ENTREVISTA
La confesión de Amparo Grisales: la diva habla sin tapujos de sexo, droga, política y vacunas
En entrevista con SEMANA, la diva de los colombianos habla sin tapujos de política, sexo, vacunas, drogas y de sus secretos para mantenerse siempre joven.
VICKY DÁVILA: Estamos en Navidad y Año Nuevo. Quiero empezar pidiéndole que recuerde cómo eran estas épocas al lado de su mamá…
AMPARO GRISALES: Ay, Vicky, se me va a correr el maquillaje (lágrimas). Me la disparaste muy fuerte de una. Es una época muy nostálgica, porque mi mamá era mi motor principal. Lo que soy se lo debo a ella. Nos dejó un legado y una herencia de tanta sabiduría, amor, comprensión, era mi amiga y mi cómplice. Por ella fui a dar a la Academia de Bellas Artes, desde muy pequeñita, a estudiar artes dramáticas y música. La locura de ella era la Navidad, mi mamá hacía el árbol y desocupaba el comedor para poner ahí el pesebre que tenía fuentes de agua de verdad, había una manguera para que se vieran los ríos correr, con paticos. Ella era feliz poniendo las ovejitas y el Niño Dios. Tengo una foto de ella apreciando su último pesebre, es hermosa. Se sentaba a poner las lucecitas, hacía buñuelos y natilla, los platos de la Navidad eran la locura. Entonces, no tenerla, pues… la extraño mucho.
V.D.: Claro, es natural que sienta tanta nostalgia y dolor…
A.G.: Sí, porque, además en este naufragio colectivo que hemos tenido a nivel de toda la humanidad, mucha gente perdió a sus seres queridos. Y estar una Navidad sin su mamá, sin su papá o sin algún ser querido es muy duro, y yo los abrazo con el corazón y les digo que ellos siempre están ahí. Así que voy a coger un Kleenex, me dañé la pestañina. Cuando estoy triste o con ganas de llorar, siento la voz de mi mamá que me dice: no llores, tesorito, que te pones fea.
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V.D.: ¿Por qué menciona tan poco a su papá? ¿Quién era él?
A.G.: Él y mi mamá tenían una relación muy amistosa, como de amigos. Mi papá se fue varias veces, pero siempre volvía. Siempre había un lugar para mi papá en la casa, aunque dormían en diferentes cuartos. Mi papá era de otra generación, era un poco distante, pero yo siempre lo amé y mis hermanas también, y lo apoyamos hasta el final, porque él se puso muy enfermo. Lo que pudo haber hecho mal se lo perdono.
V.D.: ¿Qué han significado los hombres en la vida de Amparo Grisales?
A.G.: Yo he tenido la fortuna de tener hombres amorosos y respetuosos. Por eso yo no estoy de acuerdo con el feminismo, porque me parece que ha abierto una brecha horrible; en vez de buscar la igualdad, yo creo que lo que han abierto es una grieta espantosa entre los hombres y las mujeres.
V.D.: ¿Por qué no le gusta el feminismo?
A.G.: Porque si el feminismo quiso abolir el machismo, ¿por qué pusieron la palabra feminismo? La verdad es que los hombres ya nos han cogido un poco de miedo por la manera de reaccionar ante un piropo o una invitación a cenar. Entonces, ya las mujeres se han vuelto muy agresivas, y a mí me parece que, si queremos abolir el machismo, pues eso nunca va a suceder. Igual, la palabra feminismo me parece muy fuerte y muy fea. Si estamos buscando esa igualdad en oportunidades y otras cosas, ¿cómo se fueron por la línea delgadita de lo sexual? Y todo es un abuso, que si hace 30 años entonces me dio un trago, entonces me quiso besar. Yo creo que no les damos ni siquiera la oportunidad a los hombres para que se defiendan. Las mujeres a veces lo hacen por revancha o porque no las eligieron a ellas.
Conozco casos de personas que han ido a la cárcel y que han salido, y los niños ya grandes se han retractado y dicen: “Es que mi mamá cuando yo era chiquito me dijo: diga esto y esto y esto, pero a mí, él nunca me hizo nada”. A mí por eso no me gusta el feminismo. Además, los hombres siempre me han dado la oportunidad de tener trabajo y gracias a Dios nunca se metieron conmigo.
