POLÍTICA
La batalla de las consultas en el 2022: ¿una primera vuelta presidencial?
En marzo, los candidatos presidenciales demostrarán qué tanto pesan en las urnas. De las elecciones interpartidistas dependerán la fortaleza y el debilitamiento de las campañas. ¿Qué está en juego?
Las elecciones presidenciales de 2022 serán muy diferentes a las que se han vivido históricamente y hoy, prácticamente, todos los sectores ya tienen organizada una consulta con sus candidatos a casi tres meses de su realización.
Por ahora, hay tres líneas claramente definidas. La izquierda que representa el Pacto Histórico, la centroizquierda de la Coalición Centro Esperanza y la centroderecha con el Equipo por Colombia. Así se marca lo que será la guerra de las consultas y quien quiera llegar a la Casa de Nariño primero tendrá que vencer a sus propios compañeros. A pesar de que aún hay candidatos por fuera de esas alianzas, llegar solo es casi imposible.
En los últimos días, cada uno de estos equipos logró configurarse casi que al mismo tiempo. Faltaban algunas definiciones en los distintos sectores que se han ido solucionando y las próximas semanas serán claves para consolidar cada uno de esos espectros.
En el caso del Pacto Histórico están Gustavo Petro –que arrasaría con los demás candidatos, según las más recientes encuestas–. Los demás importan porque, según acordaron, el segundo será la fórmula vicepresidencial, y en el fondo esa será la competencia en la que estarán Francia Márquez; Arelis Uriana, líder wayú que representa al Mais y a comunidades indígenas; el líder cristiano Alfredo Saade, que aún genera recelos; Camilo Romero, que se zafó de un sector de la Alianza Verde, y Luis Fernando Velasco, que refleja parte del liberalismo que no comulga con César Gaviria.
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La consulta no es menos importante que la primera vuelta presidencial de mayo, a tal punto que Gustavo Petro se la está jugando para alcanzar la mayoría de electores en comparación con lo que ocurren en la Centro Esperanza y el Equipo por Colombia. Por eso, el líder de la Colombia Humana le está apostando a atraer a Dios y al diablo con tal de mostrar su verdadero potencial electoral. Y es que Petro tiene un reto aún más grande que sus demás competidores.
En 2018, en la primera vuelta presidencial con Iván Duque, obtuvo más de 4.800.000 electores y la idea es que en marzo de 2022 el Pacto Histórico supere esa cifra. Solo así el precandidato de izquierda podrá demostrar con votos que en los últimos cuatro años creció y se convirtió en el líder que muestran las encuestas. De lo contrario, desde las consultas, su fortaleza política podría verse en riesgo.
Del bus del Pacto Histórico se bajó esta semana Roy Barreras, quien liderará el debate parlamentario de la coalición, hecho que llamó la atención luego de haber entregado un millón de firmas a la Registraduría. Además, está en vilo la entrada del exgobernador de Antioquia Luis Pérez, quien podría llegar a este sector gracias al apoyo de Petro, a pesar de que muchos no lo quieren recibir. Y sigue abierta la invitación al ingeniero Rodolfo Hernández, que sigue marcando en las encuestas, pero que ha insistido en que logrará llegar por su lado a la segunda vuelta.
En el caso de la Coalición Centro Esperanza, lo que definió todo el rumbo luego de constantes tires y aflojes fue el cónclave que hicieron la semana pasada y en el que el mayor logro fue la entrada de Alejandro Gaviria luego de darle un portazo al expresidente Gaviria y su Partido Liberal.
A pesar de que el exrector de Los Andes no despega en las encuestas, en últimas significó una victoria de las disidencias liberales que representan Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán y Humberto de la Calle, que hacen parte de esa alianza. Además, no es secreto que Sergio Fajardo también tiene profundas diferencias con esa vertiente que representa el exmandatario tras no aceptar el apoyo de la colectividad en 2018.
A pesar de ese hecho, parece que aquí los candidatos ya están definidos. Competirán Alejandro Gaviria, Cristo, Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Carlos Amaya –que está respaldado por un sector de los verdes– y Juan Manuel Galán. Con la decisión de Rodrigo Lara de entrar a jugar en el Nuevo Liberalismo será un candidato más de la coalición.
