La covid-19 castiga a Santander

Santander y Bucaramanga sucumbieron ante la covid-19 y el tercer pico de la pandemia arremete contra el departamento, especialmente contra la capital y el área metropolitana donde la ocupación en hospitales y clínicas está desbordada.

El aguante del departamento ante la pandemia se rompió desde el pasado 9 de abril cuando las cifras de contagio empezaron a aumentar día a día, con descensos leves, y que tuvo el récord de contagiados el pasado 14 de mayo con 1.387 registros, según los datos del Instituto Nacional de Salud (INS). Más que cifras, la alerta está encendida porque las camas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) se agotaron desde el 20 de abril y, junto a estas, otras unidades de clínicas y hospitales están a punto de colapsar.

Tanto Santander como Bucaramanga habían sido modelo en el tratamiento de la pandemia. Desde el 29 de marzo de 2020, cuando se detectaron los primeros cuatro casos en el departamento, las autoridades civiles, médicas y científicas idearon estrategias y una implementación juiciosa del Programa de Pruebas, Rastro y Aislamiento Selectivo Sostenible (PRASS) para que la covid no arrasara en la región —como ha ocurrido en el Caribe, Bogotá, Antioquia—, pero las últimas semanas han sido las peores en cuanto al número de infectados.

Las autoridades estiman que el aumento de infectados recae en las aglomeraciones que trajo el paro nacional. Sin embargo, hay una distensión en la población, que ahora parece sentirse inmune y confiada en la llegada de las vacunas. Por ejemplo, la medida del pico y cédula con restricción en la movilidad no es más que un anuncio mediático que queda sustentado en un documento, pues por las calles se circula sin ningún problema.

Lina María Vera, decana de la Facultad de Salud y vocera del comité asesor Covid de la Universidad Industrial de Santander (UIS), dice: “Estamos con los servicios de salud al tope y esto pone en riesgo a las personas, así no tengan covid”. Claro, la atención en urgencias y especialidades están al límite porque no hay capacidad de atención, por ello con la alerta roja hospitalaria decretada el 20 de abril se suspendieron cirugías no prioritarias. La decana resalta que una de las medidas es justamente que “nos toca es a cada uno ser más responsables”.

Juan Carlos Cárdenas, alcalde de Bucaramanga, justamente trinó empezando esta semana: “Pasamos de tener en abril 72 casos por covid-19 en personas entre los 15 y 39 años, a 1.646 en mayo. Estas personas están llegando a casa y contagiando a sus familiares”.

Por eso se ha insistido en la realización de pruebas para cortar cadenas de contagio. En medio de las jornadas la alcaldía de Bucaramanga ha insistido en que los marchantes se acerquen al parque San Pío, plazoleta Luis Carlos Galán Sarmiento y algunos centros comerciales para que se realicen la prueba.

El último Puesto de Mando Unificado (PMU) para tomar decisiones frente al panorama que se vive en el departamento más que respuestas y nuevas medidas dejó la preocupación en aumento y mostró las flaquezas ante el panorama que se afronta, una de ellas reflejada en la lentitud de las EPS para la entrega de resultados luego de aplicarse las pruebas PCR, que tardan hasta una semana, lo que impide el control a tiempo de la cadena de contagio.

Hasta el 20 de mayo, la ocupación de UCI en Santander estaba en el 96,52% y en el área metropolitana de Bucaramanga -Floridablanca, Piedecuesta y Girón- en el 98,13%. A corte del 19 de mayo el departamento tenía registro de 120.312 casos de pacientes covid, 9.300 activos, 4.120 fallecidos.

Sumado a esto el gremio médico alertó de que la mortalidad de pacientes UCI se incrementó y el personal de la salud está agotado a un nivel que lo emocional también está haciendo mella. El subgerente de servicios Médicos del Hospital Universitario de Santander, Carlos Ibarra Rolón, sentencia que “llegamos a un punto en el que se depende del cuidado de nosotros, de toda la población, para poder superar esto y no vivir el caos que se ha visto en otros lugares del país, otros países, y ver morir a su familiares sin poder prestarles una adecuada atención”.