V.D.: ¿Usted es una defensora de los hombres?
A.G.: Sí, por eso yo defiendo tanto a los hombres, y estoy escribiendo un libro llamado Oda al piropo. Las feministas dicen ahora que el piropo no se puede decir, pero yo lo que veo es que hay feministas que se desnudan y que hacen cosas obscenas frente a una cámara, y esas feministas no me representan. Para ser feministas, hay que empezar por ser femeninas, y por darnos esa esencia que tenemos como mujeres. Creo que mi relación con mis hombres ha sido espectacular, con mis amantes, con mis novios, con mis amigos.
V.D.: ¿Por qué los separa entre amantes, novios y amigos?
A.G.: Porque los novios a veces han sido pasajeros, los amigos son amigos. Y un amante es cuando ya hay una relación sólida. Tienes una relación de años. Yo he tenido relaciones muy lindas de ocho años. Tuve otra de cinco y otra de tres años, con los que conviví. Maravillosos. Y que me abrí o me abrieron, o los abrí, porque había muchos celos con mi carrera.
V.D.: ¿Por qué la celaban?
A.G.: Por una foto sexi, por un vestido transparente, que por qué te pones este escote, te conocen cómo eres tú y, de repente, hay cosas que no les gusta mucho. Vicky, tú sabes que a las mujeres independientes que tenemos una carrera y podemos tener una vida, y por nosotras mismas, nos tienen un poco de susto. Eso creo que no es solamente a mí, sino a muchas mujeres en el mundo. Todas las mujeres famosas, importantes, tienen ese problema y siempre hablan de eso, que los hombres sienten como una amenaza y un poco de inseguridad.
V.D.: ¿Le gustan las relaciones amorosas por internet?
A.G.: Yo todavía no entiendo eso. Yo creo que por las redes eso no va para ningún lado. Y si esa nueva generación no va a poder bailar rico, acercarse a alguien, sentir ese perfume, no sé, a nosotros nos tocó algo tan delicioso y tan divertido. O sea, cuando me di besos y cuando vino la caricia, las burbujitas aquí, las maripositas en el estómago, es porque me gustaba.
V.D.: Amparito, ahora muchos practican el sexting.
A.G.: ¿Cómo se llama?
V.D.: Sexting…
A.G.: ¿Y cómo hacen? ¿Películas porno por video?
V.D.: No me pregunte a mí que yo no hago parte de la generación que le jala a eso.
A.G.: ¿Y luego cómo hacen? ¿Graban eso y lo sacan por todos lados? Eso es el despelote total. Yo digo, por ejemplo, las mujeres hacen esos videos que están de moda, donde solo se agachan y perrean y perrean, eso es bastante vulgar. Y eso que yo soy muy abierta de la mente y muy evolucionada. Pero sí hay cosas que uno dice: pero, a ver, quieren que las respeten y vea. Uno mismo se tiene que hacer respetar.
V.D.: Se le armó una polémica por el programa de Yo me llamo y le dijeron homofóbica, transfóbica, de todo…
A.G.: Yo no pedí disculpas, porque no hice nada malo. Simplemente aclaré lo que había sucedido. Y además la lupa la uso con todo el mundo, pero bueno. Se sintieron, que no sé qué, que la Constitución. Y yo digo: ¿a mí quién me defiende, ni las feministas? Yo soy una mujer.
V.D.: ¡Le toca con el Chapulín Colorado! A todas estas, a usted que le han llovido los hombres, ¿le han llovido políticos?
A.G.: Llovido que diga uno que aguacero tampoco.
V.D.: Pero alguna cosita cayó…
A.G.: Me gusta la gente que se mueva en escenarios más tranquilos, musicales, armoniosos. La política está muy agresiva hoy en día. Puede caerme algún político de algún lado, bacanísimo, pero que yo haya tenido algo así, no.
V.D.: ¿Amoríos con políticos?
A.G.: No, solo muy buenos amigos. Tengo amistades muy fuertes desde antes de que fueran políticos y presidentes.
