.R.O.: Aquí se han cometido errores de lado y lado y hay que reconocer que muchos han sufrido y es el momento, como sociedad, de saldar cuentas y de cerrar muchas heridas. Si los alemanes pudieron sobrevivir y salir delante de los crímenes y la tragedia de los nazis, nosotros lo tenemos que hacer. En temas de penalizar la evasión de pronto va a ser necesario arrancar de cero, dar dos años para aclarar las cuentas, antes de sancionar penalmente la evasión. Para acabar la falta de oportunidades, mejorar la educación, la salud o las condiciones de vida de millones de colombianos se necesita plata, y esa solo sale de los impuestos. Eso se puede lograr si se acuerda que haya una vigilancia internacional, como en Guatemala, y si se reforma el sistema electoral, el gran cáncer que nos queda.

SEMANA: Pero usted cree que hay forma de recolectar más impuestos.

J.R.O.: Sin duda. En Colombia se recauda el 15,5 por ciento del PIB, lo que es inexplicable. Honduras recauda el 17 por ciento; Chile, el 24 por ciento; Ecuador, el 25 por ciento; Bolivia, el 30 por ciento; Brasil, el 34 por ciento y Argentina, el 36 por ciento del PIB.

SEMANA: ¿Qué opina de la gran reforma tributaria que quiere presentar el gobierno?

J.R.O.: La ley no cambia una cultura de tributación si no hay un acuerdo social que lo soporte. En Suiza, las reformas se discuten entre todos y se establece cuánto y por qué va a pagar cada uno, y después lo acordado se vota sí o no en el Congreso. Mientras en el país las reformas las tramite el Congreso como hasta ahora, en las que todo el mundo mete la mano para que unos no paguen impuestos y otros sí, va a ser difícil. Creo que se necesita un estatuto tributario para la paz, para que por lo menos los ganaderos, que nunca pagan impuestos, lo hagan, o que la tierra pague lo justo.