NACIÓN
La disrupción en movilidad aérea va a llegar más rápido de lo pensado
Para quienes les gusta viajar, la movilidad aérea siempre ha sido un espacio de curiosidad, y el transporte aéreo aún tiene una connotación de aventura. Actualmente, el mundo está frente a una revolución en movilidad aérea de la magnitud de la que se ha visto recientemente en el comercio electrónico.
La industria de la aviación está en un momento de inflexión. El número de pasajeros transportados en América Latina cayó un 96 por ciento en abril de 2020[1]. Sin embargo, actualmente se observan los primeros brotes de una demanda renovada, evidencia del ávido deseo de viajar de miles de pasajeros. Una encuesta de abril de McKinsey & Company muestra que en China muchos viajeros ya están planeando su próximo viaje[2].
Sin embargo, en el futuro la industria aérea dependerá de algo más que la demanda de los viajeros: a medida que las aerolíneas rediseñan la experiencia del viajero para mitigar los riesgos relacionados al covid-19, será importante recordar que los puntos críticos y tendencias que existían antes de la crisis –como el salto hacia un servicio más digital y personalizado, y un mayor énfasis en el bienestar y la sostenibilidad— no han desaparecido.
Los avances tecnológicos en movilidad aérea avanzan rápidamente, y existen cuatro importantes tendencias que están acelerando su desarrollo: 1) la convergencia tecnológica, como la densidad de la batería, 2) el despliegue de redes de comunicación, como la 5G, 3) avances en inteligencia artificial que permitirán el vuelo autónomo y 4) la disposición de hacer viajes compartidos por medio de la utilización de plataformas digitales que dan acceso a este modelo. Estas tendencias no solo están reaccionando a la necesidad de transformarse tecnológicamente hacia un medio de transporte más verde y eficiente, sino que también están respondiendo a los retos a los que nos estamos enfrentando con el crecimiento exponencial de la población global.
Hoy en día, más de mil millones de personas viven en centros urbanos a nivel global, por lo que el tráfico en grandes ciudades incrementa a un ritmo mayor al de la capacidad de la infraestructura tradicional. Esto se evidenció en 2020 en Colombia, el tercer país con más tráfico a nivel mundial, según el ranking de índice de tráfico de TomTom.[3] Adicionalmente, el 23 por ciento de las emisiones de CO2 a nivel mundial vienen del transporte. Es respondiendo ante estos dos retos, la población exponencial y la contaminación, que la industria de transporte aéreo está buscando acelerar la descarbonización y, a su vez, ayudar al descongestionamiento de la creciente urbanización por medio de nuevas tecnologías. Un ejemplo es la llegada de las aeronaves eléctricas de despegue vertical eVTOL (all-electric Vertical Take-Off and Landing), las cuales podrían revolucionar el sistema de transporte urbano. Muchos de los vehículos en desarrollo se están enfocando en el uso de transporte de corta distancia dentro de la ciudad y el área metropolitana (<500 km), conocido como Movilidad Aérea Urbana (UAM) [4].
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Esta revolución aeroespacial tiene el potencial de ser disruptiva en Colombia. Si aviones más pequeños reducen en un 30 por ciento su operación, esto podría conducir a un nuevo sistema de funcionamiento de la red regional de aviones pequeños, donde estos se concentrarían en tramos más largos (>500 km), mientras que los eVTOL prestarían servicio para distancias cortas. De esta manera, se descongestionaría el transporte terrestre y se reducirían las emisiones, dada la reducción de la flota aérea tradicional. Similar a como la telefonía celular hizo un salto llegando a lugares donde ya no era eficiente llegar con cableado, dada la geografía del país y la falta de infraestructura, el potencial de estos vehículos es evidente; posiblemente, dando un salto importante a lugares donde la infraestructura vial y el transporte tradicional no lleguen. Este caso de uso es apropiado para ciudades como Bogotá y Medellín, ayudando a potencializar no solo la logística interna, sino también el turismo local y los destinos a 100-300km de la urbe.
Si bien las cuatro tendencias mencionadas previamente están acelerando el progreso de la movilidad aérea del futuro, el desarrollo de la infraestructura física es clave para dar paso a dicho mercado. Con el fin de implementar el sistema UAM, las eVTOL necesitan una infraestructura especializada para despegar/aterrizar, cargarse y hacer mantenimiento, así como para la carga de pasajeros. Para que este sistema se haga realidad en Colombia, y como ocurre con todas las adopciones tecnológicas, este va a requerir que como sociedad y país se rompan algunas barreras de adopción. A pesar de ser un caso de uso desafiante, existen varias posibles palancas que podrían llevar a que esto funcione, incluyendo fuentes auxiliares de ingresos, inversión pública y privada, así como enfocarse en hacer remodelaciones en construcciones ya existentes, en oposición a construcciones nuevas en zona verde.
Pareciera ser ciencia ficción, pero en pocos años podría ser un hecho transportarse cómodamente entre Chía y el centro de Bogotá en un vehículo aéreo de bajas emisiones sin necesidad de ir a un aeropuerto; o podríamos volar de turismo directamente desde Bogotá a las cordilleras, donde difícilmente se podrían construir un aeropuerto tradicional o una carretera.
Si le interesa leer más sobre el sistema UAM y el futuro del transporte, lo invitamos a visitar McKinsey Center for Future Mobility®. Si quiere conocer más de nuestros estudios visite https://www.mckinsey.com/featured-insights o escuche nuestro Pódcast, Tres Puntos, aquí.
[1] CEPAL, septiembre 2020. https://www.cepal.org/es/notas/covid-19-impactos-inmediatos-transporte-aereo-mediano-plazo-la-industria-aeronautica
[2] McKinsey & Co., junio 2020. https://www.mckinsey.com/industries/travel-logistics-and-infrastructure/our-insights/make-it-better-not-just-safer-the-opportunity-to-reinvent-travel
[3] TomTom, marzo 2021. https://www.tomtom.com/en_gb/traffic-index/bogota-traffic
[4] McKinsey & Co., junio 2020. https://www.mckinsey.com/industries/automotive-and-assembly/our-insights/flying-cab-drivers-wanted
Por Santiago Carbonell y Amelia Pradilla
Socio y consultora de McKinsey & Company Colombia