V.D.: Ah, pero está hablando de presidentes.
A.G.: Soy muy presidencial también.
V.D.: ¿Cuál expresidente le coqueteó?
A.G.: Sí, claro. Gracias a Dios, a mí me coqueteaban todos.
V.D.: El beso que se dio con Margarita Rosa de Francisco en la novela Los pecados de Inés Hinojosa fue un escándalo. ¿Qué pasó en su vida entonces?
A.G.: En esa época, como todo era tan cerrado y conservador, y no se podía hacer nada, y de repente una escena de un pequeño beso y nos quitamos las pijamas… Eso fue un escándalo, en Manizales me excomulgó el arzobispo de ese momento. Hoy en día digo que fue tan inocente todo que no le vi ningún pero a eso. Cuando hicimos los pecados, yo tenía 33 y ella, 24. Yo le decía: póngame la mano en la pierna, agarre tranquila, venga. Margarita creció, tiene otra forma de pensar, éramos muy amigas y muy unidas.
V.D.: ¿Hoy cómo ve a Margarita?
A.G.: Yo no quisiera hablar de ella, porque después los petristas me atacan. Todo lo que diga será usado en mi contra. Cada cual toma sus decisiones de vida, me parece muy raro que sea tan activista cuando era una chica a la que solo le gustaba el deporte, estar frente al espejo para ver si se le ablandaban los músculos, pero no sé en qué momento se volvió tan política y entendedora de la política. No me gusta verla dar declaraciones tan desatinadas, no me gusta contestarle por las redes, pero a veces se desubica un poco y eso fue lo que ella eligió. Entonces, yo le respeto eso, pero, la verdad, no la reconozco.
V.D.: ¿La desconoce?
A.G.: Sí, la desconozco.
V.D.: ¿No es la persona que usted conoció siempre?
A.G.: No es la persona, eso que ella piensa que dice lo veo más reflejado en su hermano, Martín, que en ella. Pero cuando me la encuentro, la abrazo con mucho cariño, pero en eso sí no me meto ni a opinar, ni que sería lo bueno o lo malo. Ella verá cómo la han convencido o de dónde ha aprendido tanto, no sé. Dejémoslo así.
V.D.: ¿Le gusta Gustavo Petro?
A.G.: Si tú me dices que vote por Gustavo Petro, no lo haría, porque no soy ni de izquierda ni de ultraizquierda, ni de derecha ni de ultraderecha. Voy por el medio.
V.D.: Cuando usted dice que no vota por Petro, ¿es por qué?
A.G.: Porque no mira a los ojos cuando uno habla con él. A mí no me da confianza la gente que no te mira a los ojos y no te saluda de un buen apretón de manos.
V.D.: ¿Hay algún candidato que le guste?
A.G.: Alejandro Gaviria me parece chévere.
V.D.: ¿Está de acuerdo con la despenalización total del aborto?
A.G.: Sí, con responsabilidad. Es muy importante cuidarse para no tener que llegar al aborto. Me parece que uno es dueño de su cuerpo, no queden embarazadas si no quieren tener bebés.
V.D.: ¿Cree en el sexo solo por amor?
A.G.: No, de pronto una canita al aire bien sabrosa es buena (risas).
V.D.: Le pido permiso para que me deje preguntarle esto: ¿alguna vez ha tenido una relación íntima con otra mujer?
A.G.: Ay, Dios, no, me encantan los hombres, cómo huelen, cómo saben, cómo hablan, cómo me tratan.
V.D.: A usted parece que nunca le va a llegar, pero ¿qué es la vejez?
A.G.: Lo que pasa es que 65 años tampoco es para que uno esté recucho. Eso va mucho en los genes y también en lo que tú te hayas propuesto para alimentar tu cuerpo. Yo creo que la vejez, más que la palabra vejez, es la madurez, porque vejez suena a deterioro.
V.D.: Pero es que también hay mucha hipocresía. Hay gente que piensa lo mismo que usted, pero no lo dice…
A.G.: La hipocresía abunda.
V.D.: Hay jovencitas de 25 o 30 años que ya se ponen bótox. Cuando son mayores, se vuelven unos monstruos, ¿qué opina?
