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   El presidente Gustavo Petro armó una coalición legislativa cuyo combustible es más la burocracia que la ideología.
El presidente Gustavo Petro armó una coalición legislativa cuyo combustible es más la burocracia que la ideología. | Foto: guillermo torres-semana / getty images

Política

La coalición del Gobierno en el Congreso le pone freno a las reformas clave del presidente Petro; ¿crisis a la vista?

Al Gobierno se le enredaron en el Congreso de la República sus dos principales proyectos: la ley de paz total y la reforma tributaria. Los partidos le empezaron a mostrar los dientes al presidente.

22 de octubre de 2022

En sus dos primeros meses de gobierno, el presidente Gustavo Petro sacó pecho por tener una verdadera aplanadora legislativa que le aprobaba a ojo cerrado cualquier iniciativa que viniera desde la Casa de Nariño. Sin embargo, esta semana la coalición lo frenó en seco y le puso reparos a los dos principales proyectos del Gobierno: la ley de paz total y la reforma tributaria.

Los primeros indicios de que la locomotora legislativa de Petro se estaba empezando a quedar sin gasolina se hicieron evidentes el martes. Los liberales, La U y los conservadores, tres fuerzas claves de la coalición, condicionaron su respaldo a la reforma tributaria si no se eliminan algunos puntos que, consideran, afectan a la clase media y al aparato productivo, como los impuestos a las pensiones, la carga sobre el sector de los hidrocarburos y el impuesto a las bebidas azucaradas.

Uno de los más críticos fue el expresidente César Gaviria, quien reunió a la bancada liberal para expresarle sus reparos a la reforma tributaria: “No tiene un artículo para defender. No hay ni un artículo que uno diga ‘esto hay que pelearlo’. No hacen sino daño, daño y daño”. Mientras el expresidente le expresaba la molestia a su bancada, el Partido de la U emitió un comunicado en el que pidió cinco cambios sensibles a la tributaria, entre los que están no imponer impuestos a las pensiones y no gravar al sector de los hidrocarburos. El Partido Conservador convocó a sus congresistas para una reunión este martes con el fin de tomar una posición al respecto.

Los tres partidos coinciden en que se debe peluquear la reforma, aspiran a que la tributaria le aporte al Estado entre 10 y 12 billones de pesos y no los 22 billones que está esperando el Gobierno. Para completar la mala hora, las plenarias del Senado y la Cámara aplazaron la discusión del llamado proyecto de ley de paz total, que estaba previsto en último debate.

  El Partido de la U, en cabeza de Dilian Francisca Toro, ha pedido que la reforma tributaria no afecte a la clase media ni al sector productivo del país.
El Partido de la U, en cabeza de Dilian Francisca Toro, ha pedido que la reforma tributaria no afecte a la clase media ni al sector productivo del país. | Foto: ALEJANDRO VILLAQUIRAN

La iniciativa, en principio, busca darle algunas herramientas al Gobierno para que avance en procesos de paz con grupos armados ilegales. Sin embargo, en el texto se colaron dos artículos que permiten indultar a los miembros de la primera línea. El asunto no cayó bien y la discusión se aplazó.

Un hecho que llama la atención es por qué hasta ahora, cuando la tributaria y la ley de paz total están en último debate, los congresistas pusieron el grito en el cielo sobre estas dos iniciativas y no lo hicieron cuando fueron discutidas en primer debate y aprobadas por amplias mayorías.

Varios elementos explican este fenómeno. El primero de ellos tiene que ver, tal como lo señaló el senador liberal Mauricio Gómez Amín, con que diferentes sectores de la sociedad han salido a protestar, pues les están poniendo más impuestos justo cuando la inflación se encuentra por las nubes, el dólar está disparado y el país se alista para una recesión. Y toda la presión de la opinión está recayendo sobre los congresistas y no sobre el Gobierno.

  El expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal, se ha convertido en un férreo crítico de la reforma tributaria que tramita el Gobierno nacional.
El expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal, se ha convertido en un férreo crítico de la reforma tributaria que tramita el Gobierno nacional. | Foto: juan carlos sierra-semana

Representación

A pesar de que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, se reunió el jueves con representantes de las bancadas para salvar la tributaria, está claro que los partidos no quieren comprometerse con temas impopulares, pues se empiezan a encender los motores para las elecciones regionales del próximo año.

