BOGOTÁ
La disparada del dólar puso en aprietos varios proyectos de infraestructura en Bogotá, ¿qué puede pasar?
El aumento del precio del dólar, las altas tasas de interés y la disparada de la inflación les están pasando factura a las obras públicas en Bogotá. Dos de ellas ya se cayeron. El metro también se vería afectado.
El nerviosismo y la volatilidad de los mercados internacionales están generando un coctel molotov en la economía mundial bastante difícil de digerir y Colombia no es ajena a esta realidad. A esto se suman las afectaciones geopolíticas, especialmente en Europa con la guerra entre Rusia y Ucrania, además del fuerte incremento en las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense.
El incremento del precio del dólar en el país, rondando los 5.000 pesos, y la disparada de la inflación al 11,44 por ciento anual en septiembre están afectando el poder adquisitivo de los ciudadanos. No solo los alimentos, productos y servicios son cada vez más costosos, sino que también le están pasando factura a las obras de infraestructura pública en Bogotá.
El dólar inició el año con un precio de 3.981,16 pesos y se ha incrementado su valor en 838 pesos. Es decir, la moneda colombiana se ha devaluado 21 por ciento entre enero y octubre de 2022.
Ante este panorama, Bogotá se ha visto en la obligación de replantear algunas de sus obras públicas, producto, principalmente, del riesgo cambiario. La primera de ellas fue la planta de termovalorización para convertir miles de toneladas de basura en energía eléctrica. En julio, y tan solo dos meses después de haberse anunciado el proyecto, la administración de la alcaldesa Claudia López cerró definitivamente el proceso de licitación.
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“Yo soy una fan de la planta de termovalorización, pero cómo íbamos a salir a adjudicar el proyecto con el dólar y las materias primas subiendo, no hay ningún sistema financiero que aguante”, aseguró la directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), Luz Amanda Camacho.
En los últimos días hubo otro revés para Bogotá. El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) declaró desierta la licitación del cable aéreo de San Cristóbal.
“Esta es una licitación que parte de unos estudios y diseños que concluyeron en el primer semestre de este año. Como parte de este proceso, el consultor entregó un presupuesto, el cual en su gran mayoría se hizo a partir de dos insumos: uno, el visor de precios que tiene el IDU para todos los proyectos; dos, un sondeo de mercado de productos que no están en el visor, en este caso en concreto del cable, todos los equipos electromecánicos, las cabinas, los sistemas eléctricos, que son importados y se fabrican en Europa. Pero ese presupuesto pasó a ser una preocupación para los proponentes”, afirmó el director del IDU, Diego Sánchez.
El problema radica en que el presupuesto se debe presentar en moneda colombiana y no extranjera, por lo que los recursos destinados para el proyecto pasaron a ser insuficientes a raíz del tema inflacionario y de la devaluación del peso.
“Los interesados vieron que en el valor que nosotros calculamos de los equipos electromecánicos no se había reconocido la tasa inflacionaria en la zona euro. En su momento, a partir de lo que nos indicaba el Banco Europeo, habíamos calculado la inflación en 6,3 por ciento. Y esa inflación se la ajustamos a los productos, pero la inflación está disparada en Europa y eso generó una preocupación”, explicó Sánchez.
Ahora, en cuanto al riesgo cambiario, por obvias razones, los interesados mostraron su preocupación por el incremento del precio del euro y la devaluación del peso. “En las minutas dijimos que ese riesgo cambiario iba a ser compartido. El mecanismo que encontramos es que, si había una variación de la tasa de cambio superior al 3 por ciento en el momento en el que se hacía la propuesta versus el momento en el que se pasaba una factura, el Distrito asumía la diferencia. Pero si solo había una variación del 3 por ciento o menos, ellos tenían que entrar a asumirla. Sin embargo, este mecanismo no los convenció”, comentó el funcionario.
Una de las empresas que había mostrado interés en el cable aéreo de San Cristóbal era Poma Colombia, cuya casa matriz está en Francia. Su gerente en el país, Renaud Gorria, le confirmó a SEMANA que se abstuvieron de presentarse porque, efectivamente, el presupuesto destinado para la licitación es insuficiente, producto de la inflación y del riesgo cambiario, entre otras razones.
“El proyecto cuenta con un 55 por ciento de componentes importados y el IDU se basó en un estudio de mercado vencido en 2021 y hoy no vale lo mismo. También hay un riesgo cambiario porque la contratación es en pesos y, si bien hay una bolsa de reajuste, es insuficiente”, dijo Gorria.
¿Y el metro?
Además del cable aéreo y la planta de termovalorización, la primera línea del metro de Bogotá también se vería afectada por el incremento de la inflación, el aumento del precio del dólar y las elevadas tasas de interés.
Gran parte de los elementos que se necesitan para construir la primera línea del metro, como los trenes, las subestaciones eléctricas y los sistemas de comunicación, son importados. Y producto de la alta inflación que golpea no solo a Europa, sino al mundo entero, el valor de esos insumos se ha incrementado de forma considerable.
La tasa de cambio también pasará factura. El día de la suscripción del contrato, el dólar estaba en 3.522 pesos, pero hasta la fecha ha subido más de 37 por ciento. Aunque la Empresa Metro tenía proyectado un margen de maniobra con una TRM que se moviera hasta los 4.200 pesos, hoy el dólar está un 15 por ciento por encima de esos cálculos.
En un principio, el costo total de la primera línea se ubicó alrededor de los 22 billones de pesos, divididos en 13 billones de inversión y 9 billones de otros gastos (intereses de la financiación por créditos). Hoy esos intereses serían mucho más elevados, pues el Distrito, para financiar el proyecto, accedió a cupos de crédito en dólares y euros con el BID y el Banco Europeo. Incluso con las elevadas tasas de interés, el concesionario chino Apca Transmimetro se vería en aprietos para lograr el cierre financiero, partiendo del presupuesto pactado inicialmente.
SEMANA consultó a la Empresa Metro de Bogotá para conocer detalladamente cuáles son los efectos que el riesgo cambiario está generando en el proyecto y si va a ser un riesgo compartido o unilateral, pero la entidad no entregó respuesta.
Demás obras
La inflación también está golpeando a las diferentes obras de valorización capitalinas, como el corredor verde de la carrera Séptima y la troncal de la calle 13.
“Hay una situación en Bogotá que hace que las obras cuesten mucho más de lo presupuestado inicialmente. Una tiene que ver con las incertidumbres, como lo es el hallazgo de redes y tuberías que no estaban en el catastro; pero, en segunda medida, tenemos el tema inflacionario, que ha aumentado mucho más de lo que estábamos pensando. Y así nosotros hayamos hecho una provisión de recursos para pagar los ajustes, esa provisión se nos agota, sobre todo si la inflación supera montos que no habíamos estimado hace dos años”, señaló el director del IDU frente a las obras de valorización.
En cuanto a la ampliación de la calle 13, Sánchez precisó que, a raíz del tema inflacionario, el IDU se vio en la obligación de sentarse nuevamente a revisar todo el presupuesto y fue necesario destinar más recursos para la bolsa de reajuste, pues el dinero que había ya era insuficiente. Frente al corredor verde de la Séptima, indicó que el panorama es similar.
Así las cosas, si bien se espera que todas las obras se sigan ejecutando, la realidad es que el aumento del precio del dólar, las altas tasas de interés y la elevada inflación están pasando factura.