A.G.: El mundo está como al revés, lo correcto es lo incorrecto, lo antiético es lo ético, lo antiestético es lo estético, entonces, estamos en un mundo al revés. Yo les llamo mucho la atención a las jóvenes por esa nueva moda que han tomado últimamente de hacerse también de todo en todo el cuerpo. No niego que hago un bótox, pero yo sí le digo, por ejemplo, al doctor Rada, me deja que yo frunza el ceño. Porque yo qué voy a decir ¡oh!, y se me arrugue aquí la cara, o que yo quiera decir ¡ay!, y me salga la patica de gallina, o sea, yo no quiero estar templada.
V.D.: ¿Qué piensa de las mujeres que se hacen cola?
A.G.: Eso parecen Yayitas todas, una cosa horrible que no les luce un blue jean ni nada; yo prefiero tener uno no tan grande, pero levantadito y a punta de sentadillas. Entonces, a veces saco una foto y me mandan a ofrecer, tienes que ponerte culo porque no tienes, pues yo prefiero el mío chiquitito divino. Hay mujeres que se hacen tanta cosa que se vuelven irreconocibles.
V.D.: ¿Por qué nunca quiso tener hijos?
A.G.: Vicky, no es que no haya querido. Siempre estuve desde muy chiquita en la actuación y siempre quería el siguiente proyecto. Y, por el otro lado, los proyectos de novio que llegaron como que no me daba como para tener hijos. Tampoco fue, como dice mucha gente, que por cuidar el cuerpo. Dios no me dio hijos, pero me dio sobrinos, los quiero mucho y siempre cuentan con su tía consentidora, y tengo muchos perritos. Tengo perritos rescatados, adoro los animales, los gatos, los perros, y para mí esos rescatados amorosos son mis hijos.
V.D.: ¿Le contó a su mamá cuándo tuvo su primera vez?
A.G.: Sí, claro. Pero no me acuerdo, mi mamá siempre fue muy cómplice, muy amiga; entonces, uno no llevaba ningún susto, ni de esconderse de nada. Por ejemplo, yo me casé muy chiquita y me casé a escondidas, y ese fue el único error y lo único que yo cometí en contra de mi mamá. Tenía 15 años, entonces, eso no duró tampoco nada, porque las mamás son sabias.
V.D.: ¿Está de acuerdo con la legalización de las drogas?
A.G.: No estoy de acuerdo con legalizar todas las drogas, especialmente las procesadas.
V.D.: ¿Por ejemplo, la cocaína?
A.G.: Cocaína, pepas, heroína y todas esas cosas que se inventan raras que yo no sé, pero yo sí estoy de acuerdo con que la marihuana, ¡bendita seas!, la legalicen. Entonces, la gente, por ejemplo, que toma mucho trago y quedan fundidos en un sofá, babeando, me parece horrible. La marihuana me parece una materia prima, una medicina maravillosa… y se han descubierto muchas gotitas.
V.D.: Habla de la marihuana medicinal.
A.G.: Sí, yo tengo también unos sprays de marihuana divinos, tengo pomadas también, la marihuana medicinal es maravillosa.
V.D.: ¿Y en cigarrillo?
A.G.: En cigarrillo, mi amor, cuando está uno con amigos chéveres, darse dos pitaditas me parece de ataque. Yo creo que eso no le ha hecho daño a nadie. Ahora, si tú vas y te metes una borrachera y te metes tres cachos, pues no. Eso no es verdad que una fumada de marihuana te va a llevar a otras drogas, tienes que estar muy bien formado, lo que pasa es que no todo el mundo es igual, o sea, hay gente que es más débil, tal vez mentalmente, entonces, si probé esto y me gustó entonces voy y meto cocaína, no. Esas drogas no me gustan para nada. Alguna vez probé la cocaína y me pareció asquerosa, sabe horrible y nunca más, porque yo me cuido mucho y soy muy de sabores, olores y aromas, entonces, me gustan las cosas bonitas. También hay marihuanas de marihuanas, hay unas que te idiotizan y hay otras que te ponen muy feliz, que te ponen animada como para hacer ejercicio. Yo creo que la marihuana es muy amable y la deberían legalizar, porque además creo que con eso tenemos una buena fuente de ingresos en el país, como el café. Me van a decir, miren, cómo está de regia la marihuanera… (risas).
