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La aterradora historia detrás del asesinato de un Policía
SEMANA revela documentos que demostrarían un montaje para culpar al Clan del Golfo por el homicidio del comandante de Policía de Segovia, Antioquia. Su muerte habría sido por el disparo de un compañero.
En junio de 2019, en medio de un operativo contra el Clan del Golfo, murió el teniente Andrés Gilberto Osorio, un destacado policía que era comandante en el convulso municipio de Segovia, Antioquia. La versión era que había muerto en el fuego cruzado con delincuentes, pero una investigación que asumió su familia, en especial su medio hermano John Rosas, determinó que habrían sido sus compañeros quienes accidentalmente lo mataron y trataron de ocultarlo.
No se trata solo de la historia de ficción que crearon para intentar escabullirse de las pesquisas de las autoridades. Aparentemente hubo amenazas a testigos, pactos de silencio y manipulación de pruebas. Una historia que hoy sacude a la Policía. Ese miércoles 5 de junio, cerca de 20 hombres de destacadas unidades de Policía del departamento tenían como misión realizar el operativo contra el Clan del Golfo, que ante los golpes propinados por las autoridades había ordenado un plan pistola. El procedimiento buscaba dar captura a quienes venían ejecutando policías. El teniente Osorio, comandante de la Policía de Segovia, era el encargado de la misión, no iba a dejar ir solos a sus hombres.
Fue milimétricamente planeada, lo creían un golpe seguro. Inteligencia determinó que era mejor llegar en la madrugada para sorprender a los criminales y así lo hicieron. El equipo élite llegó a una casa con apariencia de estar abandonada, en zona rural de Segovia.
La rodearon y Osorio decidió dar el paso al frente. Con el apoyo de un subintendente cruzaron el umbral de la puerta y entraron en la vivienda. Lo que vino después solo lo saben tres personas. Kevin Daniel Bustamante, miembro del Clan del Golfo que sobrevivió al sorpresivo ataque, se encuentra capturado y es el testigo clave; otro delincuente prófugo, con quien se inició el tiroteo y obedece al alias de Manolo; y el subintendente que lo acompañó. El testimonio de Bustamante fue clave para desenmarañar este homicidio, el montaje policiaco y para determinar que el teniente Osorio presuntamente murió por las balas de sus compañeros.
SEMANA tiene en su poder la versión del testigo. Según el detenido, hacia la una de la mañana les llegó la Policía. “Me asomo y veo un viaje de luces. Era la Policía, estaban alumbrando hacia la casa, entonces retrocedí a la pieza donde estaba inicialmente, cogí la pistola y la tiré debajo de la cama. En ese instante escuché que la Policía decía: salgan con las manos en alto y se les respetará la vida. Después de tirar el arma en mi habitación debajo de la cama, salí con las manos en la cabeza”. Agrega el testimonio que “cuando llegué a esa pieza, me tiré boca abajo mirando hacia la ventana.
En ese instante escuché y vi dos fogonazos, cayó alguien al lado mío y pensé que habían matado a Manolo, mi compañero. (…) Pero el cuerpo era de un policía (…) Escuché una voz femenina que decía: matamos a mi teniente. Hubo una pausa de cuatro o cinco segundos, todo quedó callado, luego volvieron a hacer disparos”. La versión de los miembros del comando que adelantaba la operación era que mientras el operativo avanzaba dentro de la vivienda, los demás policías esperaban instrucciones.
De repente, aseguran, escucharon disparos y ellos respondieron. Fruto del presunto acuerdo entre los policías, las autoridades acusaron del homicidio a los dos integrantes del Clan del Golfo. Entre ellos estaba Kevin Daniel Bustamante, quien brindaba labores de escolta a la estructura narcotraficante.
El caso parecía cerrado, pero las pruebas no cuadraban para la familia del teniente.
Aún sin conocer la versión de Bustamante, que fue entregada en una etapa posterior, su hermano John Rosas, conductor de profesión, no tragó entero, se vistió de investigador y descubrió el escándalo que sacude a la institución: el teniente Osorio murió por balas de la Policía. Las dudas, vacíos e incongruencias en los relatos de quienes estuvieron en el operativo alimentaban lo que se convirtió en la certeza de que había algo oscuro.
