POLÍTICA
La Coalición de la Centro Esperanza: juntos, pero no revueltos en las elecciones al Congreso
La Coalición Centro Esperanza está unida para las elecciones presidenciales, pero no para el Congreso, en el que cada partido tomará su propio camino.
La fotografía del exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo con el exrector AlejandroGaviria, en compañía de Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, Carlos Amaya y Jorge Enrique Robledo, entre otros, despertó más de una ilusión.
La centroizquierda llegó finalmente a un convenio para las elecciones presidenciales de 2022. El acuerdo fue claro: todos competirán en una consulta en marzo de 2022, de la que saldrá el elegido para la primera vuelta en mayo.
La imagen, con Íngrid Betancourt y Humberto de la Calle como garantes, envió un mensaje de unión de cara a la opinión pública. Pero lo que muchos desconocían era que mientras Juan Manuel Galán ingresaba al cónclave, el Nuevo Liberalismo, su partido, confirmaba que iría por separado a las elecciones al Congreso con una lista cerrada.
Los Galán optaron por una lista propia y adoptaron la estrategia cremallera, que les permitirá a sus candidatas tener igual oportunidad de curules que los hombres. Esa decisión no fue bien recibida en la naciente Coalición Centro Esperanza.
Lo más leído
Los primeros en poner el grito en el cielo fueron los aspirantes de la Alianza Verde, quienes alegaron que esa estrategia podría impactar la meta de mantener o aumentar las 19 curules que tienen hoy en el Legislativo. Tampoco les gustó que, de entrada, en la Coalición se pensara como cabeza de lista al Senado al exjefe negociador Humberto de la Calle.
El partido Dignidad, que dirige el precandidato Jorge Enrique Robledo, se inclinó por la misma línea. No le sonó la idea, pues en 2022 quieren que sus aspirantes se cuenten en las urnas. Por eso, Robledo, pensando que su micrófono estaba cerrado durante una sesión del Senado, confesó esta semana lo que jamás se hubiera atrevido a afirmar en público. “Los malparidos de los Galán (...) que dicen que la lista tiene que ser …”, dijo.
¿Los MALPARIDOS de los qué senador @JERobledo? pic.twitter.com/4hpMi4B7F4
— Nicolás Contreras (@NicoKontreras) November 30, 2021
Así se haya excusado posteriormente y el madrazo se haya convertido en una frase burlona entre algunos dirigentes del centro, Robledo mostró un descontento evidente en una Coalición Centro Esperanza que, a juzgar por lo observado en la última semana, tiene más vocación de poder presidencial que legislativo. Como el Nuevo Liberalismo armará su propia lista al Congreso, la Alianza Verde contempla copiar la misma idea.
Los verdes avanzan en conversaciones con la Centro Esperanza, tal como lo acordaron en el último ejecutivo, pero el escenario para ellos no pinta bien en esta coalición. La senadora Angélica Lozano es bien recibida, entre otras, por su buena relación con Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria y ahora con Íngrid Betancourt, quien llegó recientemente con Verde Oxígeno. Lo mismo que Carlos Andrés Amaya, quien, ante la crisis de la Alianza Verde, llevó allí su aspiración presidencial.
En cambio, no son bien vistas las aspiraciones de Katherine Miranda, Inti Asprilla, León Fredy Muñoz, entre otros, quienes respaldan de frente a Gustavo Petro.
Pero más allá de eso, un tema de cálculo político evitaría que la Alianza Verde participe en las listas de la Coalición. Sin el Nuevo Liberalismo, que agita el tablero electoral por la historia y el peso de los seguidores de Luis Carlos Galán, los verdes serían el único partido político fuerte en la Coalición Centro Esperanza.
Aun cuando no contarán con Antanas Mockus, el profesor participará en la campaña política y seguramente recuperará gran parte de sus 500.000 votos, que se repartirán entre otras figuras. En las cuentas, Angélica Lozano obtuvo más de 105.000 electores en 2018, y Jorge Londoño, 64.000.
Los verdes estiman hoy que llegar a la Coalición Centro Esperanza no les representa mayor ganancia, porque una lista independiente, en la que posiblemente Lozano encabece el Senado, les puede arrojar mayores resultados. De paso, evitan que, después de las elecciones, los dineros por financiación que podría recibir la Alianza Verde y que le servirían para su sostenimiento tengan que dividirse por partes iguales con los partidos más pequeños de la CoaliciónCentro Esperanza.
