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Julio Rincón, interventor de Nueva EPS, sale de su cargo y en reemplazo llega Bernardo Armando Camacho
Las principales causas de esta decisión están relacionadas con fallas en la gestión y el desempeño de Rincón al frente de la entidad.
La Superintendencia Nacional de Salud dio a conocer un cambio importante en la dirección de Nueva EPS, la entidad de salud más grande del país. Julio Alberto Rincón, quien había estado al frente de la EPS desde su intervención por parte del Gobierno en abril de este año, fue removido de su cargo.
De acuerdo con la entidad, en su lugar, Bernardo Armando Camacho asumirá la dirección de la Nueva EPS. A través de una resolución, la Superintendencia detalló las razones que motivaron la remoción de Rincón y la designación de un nuevo agente interventor.
Según el documento, las principales causas de esta decisión están relacionadas con fallas en la gestión y el desempeño de Rincón al frente de la entidad, lo que llevó a la necesidad de un cambio en la administración para garantizar la mejora en el servicio y el cumplimiento de las funciones de la EPS.
Entre los hallazgos más graves que se destacan en el informe de la Superintendencia, se encuentran “falencias en el proceso de control interno y de gestión de riesgo de la institución”, lo que ha comprometido la fiabilidad de la información financiera y administrativa de la entidad. Este problema ha provocado el incumplimiento de normativas clave, esenciales para el correcto funcionamiento de la EPS.
Así mismo, se identificaron “prácticas contables y administrativas que no permiten garantizar la confiabilidad y razonabilidad de la información financiera”, lo cual podría dar lugar a inconsistencias considerables en los resultados de la EPS. Esto podría tener repercusiones directas en su solvencia y sostenibilidad, según lo señalado por la Superintendencia.
Según se detalla en la resolución emitida por la Superintendencia, Julio Alberto Rincón no implementó las líneas base de los indicadores establecidos en el Sistema de Gestión Fénix, lo que dificultó el seguimiento de los progresos de la intervención durante más de cuatro meses. Este vacío en la gestión afectó directamente la capacidad de monitorear adecuadamente los avances y resultados del proceso de intervención.
En cuanto a las tasas de reclamaciones, al comparar los datos de los últimos dos años, se encontró un aumento significativo en ambas modalidades de afiliación de Nueva EPS. En el régimen subsidiado, las reclamaciones subieron en 12,88 puntos, mientras que en el régimen contributivo se incrementaron en 26,53 puntos. Como resultado, las tasas acumuladas de reclamaciones para los últimos 12 meses fueron de 362,23 en el régimen subsidiado y 360,10 en el contributivo, lo que refleja un desempeño preocupante en términos de atención y servicio.
Por otro lado, en lo que respecta al cumplimiento de los indicadores del Sistema de Gestión Fénix, diseñado para supervisar y controlar las medidas especiales durante la intervención, Hasta julio de 2024, Nueva EPS ha cumplido únicamente con 13 de los 39 indicadores evaluados, lo que refleja un nivel de cumplimiento considerablemente bajo. Este cumplimiento, que representa solo un 33 %, está muy por debajo del 100 % esperado, lo que resalta aún más las deficiencias en la gestión de la entidad durante el periodo bajo intervención.
Otro aspecto señalado como crítico es la “la falta de control respecto del estado de la facturación y los pagos realizados a su red de prestadores”, lo que pone en riesgo la eficiencia en el uso de los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud.
Además, Nueva EPS no cumplió con “el reporte de información financiera a que se encuentra obligada”, conforme a lo estipulado por la normativa vigente. En vista de estas irregularidades, la Supersalud indicó que los hallazgos serán enviados a la Contraloría General de la República y a la Delegatura para Investigaciones Administrativas, a fin de que se tomen las acciones legales correspondientes.