Pero detrás de esta preocupación de los congresistas también se esconde una motivación política: los partidos le están midiendo el aceite al Gobierno, cuando más los necesita. Desde que se instaló en la Casa de Nariño, Petro no tuvo problema en abrazarse con el Partido Liberal, La U y los conservadores, y armó con ellos una coalición cuyo combustible es más la burocracia que la ideología.

Y pese a que el jefe de Estado les entregó ministerios propios y entidades estratégicas, como el Fondo Nacional del Ahorro y el Banco Agrario, los partidos tienen claro que a la locomotora legislativa la gasolina se le acaba y para que funcione debe ser abastecida nuevamente.

Por ejemplo, en el Partido Conservador, que había sido de los más fieles a Petro, hay malestar porque consideran que no les están dando el juego suficiente. La principal queja radica en que el presidente del partido, Carlos Andrés Trujillo, es el único canal directo entre la bancada y la Casa de Nariño.

“Los espacios que el Gobierno le ha brindado al partido se han quedado en cabeza de Trujillo y no ha dado oportunidades para que otros congresistas presenten hojas de vida”, dijo a SEMANA un congresista de las toldas azules.

  El director del Partido Conservador, Carlos Andrés Trujillo, ha sido uno de los más beneficiados con la repartija burocrática del presidente Petro.
El director del Partido Conservador, Carlos Andrés Trujillo, ha sido uno de los más beneficiados con la repartija burocrática del presidente Petro. | Foto: alexandra ruiz poveda-semana

La cuota más clara de la colectividad es el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, a quien consideran más cercano a Trujillo que a la totalidad del partido. “El presidente Petro pide unas hojas de vida, pero él es el que finalmente escoge, no nos ha dado la oportunidad a la bancada de tener a personas que nos representen realmente”, agregó el congresista.

Una situación similar ocurre con el Partido Liberal. El ministro de Justicia, Néstor Osuna, y la ministra de Vivienda, Catalina Velasco, están lejos de ser de las entrañas de la colectividad. “Osuna es amigo personal de Gaviria y la ministra de Vivienda es más de Petro que de nosotros los liberales”, le confesó a esta revista uno de los congresistas de la línea de César Gaviria.

Es tal el distanciamiento entre la bancada roja y los ministros liberales que ocurren casos como el que le narró a este medio un representante liberal. Él se acercó al Ministerio de Vivienda para pedir que lo ayudaran con un grupo de familias que se habían quedado por fuera de los cupos otorgados para los subsidios de Mi Casa Ya, pero en esta cartera le respondieron con un portazo: “No hay recursos”. “Se supone que ella es liberal, pero ni siquiera nos soluciona a la hora de tramitar temas de su ministerio”, expresó el congresista.

Además, en las toldas rojas están inconformes porque el presidente Petro, desde que llegó a la Casa de Nariño, solo ha recibido en su despacho privado al expresidente Álvaro Uribe, quien representa a la oposición, pero no lo ha hecho con los líderes de los partidos de su coalición.

Congreso de la República
Plenaria de la Cámara de Representantes. | Foto: Congreso de la República

La preocupación también llega al Partido de la U, que hasta el momento tiene su representación en Sandra Urrutia, ministra TIC. Según confesó uno de los miembros de la bancada, “cuando nos la presentaron, ninguno de los congresistas sabía quién era ella”.

A la falta de representación política que alegan los partidos, se suma el hecho de que, según reconocen desde el mismo petrismo, en la relación política con el Gobierno “el puente está quebrado”. A pesar de que en el Capitolio reconocen que el ministro del Interior, Alfonso Prada, es un hombre avezado en asuntos constitucionales, con experiencia política y capacidad de lograr consensos, los parlamentarios coinciden en que poco aparece por el Congreso.

A Prada se le ha visto más dedicado a recorrer las regiones, tal como se lo encomendó el presidente Petro, que a estar pendiente de lo que ocurre en el Legislativo. “Al ministro le metieron dos micos en la ley de orden público y se le cayó la tributaria, y no se dio cuenta”, comentó una representante de la Alianza Verde al salir de la plenaria de la Cámara el pasado miércoles.

Este hecho ha provocado malestar incluso en el Pacto Histórico. Insisten en que se han sentido huérfanos a la hora de defender las iniciativas del Gobierno, pues desde la Casa de Nariño “no tiran línea”. El presidente Gustavo Petro se la jugó por armar una aplanadora legislativa cuyo impulso está más en la burocracia que en la ideología. Pero cuanto más grande es la locomotora, más combustible necesita. ¿Hasta dónde alcanzará la gasolina?