V.D.: ¿Cómo le fue con la película que se está estrenando, El paseo 6?
A.G.: Estoy muy feliz de estar en la saga de Dago García, porque Dago, como productor, donde pone el ojo, pone el éxito. Esta ha sido una saga muy exitosa. Él me propuso esto hace cuatro años, me dijo: “Quiero hacer una película contigo”; y yo le dije: “Dago, cuando quieras”, porque yo a él lo respeto y lo adoro muchísimo. Vino la pandemia, ese año se iba a hacer la película, en San Andrés. Luego se pospuso para ver qué iba a pasar, si íbamos a ver una luz al final del túnel, la vacuna. Al final se hizo este año en abril. Tiene un elenco maravilloso, ya no es en una piscina, sino que ya tenemos la playa y el mar. Tenemos gente de la nueva generación, influencers y también actores… Bueno, es que ahora la gente joven casi toda es influencer.
V.D.: Un paréntesis: ¿le gustan los influencers?
A.G.: Yo prefiero los influyentes que los influencers.
V.D.: Mejor sigamos con la película, Amparo…
A.G.: El momento más hermoso para mí, en abril cuando llegamos a San Andrés y cuando Rodrigo Triana dijo: “Cámara y acción”, yo lloré y le dije: “Para, para un momento porque yo tengo que darles gracias a Dios y al universo, en este naufragio colectivo poder ser sobreviviente y estar aquí haciendo lo que más nos gusta, en San Andrés, aquí pisando la arena, en el mar y haciendo lo que nos gusta”. Eso fue una bendición de Dios, y la gratitud es por encima de todo, entonces, fue hermosa la grabación. Van a ver unos paisajes divinos, una comedia sin igual para toda la familia, porque no es el chiste ni el humor barato.
Es un buen paseo que se van a dar a partir del 23 de diciembre, solo en los cines, y van a disfrutar mucho en familia.
V.D.: No la puedo dejar ir sin preguntarle por los antivacuna. ¿Qué piensa de ellos?
A.G.: Me parece que están en otro mundo, están leyendo las redes de donde vienen todas las fake news. Me parece que es una falta de responsabilidad con ellos, con sus semejantes y con su entorno. Ningún chip, mi amor, para chip el que tienen ustedes todo el tiempo metidos en el teléfono, que se están mirando, y todo el tiempo viendo ridiculeces.
Ese es el chip, porque por ahí es donde les tienen grabado todo lo que les gusta, todo lo que saben, todo lo que conocen, entonces, ningún chip. Yo creo que es una muestra de amor. Yo me siento muy segura vacunada, tengo mis dos dosis, voy para la tercera. ¿Y tú, Vicky?
V.D.: Yo también tengo las tres.
A.G.: Qué rico, pero, además, imagínate, dicen que las ucis están llenas de gente no vacunada y también hay mucha gente de religiones y de sectas que también les inculcan eso a sus seguidores, y, mira, se ha ido mucha gente.
V.D.: Imagínese ya están hasta vendiendo carnés de vacunación falsos.
A.G.: El otro día llamé a una amiga que no se ha vacunado y le dije: “¿Y usted con su vacuna?”; y me dice: “Fui a comer tan rico en un lugar”; y le dije: “¿Cómo entró sin el certificado?”; me dice: “Me lo vendieron allá a 180.000 pesos”; y le dije: “No, pues, que verraquera, qué orgullo”, y me dio tanta rabia y le dije que eso no estaba bien hecho. Eso es un arma, en un recinto, eso es un arma contra los demás. Una persona que no esté vacunada y si es asintomática está poniendo en riesgo a sus papás, a sus abuelos, a sus tíos. Dios bendiga las vacunas y a los científicos que las pudieron descubrir y que las siguen perfeccionando. ¿De los antivacunas qué pienso? Que están muy mal y que Dios los bendiga, porque eso es egoísmo, me parece espantoso.