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Objeciones presidenciales: crónica de una noche trágica para el Gobierno
El lunes, en medio de cuatro horas, la Cámara rechazó las objeciones. Así fue la jornada en la que una mayoría le dio un duro golpe a la gobernabilidad de Iván Duque.
Después de un mes y medio de especulaciones sobre cuál sería el futuro de las objeciones presidenciales a la JEP, la jornada clave en el Congreso para definir el tema terminó sucediendo de manera vertiginosa. El liberal Alejandro Carlos Chacón, presidente de la Cámara, terminó liderando una tarde de decisiones, en la que el vértigo y la velocidad fueron de la mano.
Pero no hubo temor por parte de los defensores de la integridad del acuerdo de paz. Desde el comienzo de la sesión, citada para las tres de la tarde, se supo que la votación se iba a dar de una manera relativamente rápida. A las 3:30 p.m Chacón, quien es de la cuerda Gavirista y con el paso de los días se ha vuelto uno de los más duros críticos del gobierno, decidió confirmar el quorum. Y este sí existía.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
El primer reto de la sesión fue superar el debate de los impedimentos, lo cual Chacón decidió hacer partido por partido. Los primeros que se votaron fueron los del Centro Democrático, pues varios de los representantes de ese partido se habían declarado impedidos para votar el trámite de la ley antes de que fuera objetada, y tuvieron que volver a hacerlo.
Siguieron los impedimentos de la Farc, partido que decidió no votar debido a que sus congresistas tienen abiertas diligencias en la justicia transicional. Mientras en los casos anteriores los impedimentos fueron votados, no sucedió lo mismo con algunos representantes de Cambio Radical y La U que querían impedirse para evadir el debate sin razones de peso. La mayoría de impedimentos de estos partidos fueron negados.
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Mientras tanto, fueron llegando los funcionarios del Gobierno. Sorprendió la soledad de la ministra de Justicia, Gloria María Borrero, quien durante buena parte del debate estuvo sola. Llegó a acompañarla el consejero presidencial para los Derechos Humanos, Francisco Barbosa, a quien tampoco se acercaron los parlamentarios.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
No estaban los habituales enlaces entre el Ejecutivo y el Congreso, y poco se comunicaban los funcionarios con los parlamentarios. Solo hablaban entre ellos. Eso se superó cuando llegó Jaime Amín, consejero político, con el que algunos intercambiaron comentarios. En la mitad, llegó la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, a quien tampoco se le vio liderazgo. Ni siquiera habló en el podio, como es habitual siempre que se discuten iniciativas cruciales para el Gobierno.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
La falta de liderazgo presidencial fue criticada incluso por el Centro Democrático. El representante Edward Rodríguez, alfil de Álvaro Uribe, la criticó al aire y señaló que la derrota del Gobierno se debía a su falta de sentido político.
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Superados los impedimentos comenzó la tensión. El uribismo trató en dos oportunidades de posponer el debate, intención a la cual se sumaron algunos conservadores. El primero en intervenir fue el representante Gabriel Santos, quien pidió posponerlo con el argumento de que la Cámara necesitaba más tiempo y no someterse a las urgencias de tiempos del fast track, que según él ya no aplicaban para tramitar las objeciones. Su idea de aplazar fue negada por 78 votos, contra 45 que la respaldaron. Comenzó a sentirse el pulso y fue inminente que el uribismo podía perder.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
A los pocos minutos, el representante Edward Rodríguez lanzó una bomba. Invitó a aplazar con el argumento de que el Ejecutivo iba a retirar dos objeciones: las relacionadas con la potestad de la JEP para practicar pruebas en casos de extradición y con la reparación integral a las víctimas. Hubo silencio. De pronto, Chacón le preguntó al secretario de la plenaria si eso era verdad. Ni siquiera la ministra Nancy Patricia Gutiérrez entendía. “El Gobierno no ha radicado nada”, dijo el secretario. Y vinieron las carcajadas. Lo que había querido hacer Edward Rodríguez era decirle al Gobierno que lo invitaba a retirar esas dos objeciones del debate, dado que en las últimas semanas la Corte Constitucional las había dejado sin piso. Cómo sería el oso, que el representante Álvaro Hernán Prada desautorizó a Rodríguez.