Un tema que está en vilo es si Íngrid Betancourt finalmente decide aspirar a la presidencia. Aunque la víctima de las Farc recuperó la personería de su partido, Verde Oxígeno, ha descartado que quiera formar parte de ese proceso, y más bien le sonaría aspirar al Congreso junto con Humberto de la Calle Lombana, quien finalmente aceptó la invitación para encabezar la lista por la coalición.
En el caso de las derechas, el espectro es más amplio, pero es conocido que esos sectores han tenido más facilidad históricamente para llegar a acuerdos. El Equipo por Colombia logró configurarse rápidamente. Primero conversaron los exalcaldes Enrique Peñalosa (Bogotá), Federico Gutiérrez (Medellín) y Alejandro Char (Barranquilla) y luego lograron aglutinar a otras figuras de peso como Dilian Francisca Toro –que dirige los rumbos de La U–, que es considerada la baronesa de la política en el Valle; Juan Carlos Echeverry, que fue ministro de Hacienda y presidente de Ecopetrol, y David Barguil, que fue elegido el candidato del Partido Conservador. Entre las mayores ventajas de esta alianza es que tienen una fuerza electoral en las regiones que los demás no lograrían.
Una de las grandes disputas en estos momentos en ese sector es la posibilidad de que el uribismo entre a jugar. Dentro de la coalición hay una disparidad porque Óscar Iván Zuluaga forme parte de ese equipo. Algunos consideran que no debería estar allí cuando su propósito ha sido mostrarse como una opción alejada de los extremos. Con esta idea estarían Peñalosa, Toro y Echeverry, que se han desmarcado en varias ocasiones del uribismo. Mientras que Barguil, Char y Fico no tendrían problema en sumar los votos del Centro Democrático, que no son un tema menor.
La decisión podría tardar unas semanas más y movería todo el tablero electoral. Precisamente, desde que Zuluaga fue escogido como candidato ha buscado hacer alianzas con ellos, sabiendo que hay puntos en común y se pueden lograr acuerdos.
SEMANA conoció que bajo la mesa se está analizando la opción de una nueva coalición integrada por Cambio Radical, La U y el Partido Liberal en la que no esté el uribismo. El tema lo ha venido tejiendo el expresidente César Gaviria. Allí, a diferencia del Equipo por Colombia, no estarían Barguil, Char y Fico, quienes se unirían con Zuluaga. Con ese panorama quedarían las grandes líneas por las que los colombianos podrán votar según se sientan identificados. Esta “primera vuelta” se daría el 13 de marzo, cuando también se lleven a cabo las elecciones al Congreso.
Eso en la práctica tendrá varias consecuencias. La primera es que el nombre de las consultas servirá no solo para el candidato a la presidencia, sino para consolidar un gran bloque que le garantice al próximo presidente la gobernabilidad desde el Congreso. Por esto, el Pacto Histórico le apostó a una lista cerrada que, según ellos, les permitirá alcanzar un gran número de curules.
En el caso de la Coalición de la Centro Esperanza, los precandidatos presidenciales parecen más preocupados por sus campañas que por consolidar una verdadera plataforma legislativa. Al menos así lo evidencia la división que se generó entre la Alianza Verde, Dignidad, ASI y Colombia Renaciente, con el Nuevo Liberalismo, que hará lista aparte. En el Equipo por Colombia el panorama es diferente porque los diversos partidos que los componen buscarán poner a sus parlamentarios como tradicionalmente se hace, es decir, cada partido por su lado.
Otra de las razones por las que casi todos optaron por ir a una consulta, es que esa primera disputa genera una recordación y un proceso que puede ser rentable. En 2018, Iván Duque y Gustavo Petro, que llegaron a la segunda vuelta, habían competido previamente en un proceso de este tipo. El líder de la Colombia Humana arrasó con el hoy gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, mientras que Duque se midió con Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Ambos, como lo pactaron, hacen parte del Gobierno y así ocurrirá después de agosto de 2022 con el vencedor.
Con todo este escenario queda demostrado que los partidos políticos no tienen el caudal electoral de tiempos pasados y les tocó pactar alianzas para obtener el triunfo en las urnas. Del diálogo, los consensos y dejar de lado los egos dependerá la victoria.