NACIÓN
La aterradora historia de Froilán Orozco, el hombre que embalsamó más de 50.000 cuerpos en Colombia
Su historia fue documentada por el cineasta y fotógrafo japonés, Kiyotaka Tsurisaki.
Los colombianos recuerdan con dolor la década de los 90, época en que el narcotráfico, los grupos armados ilegales y el sicariato hacían de las suyas en el país y el elevado número de muertos ocupaban los titulares de los medios, tanto nacionales, como internacionales.
Una década oscura en la que Colombia alcanzó un índice histórico de homicidios, dado que esta cifra de muertes llegó a estar en 81,2 % por cada 100 mil habitantes, lo que significaba alrededor de 25 mil asesinatos por año.
Lo anterior llevó a que un extranjero, puntualmente un japonés, se interesara en registrar esa época de terror en Colombia. Es así como, en 2001, el cineasta y fotógrafo Kiyotaka Tsurisaki le dio voz a Froilán Orozco, más conocido como ‘El embalsamador de los marginados’.
Para grabar el documental “Orozco: El Embalsamador”, el japonés decidió seguir a este hombre durante tres años con el fin de registrar su trabajo como embalsamador en El Cartucho, considerada en esa época como la zona más peligrosa de Bogotá y del mundo.
Froilán Orozco, un oficial del Ejército retirado, era conocido en la década de los 90 por dedicarse a darle una despedida digna a aquellas personas que morían en medio de una guerra absurda. Se trataba de trabajadoras sexuales, drogadictos, y hasta aquellos que morían en medio de accidentes o hasta por causas naturales.
El hombre, quien brindaba sus servicios funerarios sin interés alguno y estaba provisto de rudimentarios instrumentos de cocina, según se narra en el documental, embalsamó más de 50.000 cuerpos en 40 años.
Hola bb, ¿queres venir a ver OROZCO EL EMBALSAMADOR a casa? pic.twitter.com/iII7IUBjtz
— Facundo Dell Aqua (@llevamoselfuego) February 20, 2021
En el documental del cineasta y fotógrafo japonés Kiyotaka Tsurisaki se puede apreciar cómo Froilán recibía los cuerpos, los tendía encima de una cama de mayólica con rejillas, donde limpiaba los cuerpos, quitaba los órganos y retiraba toda la sangre para posteriormente rellenarlos con tela.
Un procedimiento que Froilán llevaba a cabo con lo que contaba, es decir, con cuchillos de cocina, baldes, esponjas y maquillaje, aquel que no valía mucho, pero que servía para maquillar un poco a sus víctimas, entre estas, personas que morían con sus cuerpos repletos de estupefacientes, más conocidas como ‘mulas’ del narcotráfico.
Sin embargo, la frialdad de Froilán Orozco llegó a su fin en 1999, año en que murió debido a una hernia que derivó en una peritonitis. Al parecer, su problema de salud se derivó tras cargar y manipular los cadáveres que diariamente arreglaba en la zona de El Cartucho, una de las zonas de Bogotá en la que se libraba una guerra entre el narcotráfico, las guerrillas y los grupos paramilitares.
Antes de su muerte, y teniendo en cuenta los problemas de salud que lo venían aquejando, Froilán Orozco alcanzó a contratar a un ayudante, que en últimas fue quien terminó heredando su trabajo, de modo que pudiera seguir despidiendo con dignidad de este mundo a miles de personas que morían, muchas de manera violenta.
El documental del cineasta y fotógrafo Kiyotaka Tsurisaki tiene una duración de 20 minutos y allí también registró cómo operaban en esa época otras morgues en la ciudad.
Vale recordar que en 1998, el entonces alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, decidió extirpar este lado oscuro de la ciudad y a cambio construir allí el Parque Tercer Milenio.
El Cartucho quedaba en el centro de Bogotá, en el antiguo barrio elegante de Santa Inés. Se llamaba así porque las dos calles que le dieron su origen forman una figura parecida a la de la flor del cartucho.