Nación
Juez envió a la cárcel a Gabriel Enrique González, el padre asesino de su pequeño hijo de 5 años. El hombre confesó que lo mató
La Fiscalía le imputó cargos a Gabriel Enrique González como responsable del asesinato de su hijo.
Finalizó el primer capítulo de la trágica historia del asesinato del pequeño Gabriel Esteban, de cinco años de edad, a manos de su propio padre en un hotel del municipio de Melgar. La Fiscalía imputó cargos por el delito de homicidio y Gabriel Enrique González aceptó su responsabilidad en el crimen.
El ahora confeso asesino del niño enfrentará un proceso que le puede dejar una condena superior a los 50 años de prisión, sin ninguna clase de rebaja por tratarse de un crimen cometido en contra de un menor de edad. Los investigadores le entregaron al juez de Control de Garantías todo el material probatorio recaudado durante las últimas horas.
Gabriel Enrique González arrancó esta tragedia cuando el pasado sábado fue a recoger al niño en la casa de la mamá, ubicada en el barrio Sierra Morena de la localidad de Usme en el sur de Bogotá. Le dijo a la mujer que estaría unas horas con el menor y luego lo regresaría; sin embargo, pasó el tiempo y no se comunicó.
La mamá del pequeño Gabriel Esteban informó a la Policía sobre la desaparición del menor, pero fue hasta el lunes 3 de octubre cuando recibió un mensaje del asesino confirmando la macabra decisión. El homicida le dijo a la mujer dónde se encontraba el cuerpo del niño y de inmediato la mamá del menor informó a la Policía.
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La advertencia del crimen fue confirmada por los uniformados del municipio de Melgar en el departamento del Tolima: el cuerpo del niño estaba en una de las habitaciones de un hotel, donde horas antes el asesino se registró con su hijo.
Los funcionarios del hotel le contaron a la Policía que el hombre salió a las 7:00 a. m. del lunes y aseguró que estaba buscando un sitio para desayunar con el niño. Se llevó las llaves de la habitación y jamás regresó. Horas más tarde, la Policía lo ubicó en una vía que comunica los municipios de Melgar y Girardot.
Cuando los uniformados encontraron a Gabriel Enrique González, este les ofreció 50.000 pesos para que lo dejaran continuar su camino, supuestamente hasta la ciudad de Cali. De inmediato, los uniformados lo notificaron de la captura por el delito de cohecho.
Los policías no solo se negaron a recibir el soborno, sino que informaron que se encontraba capturado por el delito de cohecho, es decir, ofrecer dinero a funcionarios públicos para que hagan o dejen de hacer su trabajo. En audiencias concentradas, la Fiscalía imputó cargos y el presunto homicida aceptó su responsabilidad.
Esta actitud delictiva de sobornar a los policías para asegurar su escape fue advertida en las audiencias de Control de Garantías para insistirle a un juez en la necesidad de imponer una medida de aseguramiento en centro de reclusión, por considerar que representa un peligro para la sociedad y las víctimas, y existe un riesgo de fuga.
El juez entendió la urgencia de la medida de aseguramiento y ordenó que Gabriel Enrique González, el asesino y padre de la víctima, fuera enviado a una cárcel mientras avanza el proceso en su contra que, con la aceptación de cargos, podría acelerar la condena.