Nación
La “excusitis” con la que Eduardo Pulgar aplaza reiteradamente sus citas ante la justicia
En la audiencia que se iba a adelantar ayer en la Procuraduría argumentaron que Pulgar está aislado por posible contagio de covid-19.
Ya son más de cuatro oportunidades, dos en la Corte Suprema y dos en la Procuraduría, que aduciendo razones de salud, el excongresista Eduardo Pulgar justifica su imposibilidad de acudir ante la justicia y rendir las explicaciones debidas. Pulgar, quien fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por haber ofrecido soborno a un juez en el municipio de Usiacurí, Atlántico, ahora está enfrentando el proceso disciplinario ante la Procuraduría, que se quedó esperándolo por segunda vez.
Este martes a las 9 de la mañana estaba previsto el inicio de la audiencia que adelantaría la Procuraduría en contra del corrupto senador, pero, como ya parece costumbre, presentó una excusa.
En el marco de la audiencia disciplinaria, la defensa señaló que fue aislado por posiblemente tener covid-19 o síntomas asociados a este virus. La próxima audiencia será hasta dentro de dos semanas, el 22 de febrero.
En la Corte Suprema pasó algo similar. Su defensa, para evitar un traslado, señaló que Pulgar padecía situaciones de salud “que lo hacen propenso a múltiples y graves enfermedades y se le permita someterse a la medida de aseguramiento en un lugar que no ponga en peligro su vida”.
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De hecho, la defensa cuestionó también la legitimidad del audio con el que se prueba el intento de soborno; renunció a su curul para que lo investigara la Fiscalía, pero la Corte Suprema de Justicia frenó ese intento. Ante estas negativas, no encontró más remedio que ofrecer su colaboración y contar hechos de corrupción en la región.
En otra oportunidad, los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema le solicitaron a Medicina Legal que adelantara los trámites necesarios para establecer, vía legal y que sirva como prueba, el estado de salud del congresista, esto de cara a definir cuál podía ser el lugar de reclusión del senador cuando fue condenado. Y para la primera audiencia que se iba a adelantar en la Procuraduría, el panorama fue el mismo.
Pulgar fue capturado por el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía, cuando estaba por tomar un vuelo en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. De inmediato fue trasladado al búnker de la Fiscalía y, un día después, fue enviado a la cárcel La Picota. Y allí, como en esta ocasión, adujo razones de salud para evitar su traslado.
La defensa pidió su libertad tras argumentar una enfermedad grave que impedía supuestamente su permanencia en una cárcel y que incluso, dijeron, requería un tratamiento médico que sería muy complicado suministrárselo en un centro de reclusión.
La respuesta de Medicina Legal no se hizo esperar. La frase fue que Pulgar “no está en condición de grave enfermedad”. Para la institución, el excongresista tenía afecciones de salud, pero de alguna manera se trata de situaciones que podían ser manejadas en establecimiento carcelario.
En la Procuraduría ha ocurrido lo mismo. Sin embargo, cabe anotar que en materia penal, el excongresista ya fue condenado por el ofrecimiento de soborno que le hizo a un juez.
“Pulgar, en su condición de senador para la época de los hechos, utilizó indebidamente en favor de la familia Acosta influencias ante el Ministerio de Educación para beneficiarla en el trámite de la ratificación de la reforma de los estatutos de la Universidad Metropolitana, de acuerdo con las atribuciones legales y reglamentarias, y que le permitió finalmente a su grupo familiar tener el control y manejo de la entidad”, dijo la Corte Suprema de Justicia al momento de condenarlo.