Nación
La escalofriante historia de la primera niña reclutada por las Farc: esto fue lo que sufrió
La vinculación forzada de menores a la guerrilla fue habitual en las Farc desde los años setenta. La Fiscalía, al entregar información a la JEP, tenía más de 4.200 investigaciones.
En los expedientes de la Fiscalía General de la Nación reza que las Farc, desde sus orígenes, reclutaron 5.252 niños, niñas y adolescentes para la guerra. Hasta la fecha solo hay diez condenas por este tipo de delito, las cuales incluyen a miembros del estado mayor central (EMC) y del secretariado de las Farc. La JEP todavía no ha proferido ninguna sentencia en relación con los responsables de estos casos.
La “vinculación y utilización” forzada de menores fue un comportamiento criminal habitual en la historia de esta guerrilla desde los años setenta. Cuando la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) entró en vigencia y a conocer estos hechos, la Fiscalía General de la Nación tenía 4.219 investigaciones relacionadas con las 5.252 víctimas.
La edad más recurrente para el reclutamiento era a los 14 años, con 368 víctimas, que equivale al 19,4 por ciento. Además, se encontraron 910 víctimas (el 48 por ciento) entre 10 y 14 años. Siempre hubo la amenaza del fusilamiento para aquellos que quisieran volver a casa.
Uno de los casos más aberrantes fue la “venta” a las Farc de dos niñas de 1 y 4 años. El relato lo hizo el propio padre de las menores. Esta práctica criminal formaba parte de la estrategia de crecimiento y expansión del grupo guerrillero. Los niños también fueron utilizados como escudos humanos para ir al frente de la guerra.
Lo más leído
En la zona de influencia del bloque Oriental, en el municipio de El Castillo, Meta, se conformaron Clubes Pioneros y la Escuela de Cachorros del Yarí, que se convirtieron en escuelas de formación. “Pueden ser pioneros los niños de 5 a 12 años de edad”, decía la cartilla.
Primera niña reclutada En 1973, en la vereda El Filo, municipio La Esperanza (Norte de Santander), una menor de 14 años se convirtió en la primera víctima registrada de reclutamiento forzado por las Farc. Su denuncia ante la justicia se produjo el primero de junio de 2015, 42 años después de ocurrido el delito.
Esta es una parte de su relato: “Para la época de los hechos yo tenía 14 de edad, vivía con mis taitas (…) en una finca llamada El Sapito, ubicada en la vereda El Filo, del municipio La Esperanza (Norte de Santander), de propiedad de mi padre.
Yo era la única hija mujer. En el año 1973, no recuerdo la fecha exacta, fui reclutada por la guerrilla. (…) Me tocaba prestar guardia al comandante, me pusieron el alias de Karina, así era como me llamaban esos hombres.
Me decían que tenía que entender al llamado de Karina, que si no lo hacía me encenderían a pata (…) Me obligaban a dormir con el comandante llamado alias Cruz, así le decían. Este hombre me manoseaba y me obligaba a tener relaciones sexuales, que si no lo hacía me asesinaba, me hacía desnudar toda.
Como me resistía me golpeaba, me daban pastillas para no quedar embarazada, me obligaba a tener sexo por el recto y la vagina, me obligaba a que lo masturbara con la boca y lo hacía delante de los demás hombres, los cuales se burlaban todo el tiempo. Fui violada por este comandante durante todos los días una o dos veces al día.
Durante los seis meses que estuve reclutada me convirtió en su mujer, a las otras dos niñas también las obligaron a estar con el comandante y otros de ellos (…) Cuando el comandante no estaba me tocaba tener relaciones sexuales con los otros hombres del grupo, a uno de ellos le decían alias William, a otro alias Cuchumino, no recuerdo los alias de los otros hombres (…).
Recuerdo que luego que fui accedida por el comandante empecé a presentar sangrado durante 15 días, yo nunca había tenido relaciones sexuales con un hombre, ellos me dieron medicamentos porque presenté inflamación vaginal, me dolía y sentía ardor al orinar y flujo de mal aspecto y mal olor.
Ellos me daban benzetacil en cápsula e inyección para que se me quitara, cuando era accedida sexualmente por el comandante no utilizaba protección. Casi siempre estaba bajo el efecto del alcohol, me ofrecía aguardiente o cerveza y cigarrillos, pero nunca les recibía nada, el comandante Cruz era un señor de unos 50 años de edad (…)”.