El problema es que, si la Alianza Verde no participa en listas conjuntas con la Coalición, el escenario político para la centroizquierda en el Congreso no será fácil. De entrada, la principal meta será alcanzar el umbral. Si lo logran, el problema será obtener un número de congresistas propios que le generen gobernabilidad a uno de sus candidatos presidenciales en caso de alcanzar el poder en la Casa de Nariño.
Trabajo político
Sin el Verde y sin el Nuevo Liberalismo, la Centro Esperanza dependerá del trabajo político que adelanten la mayoría de movimientos que la conforman y que, excepto Dignidad, no tienen gran kilometraje en elecciones legislativas. El partido que lidera Jorge Enrique Robledo enfrentará un principal desafío: sostener los más de 229.000 votos que en 2018 obtuvo el hoy precandidato presidencial. Jorge Gómez saltará de la Cámara al Senado, y en la lista participará Guillermo Criado, expresidente de PatPrimo, el exsenador Darío Angarita, el excandidato al Senado y líder del sector camionero Manfri Parra, el directivo del sector transportador Jorge García, además del excandidato a la Alcaldía de Cali Michel Maya, entre otros.
El Movimiento en Marcha, de Juan Fernando Cristo, apenas se estrenará en esta contienda electoral y en su lista tendrá a Guido Echeverri, exgobernador de Caldas; la exministra de Trabajo Griselda Janeth Restrepo; Luis Emil Sanabria, expresidente de Redepaz; Norma Vera, líder social; Jaime Hernández Amín, excandidato a la alcaldía de Cartagena, y Miguel Samper. El exalcalde de Bogotá Lucho Garzón descartó aspirar al Congreso. “Prefiero respaldar la candidatura de Humberto de la Calle”, le dijo a SEMANA.
Compromiso Ciudadano, el movimiento de Sergio Fajardo, no ha destapado sus cartas al Congreso. Al exgobernador de Antioquia lo respaldaba el senador Iván Marulanda, pero hoy saltó de la Alianza Verde al Nuevo Liberalismo. Por su parte, la congresista Catalina Ortiz, una de sus más fieles escuderas, no regresará al Legislativo. Colombia Renaciente le apostará al congresista Jhon Arley Murillo, hoy representante de las comunidades afros, y el ASI aún no define con quién se la jugará. Entre tanto, Íngrid Betancourt lanzará los nombres de sus candidatos al Senado la semana entrante, pero ya adelantó que, en su mayoría, serán mujeres.
La Coalición Centro Esperanza tendrá más de 50 candidatos al Congreso. Sin embargo, los precandidatos presidenciales decidirán este fin de semana si la lista será abierta o cerrada. Lo más probable es que opten por abrirla y que cada quien se dispute las curules de acuerdo con el número de votos obtenidos. Cerrarla implicaría un desgaste innecesario, pues corren contra el tiempo: hasta el 13 de diciembre hay plazo para decidir quiénes ocuparían los primeros lugares.
De hecho, el Pacto Histórico, que dirige Gustavo Petro, lleva más de cuatro meses intentando cerrar una lista al Senado que, como en la Coalición Centro Esperanza, tiene más de un interés. Otro problema que salta a la vista son las dudas que rodean a Humberto de la Calle y que lo llevarían a rechazar la cabeza de lista al Senado, ya que está de acuerdo con que sea una lista abierta. El problema es que la inscripción ante la Registraduría está a la vuelta de la esquina.
Este fin semana, la Alianza Verde decidirá oficialmente si participará en las listas conjuntas de la Coalición, un tema que hasta este viernes pasado estaba enredado, pues un sector de los verdes, cercano al petrismo, examinaba acciones legales ante el Consejo Nacional Electoral para evitar que Verde Oxígeno, el partido de Íngrid Betancourt, se lleve su nombre y, de paso, confunda al electorado.
Este hecho podría enfriar la llegada de la Alianza Verde a la Coalición Centro Esperanza; pero serán sus propios líderes quienes concertarán y tomarán decisiones en los próximos días para evitar atomizar una convergencia de centro que, hasta el domingo pasado, despertó más de una ilusión.