Compromisos
La carta que Rodolfo Hernández le envió a los colombianos en SEMANA
El candidato Rodolfo Hernández, instalado en segunda vuelta, escribió una emotiva carta a los colombianos.
Por: Rodolfo Hernández
El cambio que Colombia espera comienza por el fin de la corrupción. Porque acabar con la corrupción es el principio para que todo lo demás pueda cambiar.
El nuevo gobierno debe hacer, entonces, una verdadera restauración moral, tal como tantas décadas atrás lo propuso Jorge Eliécer Gaitán. Porque luchar contra la corrupción no es solo luchar contra el robo económico, también es luchar contra la politiquería, la corrupción en la justicia y mucho más.
La corrupción es un asunto integral, la raíz de todos los males que sufrimos, y por eso mismo es un problema cultural que se debe resolver al mismo tiempo que se comienza a actuar contra sus efectos más nocivos en la contratación y el reparto de cuotas burocráticas, entre otras realidades que sufrimos.
Y hay otros temas de tanta prioridad como ese, comenzando por el dolor que sienten millones de familias colombianas que sufren hambre crónica. Familias en las que los niños mueren por desnutrición. Y también otras familias que antes del actual gobierno podían comer tres veces al día, luego solo dos, y ahora no más que una vez, porque los precios de los alimentos cada día suben y suben sin piedad.
La grave inseguridad alimentaria que sufren las mujeres y sus familias no permite demoras. Por eso debe ser una decisión inmediata del próximo gobierno proveer y multiplicar comedores comunitarios y crear Bancos de Alimentos para mujeres y sus hijos. Además, es fundamental crear, de manera urgente, las condiciones para que las mujeres que hoy no tienen empleo lo tengan, y así cuenten con ingresos. Y esto no solo por esos fundamentales ingresos, sino también por su dignidad, sus derechos y el bienestar de sus familias. Y que los ingresos dejen de ser más bajos que los de un hombre que desempeña el mismo trabajo, como ocurre hoy.
El próximo gobierno debe decretar que las empresas que contraten mujeres no pagarán caja de compensación (4 por ciento del salario) por estas empleadas, costo que asumirá el Estado. Por otra parte, para contribuir a la seguridad alimentaria de la mujer y su familia, todos los alimentos no procesados de producción nacional No deberán pagar IVA, y los procesados en Colombia no tendrán un IVA superior al 10 por ciento. Y en compensación por esta disminución de ingresos tributarios, la comida chatarra, con exceso de sodio o de azúcar, incluidas bebidas gaseosas o jugos azucarados, tendrán un IVA del 30 por ciento, y todas las bebidas alcohólicas tendrán IVA del 50 por ciento.
Pero, además, presentando el certificado de votación de mayo y/o junio, las mujeres que voten tendrán en diciembre cinco días libres para compartir con su familia, entre el 24 y el 31 de diciembre. Eso es parte del cambio que necesita este país desde hace décadas. Pero no es lo único. También desde hace décadas Colombia espera una Reforma Estructural de la Educación de niños, niñas y adolescentes, porque el modelo de educación que tenemos está muerto y no sabe que lo está.
Seguimos encerrados en una concepción cultural de hace más de 200 años, que no registra cambios, ni leyes de inclusión, ni antimaltrato, ni nuevos valores, ni internet, ni modernidad. Una educación que hace daño a niños, niñas y adolescentes con su modelo represivo, exámenes, pérdidas de año, tareas y “letra que con sangre entra”. Es hora de un sacudón que saque a niños, niñas y jóvenes de una noción de escuela que los aburre y les enseña cosas que hoy dejaron de ser.
Necesitamos un cambio total del sistema educativo, ponerlo al día, incorporar videos y otras herramientas de formación que el mundo ofrece hoy. Eso debe hacer el nuevo gobierno. Y duplicar el sueldo de los maestros. Y triplicar el presupuesto de educación. Porque esta es la base de todo lo que vendrá después. También deberá evitar el modelo de macrocolegios, reemplazándolo por el de colegios de barrio, para que niños y jóvenes tengan fácil acceso a ellos.
Y, por supuesto, para que el cambio sea lo que Colombia necesita y espera desde hace tanto, el nuevo gobierno deberá impulsar como nunca la educación pública y gratuita. El cambio que Colombia necesita y espera también es un cambio del sistema de salud, que signifique verdaderamente el fin de la era de filas eternas y esperas interminables para recibir tratamientos médicos.
Esperas tan largas que muchas personas mueren antes de que llegue la fecha de la cita con el especialista que necesitan. O se mueren porque para recibir el medicamento que necesitan, deben acudir constantemente a la tutela y una vez más esperar.El nuevo gobierno debe garantizar un sistema de salud que realmente proporcione cobertura universal y de la más alta calidad para todos. Y para lograr esto, se debe asegurar el pago oportuno de los proveedores de servicios, para que demoras en los pagos no se traduzcan en demoras en la atención médica.
El próximo gobierno tiene como una de sus tareas inmediatas en materia de salud regular los precios de los medicamentos, porque la salud no debería costar un ojo de la cara. Y debe construir más clínicas y hospitales, formar más médicos especialistas y cuando ejerzan remunerarlos bien. Y lo mismo a las enfermeras. Porque para recompensar a quienes salvaron tantas vidas durante la pandemia, así como lo siguen haciendo todos los días, se deben aumentar sus salarios.
Porque los colombianos necesitan tener tranquilidad. Tranquilidad de que, si se enferman, recibirán la atención que necesitan. Tranquilidad de que van a poder proveer para sus familias. Tranquilidad de que sus hijos van a recibir la mejor educación, que les dará oportunidades de avanzar, de prosperar. Tranquilidad porque hay trabajo y nadie podrá volver a justificar un acto delictivo en razón de la pobreza extrema. Y tranquilidad, también, de que mañana sus hijos tendrán un planeta en el que vivir.
Para eso, el próximo gobierno tendrá que asumir una responsabilidad de la más alta trascendencia para la humanidad: contrarrestar lo que en Colombia está contribuyendo a la catástrofe global, como la destrucción de ríos y selva, entre otras destrucciones mortales para este planeta y quienes lo habitamos. No tenemos otra vida más que esta vida. Y esta es quizás la más importante razón que ha impulsado a los colombianos a votar muy diferente a como se ha venido votando en este país.