El representante de Cambio Radical, José Daniel López, tomó la palabra. Pidió no dilatar más. Pero Chacón, quien ejerció la presidencia sin discriminaciones, dio la palabra al conservador Juan Carlos Wills. Este pidió votar las objeciones separadamente. Una por una. A lo cual la Cámara volvió a decir que no.
Fue entonces cuando Chacón decidió conceder tiempo a los voceros de los partidos para presentar sus informes en contra y a favor de las objeciones. En el primer grupo estuvieron José Daniel López (Cambio Radical), Juanita Goebertus (Alianza Verde), David Racero (Decentes) y John Jairo Cárdenas (U). Su argumento, además de la defensa de la paz, se centró en recoger lo planteado días antes por el procurador Fernando Carrillo. Para él, los congresistas no debían votar algo que ya ha sido revisado y avalado por la Corte Constitucional.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
Los siguió, como vocero de los congresistas gobiernistas, el representante Álvaro Hernán Prada, quien planteó lo contrario. Según él lo que opinen los parlamentarios es inviolable, así contradiga jurisprudencia previa (como ocurría con el caso de la ley estatutaria de la JEP). Prada hizo gala del estilo uribista y también recogió argumentos relacionados con el NO en el plebiscito. Recordó que para ellos el logrado fue un acuerdo imperfecto. No obstante, poco ambiente se sentía en el Congreso para discutir de nuevo las ventajas de ese acuerdo o las críticas al mismo.
Mientras eso sucedía, el fiscal entraba al recinto y hablaba con los parlamentarios. Su presencia fue una imagen poderosa y poco habitual. En este debate él logró convertirse en el vocero del Gobierno.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
Pero el procurador, que estuvo ausente y criticó que Duque las hubiera presentado retando a la Corte Constitucional, le ganó el pulso. El fiscal dio la cara, fue a pelear los votos y no logró resultados.
El debate de las objeciones ya venía con suficiente ilustración. Volver a los argumentos a favor del Sí y el No, que en últimas defendieron quienes las atacaron y respaldaron, respectivamente, habría sido repetitivo y tedioso. El gobierno bajó la guarda y su bancada también. El ambiente no estaba para voltear la torta. Después de los informes, Chacón impuso la votación. Y el resultado fue contundente, a las 7:17 de la noche, los tableros del Congreso contaron 110 votos en contra de las objeciones, y solo 45 a favor de ellas.
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Se trata de una gran derrota para el Gobierno, pues las objeciones se habían convertido casi en su único tema en la agenda legislativa. En este debate se demostró que la mermelada no es lo único que importa, pues en los defensores y contradictores no hubo puestos de por medio. Las posiciones ideológicas marcaron la parada, sumadas a decisiones de bancadas que resultaron definitivas en la derrota de Iván Duque. Fue el caso de La U y Cambio Radical. Esos dos partidos y el liberal, sintonizaron en este debate con la oposición representada en el Polo Democrático, la Alianza Verde y la lista de la decencia. Sus representantes festejaron con un abrazo. “La paz nos unió”, aseguró Racero, mientras se tomaba una foto con sus colegas.
Foto de León Darío Pélaez/ Revista Semana.
Ahora seguirá el debate en el Senado, que probablemente tendrá lugar después de Semana Santa. Se espera un debate más candente, pero también desfavorable al Gobierno. Será inocuo, pues la jurisprudencia dice que si se hunden en una de las dos cámaras (lo cual ya sucedió), se hunden del todo. La noche del lunes fue la más oscura para la gobernabilidad de Duque en lo que lleva de en el Palacio de Nariño.
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