La primera duda era por qué si su hermano supuestamente fue asesinado en horas de la madrugada, el WhatsApp de su teléfono lo mantenía en línea hacia las ocho de la mañana del siguiente día, pero no contestaba. Este fue el primer indicio. “Soy transportador, no conozco de temas penales, pero no creí la versión de la Policía. Renuncié a mi trabajo y me convertí en investigador porque la Fiscalía no quería hacerlo. Arriesgué mi vida y me fui hasta la casa donde fue asesinado.
Me di cuenta de que no decían la verdad”, le dijo John a SEMANA. Para la Policía, el autor del homicidio era Bustamante, el miembro del Clan del Golfo, con quien presuntamente se cruzó en la casa. Pero la familia del uniformado se encontró con un pacto de silencio que habrían hecho los compañeros de Osorio para evitar que se supiera la verdad.
El plan giraba en torno a Bustamante, que en principio fue detenido en la estación de Policía de Segovia, pero sin explicación fue traslado al municipio de Remedios, para evitar preguntas. También habría sido amenazado para que no musitara palabra; si lo hacía, como señala, “ya sabían dónde vivía su familia” y serían ellos quienes pagarían.
Por fuerza de la insistencia, la familia de Osorio logró hablar con Bustamante, para ese momento el principal acusado. Este sujeto, con antecedentes judiciales a sus espaldas y pese a las amenazas, aseguró que no tuvo nada que ver.
La familia del uniformado, por su parte, evidenció que a Bustamante nunca se le practicó una prueba para determinar si accionó un arma de fuego. Aseguró que la bala de fusil que asesinó al teniente vino de afuera de la casa y no fue producto de un enfrentamiento, como lo informó la Policía en su reporte a sus superiores, a la justicia y a los medios.
La versión de los policías, que también está en poder de SEMANA, señala que en la vivienda se encontraban dos sujetos, uno de ellos Kevin. El otro, aún sin identificar, conocido como alias Manolo, hace unos disparos, se escucha el cruce de balas y el teniente cae. El sujeto que abrió fuego huye del lugar.
Al escuchar el enfrentamiento, los policías disparan, al parecer, sin control y en diversas direcciones. Para la defensa de la familia del teniente Osorio las pruebas muestran que, en medio de la confusión, los compañeros del teniente dispararon hacia la vivienda, con la mala fortuna de que uno de esos proyectiles impactó al uniformado, y trataron de ocultarlo. “Lo delicado del caso, lo complejo, es el acuerdo de los uniformados con el fin de ocultar cómo se presentó el homicidio”, dijo el abogado Andrés Salazar Pulgarín, representante de las víctimas.
Otra de las pruebas que señala el abogado es que las autoridades tienen la bala que impactó en la cabeza de Osorio y apagó su vida. Al parecer, pertenece a uno de los fusiles de un integrante de la Policía que ya fue identificado. SEMANA obtuvo los documentos con los que fueron citados a imputación de cargos, para el 26 de julio.
Se trata de cuatro policías: una mujer, la misma que habría alertado la muerte, y quien habría amenazado a Bustamante con hacerle daño a su familia si hablaba. También fueron citados el uniformado que habría reunido al personal para acomodar la versión; el policía que ingresó a la casa con el teniente, que sabe lo que ocurrió y habría faltado a la verdad. Y el uniformado que disparó a la casa, con tan mala suerte que asesinó a su compañero.
El teniente Andrés Gilberto Osorio tenía una prometedora carrera. Había recibido 11 condecoraciones y 64 felicitaciones. Nació en Duitama, Boyacá, y su familia nunca imaginó que su prematura muerte, a los 28 años, se daría con el arma de uno de sus compañeros. Menos, que armarían un montaje para ocultar la verdad.Por su parte, John, su hermano, se encuentra luchando para ganarle la batalla a la covid-19, espera salir de este mal momento para ver que la justicia actuó. Son las luchas de este conductor que se vistió de investigador para saber quién mató a su hermano.