Monseñor Óscar Urbina, Presidente de la Conferencia Episcopal
Monseñor Óscar Urbina, Presidente de la Conferencia Episcopal. | Foto: Foto:

Nación

“La discusión en el Congreso sobre la reforma tributaria debe hacerse con la mayor responsabilidad”: Conferencia Episcopal de Colombia

Los obispos católicos de Colombia, a través de un comunicado, revelaron la postura frente a la iniciativa de la reforma tributaria que radicó el Gobierno.

30 de abril de 2021

Tras culminar las dos jornadas de manifestaciones que se presentaron en el país, el tema de la reforma tributaria sigue dando de qué hablar en la opinión pública, esa norma que pone contra las cuerdas al Gobierno nacional por cuenta de la falta de respaldo político y social.

Aquellas personas y entidades que no pudieron pronunciar su posición en el paro nacional, hoy lo hacen a través de comunicados oficiales. La Iglesia católica, por su parte, propone propiciar “mecanismos socio-económicos humanizantes” para toda la sociedad.

En el contexto del debate nacional por la propuesta de la reforma tributaria, o Ley de la Solidaridad Sostenible, los obispos católicos de Colombia, a través de un comunicado oficial, proponen 6 puntos donde manifiestan sus reflexiones y posición en contra de la iniciativa.

Como punto de partida, la Conferencia Episcopal menciona que es importante “buscar un ’pacto’ para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana”, así como lo menciona el Papa Francisco. Siempre manteniendo como punto principal la dignidad de las personas y el bien común como criterio de todas las decisiones e iniciativas.

Por otra parte, ponen en manifiesto que las reformas planteadas podrían traer muchas implicaciones para los sectores más pobres y vulnerables que, en medio de la crisis sanitaria, se han visto afectados en un contexto económico y social, por lo que es apremiante “acercarse a la realidad que estamos viviendo y suscitar un diálogo amplio sobre los puntos de la reforma, para que esta pueda responder positivamente a situaciones como el desempleo y el subempleo, la falta de recursos básicos para la subsistencia, las limitaciones de los servicios de salud, la pobreza cada vez más generalizada, la inequidad social y la marginación de tantos colombianos”.

Además, la Santa Iglesia menciona que hay que poner en el centro de la iniciativa a los obreros, campesinos, indígenas, afrocolombianos, jóvenes, entre otros, quienes son la cara visible del problema y quienes sufren las consecuencias de la violencia que se ha propagado en casi todo el territorio nacional.

De igual forma, enfatizan en los criterios fundamentales que, según ellos, deberían tenerse en cuenta a la hora de concretar las medidas de una eventual reforma, y sus posibles cambios:

  • Multiplicar y fortalecer las formas de economía solidaria, es decir, aquellas iniciativas que ponen la economía al servicio de la justicia social y del ejercicio de los derechos humanos.
  • Promover e impulsar la labor de las organizaciones que se dedican a la promoción social y a la asistencia humanitaria. Puesto que son ellas quienes ayudan a mitigar el impacto causado por la pandemia.
  • Dar fuerza a la inversión social y “no simplemente al gasto para solucionar temporalmente algunas necesidades”.
  • Crear un mecanismo que contrarreste las prácticas de la corrupción pública y privada, la evasión fiscal y de las llamadas economías ilegales.
  • Que se promueva la austeridad en el gasto público y se evidencian efectivos controles.
  • Que se propicie la generación de oportunidades que mitiguen los índices de desempleo, de pobreza y de otras limitaciones que se han acentuado enormemente por la pandemia. “Hay medidas tributarias que no harían más que agravar las condiciones de las personas menos favorecidas y acrecentar el número de ellas”.

Finalmente, los obispos católicos de Colombia hacen énfasis en que si bien hay que salir de la crisis por la que se está pasando, también hay que proyectar el futuro del país.

“La Iglesia ha reiterado que de una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. Por ello en esta coyuntura crítica, el deber es repensar el futuro de nuestra nación, y emprender juntos la tarea de realizar un proyecto común para el país. Es una tarea compleja que requiere honestidad y coherencia en el diálogo y en las acciones”, revela el texto.

El comunicado cierra con la invitación a seguir las palabras del máximo pontífice de la iglesia, el Papa: “Juntos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”.