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La amenaza latente del volcán Nevado del Ruiz paralizó por completo el turismo en el Eje Cafetero y el Tolima; hay pérdidas millonarias
Pequeños y medianos comerciantes que viven cerca al Nevado del Ruiz dicen que la situación económica es agobiante. Ya no hay turistas y en cualquier momento deben evacuar.
Mientras el Nevado del Ruiz tiene una agitación inusual que mantiene en alerta naranja al Eje Cafetero, los micro y medianos empresarios que viven en las faldas del volcán están prácticamente paralizados. Desde hace dos semanas sus industrias están quietas.
Uno de los sectores más afectados es el turístico. Centenares de personas derivan su sustento de las visitas programadas al Nevado. Alexandra Jaramillo, propietaria del hostal La Laguna, en zona rural del municipio de Villamaría, Caldas, cuenta que le cancelaron todas las reservas.
Su hacienda es una herencia familiar atravesada por una cascada espectacular del río Nereidas, el problema es que proviene desde el glacial del Ruiz y por eso es vulnerable a una avalancha o crecientes súbitas.
“En la finca tenemos ganado, aves de corral y caballos. No sé qué hacer con ellos o cómo atenderlos en caso de una erupción”, cuenta Alexandra.
Algo similar les sucede a Félix Cipagauta y Nohelia Sánchez, que viven en la vereda Papayal de Villamaría, y tienen en su casa un restaurante con fascinantes vistas, pero ningún cliente llega a la zona. La indicación para ellos es la evacuación inmediata por el riesgo de erupción, pero esto significaría, dicen, dejar atrás todo lo que han conseguido después de muchos años de trabajo.
“Nosotros no nos vamos de aquí. En este lugar tenemos nuestras familias y amigos. Además, la casa tampoco la podemos dejar abandonada así sin más”, señala Nohelia.
En Risaralda el panorama no es alentador, pues varios proyectos turísticos como el de la cascada Los Frailes y otros en la cuenca del río Otún están vacíos. Aunque las actividades de ecoturismo siguen siendo seguras en el corregimiento La Florida y su vereda La Suiza, que pertenecen a Pereira.
Tampoco se libran las empresas más grandes como los termales de Santa Rosa de Cabal, donde no pueden acceder buses con turistas, ni el propio Aeropuerto Matecaña, que recibió 30 por ciento menos de viajeros en la Semana Santa.
SEMANA realizó un recorrido por esta zona y del otro lado del cráter Arenas, norte del Tolima, donde esta situación hace que cada vez lleguen menos personas para disfrutar de su belleza natural. En municipios como Casabianca y Villahermosa, el Nevado del Ruiz se ve tan cerca que da la sensación de poder tocarlo con solo estirar las manos.
Allí hay aguas termales, alojamiento y actividades de senderismo, gracias a que se pasó de tener una trocha en pésimo estado a una vía con excelentes condiciones, la cual empieza en el corregimiento de Cambao, en el municipio de San Juan de Rioseco, Cundinamarca, y termina en Manizales.
La entrada al Parque Nacional Natural Los Nevados es Murillo, un hermoso municipio tolimense con viviendas coloridas. En la Plaza Principal, don Martín Casas y su familia ofrecen platos típicos como la carne de ovejo asada. Apenas a cinco metros se instala Lucero Panchá con otros productos como empanadas, pasteles de papa, aborrajados, envueltos y chorizos.
Ella camina más de dos horas desde la finca en la que vive hasta el casco urbano para obtener un ingreso adicional los fines de semana; sin embargo, desde hace varios días todo cayó en picada. “Cuando hay feria ganadera o carreras de ciclismo sí ve uno mucha gente, pero ahora solo vienen algunas personas. Si esto sigue así, lo mejor es no volver a sacar venta”, dice.
El alcalde de Murillo, Antonio José García Rodríguez, explica que el 98 por ciento de la actividad comercial es el turismo. En todos estos lugares la incertidumbre es el factor común entre sus habitantes, pues ven pasar los días, pero no saben hasta cuándo durará esta situación, ni mucho menos de qué van a vivir.