NACIÓN
La dote wayuu, un ritual ancestral, no una venta de mujeres
Para el antropólogo Weildler Guerra, casos como la burda entrevista de Fabio Zuleta se dan por desconocimiento de la verdadera cultura de esta comunidad. La Onic pidió al Gobierno nacional determinar si el humorista cometió delitos contra la mujer y de discriminación racial.
La cuestionada entrevista entre el humorista Fabio Zuleta, hermano de los músicos vallenatos Emiliano y Poncho Zuleta, y Roberto Barroso, un hombre que se identificó como palabrero wayuu, abrió la puerta a un buen número de conversaciones sobre el significado de la dote, uno de los temas que más ha dado de qué hablar históricamente entre aquellos que no pertenecen a esta comunidad indígena de La Guajira.
La supuesta compra de mujeres para matrimonio ha sido un concepto polémico y con múltiples interpretaciones históricas entre los arijunas, la forma en que se refieren a quienes no son miembros de la Nación Wayuu, conformada por unos 800.000 individuos repartidos entre Colombia y Venezuela.
La Organización Nacional de Indígenas de Colombia (Onic) rechazó, lo que llamaron la cosificación, trata de personas, discriminación, racismo y burla en contra de la mujer wayuu, entre Zuleta y Barroso. Además, señalaron que las Autoridades Indígenas de Siapana, a la que dijo pertenecer este último, expresaron que no lo conocen ni funge como palabrero, lo que agrava aún más lo dicho.
Para la Onic, las palabras de Zuleta atentan contra la dignidad, la integridad, la salud espiritual y mental de las wayuus, al reafirmar a partir de lo dicho por Barroso, que en la Alta Guajira se venden las "chinitas", refiriéndose a las niñas, palabra que evidentemente es usada de forma discriminatoria y cosificante contra las mujeres. Por lo que le pidió al Gobierno nacional si su conducta tipifica un delito que deba ser castigado bajo el amparo de la Ley 1257 de 2008 que sanciona las violencias contra las mujeres y la Ley 1752 de 2015 de discriminación racial.
Captura de imagen del video de la entrevista entre Fabio Zuleta y Roberto Barroso.
Construida como una sociedad matrilineal, entre los wayuus la mujer desempeña el rol más importante y es la que está pendiente de su familia, aconsejando qué es lo bueno y lo malo, es la que enseña sobre la sabiduría de su pueblo.
¿Qué significa?
En wayuuniki la dote o pa´ naa - que viene de Pau y quiere decir estar dentro o estar guardada – es como se describe el proceso de aprendizaje de las mujeres al cumplir con su ritual de la primera menstruación. Por lo tanto, pá naa, que se deriva de la palabra anterior, se refiere a ingresar en la intimidad del hogar y es la que se utiliza para conformar la institucionalidad de un matrimonio wayuu.
Pa´naa no significa casarse, ni el pago de una mujer, sino que el hombre simbólicamente entrega unos bienes para representar y manifestar su respeto a la familia de la mujer con la que va a entrar en intimidad.
Este acto, que puede incluir joyas, animales como ovejas, cabras, vacas, caballos y mulas, quiere decir, que al entregar la pa ´naa el hombre se convierte en un miembro más de la familia de la mujer y adquiere los derechos de Kerau, sobre los familiares y el territorio de esta. Lo que según la Onic muestra que en la Nación Wayuu no se venden las mujeres tal y como de manera distorsionada se dice en la entrevista hecha por Zuleta.
El Pütchipü ´üi o palabrero, como se identificó Barroso, dentro de la sociedad wayuu es una “figura institucional, el pensador de lo pacífico, el que lleva la palabra pacificadora. Se caracteriza por ser un especialista en la solución de conflictos y disputas en todo el orden social. Entre sus virtudes personales predomina un repertorio de palabras que conllevan, en primera instancia, el diálogo y el entendimiento, así como el arreglo y el pago de compensaciones, reestableciendo la armonía social a través de la conciliación y la reconciliación.
Una unión de familias
El antropólogo guajiro Weildler Guerra dice que cuando la gente desconoce una sociedad esta suele verse a través de un prisma que distorsiona la visión. Lo que quiere decir que en el caso de los wayuu se les ve con un etnocentrismo que no deja leer la real dimensión de cómo funcionan sus instituciones.
“Los matrimonios tienen un lado jurídico, económico y ritual. Más que involucrar una relación entre dos individuos aislados, son alianzas intergrupales e interfamiliares que consolidan relaciones de solidaridad y reciprocidad entre ambos grupos. Como acceso al territorio y al agua, a todo un conjunto de asociaciones colaborativas”, explicó Guerra en diálogo con la emisora Radio Guatapurí.
En esta comunidad, cuando alguien está enamorado y en proceso de matrimonio se empiezan una serie de diálogos con la familia y se acuerdan hacer unas entregas que tienen que ver con la posición social de la mujer, como en La Guajira hay una situación diferencial en materia de recursos materiales y humanos, lo que se entrega va a variar si se trata de una familia de escasos recursos o una de alto prestigio. En el proceso tienen un papel protagónico los tíos de la mujer.
Distintas organizaciones wayuus se manifestaron oficialmente y a través de redes sociales en respuesta a la palabras de Zuleta y pidieron respeto por su etnia y sus costumbres.
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Las mujeres Wayuu son las encargadas de transmitir los saberes propios de nuestros pueblos, son amor, son cultura, son resistencia, son dignidad, son esperanza.
— Martha Peralta Epieyú (@marthaperaltae) May 25, 2020
Las Mujeres Indígenas no son cosas que se comercializan, no son chinitas, no son mercancía.#LaMujerWayuuNoSeVende pic.twitter.com/QDIb7JF664
Eso sí, insistió Guerra no existe la compra de mujeres en el mundo wayuu. Nadie puede ir y llegar como si se tratara de un mostrador para pedir que le empaquen un par en una bolsa de regalo. Lo que existe son protocolos regulados por un sistema normativo, considerado patrimonio inmaterial por la Unesco, que no funciona de la forma estereotipada como se ha presentado por algunos.
En resumen, según el investigador guajiro lo que hicieron Zuleta y Barroso fue una simplificación burda de un proceso ritual y ahora lo que debe estar bajo examen no es el matrimonio wayuu, sino la conducta y la ética de estas dos personas que deben ser sancionadas. “Porque ofendieron no solo a las mujeres wayuus con su diálogo denigrante sino a todas las mujeres del universo”.