VIOLENCIA
La Policía está amenazada por los criminales: bajo el plan pistola los están masacrando hasta en su casa y en días de descanso
Más de 34 policías han sido asesinados este año. Antioquia aporta la mayoría de víctimas.
La escalada violenta contra policías en Colombia durante este 2022 es alarmante. Con corte al 25 de julio, la lista de uniformados asesinados era de 34 y 68 heridos. Hace un año, en ese mismo periodo, los muertos eran 24. Sin duda, el país asiste a una matanza sistemática de la que aún no hay reproche generalizado, más allá de los pronunciamientos del ministro de Defensa y los altos mandos militares.
Las cifras, siempre crudas e inhumanas, muestran que, de los 34 asesinatos, siete se registraron en Antioquia, departamento que pasó de ser uno de los más tranquilos al más peligroso para miembros de la fuerza pública. Un salto que tiene a un único responsable: el plan pistola declarado por los criminales del Clan del Golfo para presionar una posible negociación con el Gobierno nacional.
La matanza contra policías en Antioquia se inició el 9 de mayo durante el paro armado de esa estructura criminal. Al patrullero Fernando Murcia Giraldo le dispararon con un fusil mientras custodiaba una caravana de transporte de carga hacia el Urabá. El ataque se registró en el municipio de Cañasgordas, y también murió el soldado Josué David Gómez. Sus cuerpos quedaron tendidos en una vía terciaria.
La violencia de los grupos al margen de la ley siempre estuvo presente en la vida del patrullero Murcia. A muy temprana edad, cuando apenas era un bebé de 11 meses, la extinta guerrilla de las Farc asesinó a sus papás, hermanos y tíos, en una de las masacres más terribles ejecutadas por ese grupo contra civiles en Florencia, Caquetá.
Reinaldo Carvajal Lozada, padre adoptivo, comentó con medios regionales que su hijo siempre cargó con esa pesada cruz. Quizá, esa fue una de las razones que lo llevaron a ser policía. En la lista de uniformados asesinados, el patrullero Murcia aparece en el lugar 17.
Las acciones criminales contra policías en Antioquia continuaron con atentados y hostigamientos. Un mes después del asesinato del patrullero Murcia, en el municipio de Santa Fe asesinaron a los uniformados Andry Vanessa Merlano y Yueyler Blandón. La primera fue atacada el 22 de junio, y el segundo, 24 horas después. A la patrullera Merlano la asesinaron en el barrio Llano de Bolívar mientras realizaba labores de vigilancia. A ella y a sus compañeros, sicarios del Clan del Golfo los recibieron con disparos.
“Era una niña muy humilde, extrovertida, alegre… Yo tengo videos con ella y todo el tiempo se reía. Eso es lo que más nos duele. Sabía lo que quería para su futuro, a ella nadie la obligó, entró a la institución porque quiso”, contó su papá, Julio César Merlano.
La cuarta víctima en Antioquia fue el subintendente Wílmer José Genes Hoyos, a quien asesinaron miembros del Clan del Golfo en Uramita. El uniformado había llegado hace menos de un mes a ese municipio para ejercer como comandante encargado. Su muerte ocurrió en el casco urbano tras un ataque con fusiles desde la montaña; sin embargo, el disparo que acabó con su vida fue de un francotirador.
La lista de policías asesinados en Antioquia la completan los nombres de los patrulleros Geovanny Alcalá Ramírez y Andrés Camilo Andrade Gil, a quienes les dispararon en zona rural de Bello. Y, sí, una vez más, los autores son miembros del Clan del Golfo.
Los otros departamentos con patrulleros asesinados son Meta, con dos casos; Caquetá, dos; Chocó, dos; Santander, uno; Norte de Santander, cinco; Cauca, dos; Bolívar, dos; Arauca, Cesar, Sucre, Nariño y Córdoba, un caso. En esas zonas se han cometido 308 acciones terroristas contra la fuerza pública, de acuerdo con los datos del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
¿Por qué los matan?
El ministro de Defensa, Diego Molano, tiene una teoría: el Clan del Golfo busca poner contra las cuerdas a la fuerza pública para escalar posiciones y pedir una negociación pacífica, pero con una carta de presentación sangrienta contra policías. “Miembros de estos grupos armados organizados, en particular el Clan del Golfo, están poniendo precio a la vida de policías y soldados, de 5 millones de pesos en unos casos y hasta 20 millones de pesos en otros casos, con el fin de afectar la integridad y su vida para posicionarse políticamente ante una futura negociación”, dijo el alto funcionario.
Y las consecuencias de esta criminal estrategia la están pagando los policías de Antioquia, departamento que, por muchos años, ha sido el fortín del Clan del Golfo. SEMANA conoció testimonios anónimos de uniformados que prefieren pedir el retiro antes de ser trasladados a esta zona.
El comandante de la región seis de la Policía Nacional, brigadier general Gustavo Franco, afirmó que los asesinatos son ordenados por alias Chiquito Malo. “Quienes se han atrevido a vulnerar la integridad o afectar la vida de un policía han sido capturados y puestos a disposición de las autoridades”, señaló.
Así las cosas, la escalada violenta contra los uniformados en Antioquia encierra una situación compleja que amenaza con seguir cobrando vidas. La pregunta es: ¿hasta cuándo?