POLÍTICA
La fractura del Congreso tras el debate a Uribe
El expresidente y el congresista Cepeda se acusan mutuamente de tener nexos con grupos armados ilegales.
El Congreso de la República quedó fracturado este miércoles por el debate sobre los posibles nexos del expresidente Álvaro Uribe Vélez con los paramilitares, citado por el senador Iván Cepeda.
Seguidores de uno y otro se alinearon en orillas diametralmente opuestas en las que al final quedó un sabor amargo por las mutuas acusaciones de tener apoyos de grupos armados ilegales.
Así, por ejemplo, el senador y expresidente fue acusado de potenciar la actividad criminal de los paramilitares en Antioquia cuando fue gobernador de ese departamento (1995-1997), años en los que los escuadrones de la muerte incrementaron las masacres.
La denuncia del senador del Polo Democrático Alternativo (PDA) fue hecha ante un auditorio en el que paradójicamente no estaba Uribe, pues se había anunciado para, a su turno, demandar ante la Corte Suprema al citante.
Cepeda aseveró que Uribe fomentó en aquellos años las Convivir, organizaciones civiles armadas y germen de las temidas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
“Hay dos sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que hacen referencia a distintos hechos ocurridos durante el período de gobernación de Antioquia, donde Uribe no atendió las denuncias de paramilitarismo de ciudadanos, frente a las que tuvo una actitud omisiva”, aseguró Cepeda.
Para apoyar sus denuncias, el senador presentó una batería de documentos, entre ellos declaraciones de exjefes de las AUC como Salvatore Mancuso, quien confesó haberse reunido en repetidas ocasiones con el entonces gobernador.
El primer encuentro entre ambos se habría producido durante una carrera de caballos a principios de los años 90 del siglo pasado en Montería, capital de Córdoba y feudo de las AUC; y la segunda, cuando Uribe ya era gobernador, en la hacienda El Ubérrimo, propiedad del expresidente.
Cepeda afirmó que Uribe se reunía habitualmente con el contable de las AUC, Jacinto Alberto Soto Toro, alias “Lucas”, de acuerdo con una serie de mensajes escritos por el propio paramilitar y que hoy mostró Cepeda al Senado.
El legislador del PDA también presentó un cable desvelado por WikiLeaks, en el que el gobierno de Estados Unidos afirma que Uribe “fue insistente en que las Convivir debían tener armas de largo alcance”.
En aquellos años, Uribe definió las Convivir como grupos que se defendían de los ataques guerrilleros. “Está probado que las Convivir fueron estructuras de apoyo al desarrollo del paramilitarismo, como muestran las estadísticas del Centro Nacional de Memoria Histórica”, aseguró Cepeda.
De acuerdo con esos datos, entre 1995 y 1996 las masacres se incrementaron un 371,4 % en Antioquia. Cepeda reveló que Uribe se reunió con otros paramilitares, como Carlos Castaño, fundador de las AUC, y Carlos Mauricio García (alias “Doblecero”).
También denunció que el que fuera comandante de la Policía de Antioquia, el general Flavio Buitrago, estuvo en aquellos años “en la nómina paramilitar”, y agregó que cuando Uribe fue presidente, lo nombró su jefe de seguridad.
Tras terminar su intervención, Uribe regresó al recinto para hacer una vehemente defensa de su nombre al tiempo que atacó con dureza a Cepeda. Lo acusó de “aliado del grupo terrorista de las FARC” y le dijo que era un “mentiroso consumado”.
“Aquí hay el propósito de investigar a Uribe para actuar a favor de los gobiernos del terrorismo”, manifestó Uribe. El senador del Centro Democrático, quien gobernó Colombia entre el 2002 y el 2010, respondió a las acusaciones cuando regresó al Senado, que había abandonado dos horas antes para presentar en la Corte Suprema de Justicia “pruebas” contra el propio Cepeda por sus supuestos nexos con las FARC.
Uribe afirmó que el senador izquierdista había intercambiado mensajes con líderes de las FARC e incluso había hecho coordinaciones con la guerrilla.
“El promotor del debate miente, es mentiroso consumado”, aseveró Uribe, quien habló durante una hora y media ante el Senado para defender su honor y el de su familia.
Tras la participación de ambos, aliados políticos de uno y del otro se mantuvieron en esta línea. Así por ejemplo, Paloma Valencia (Centro Democrático) sentenció que esta jornada era de una gravedad extrema porque se había intentado deshonrar a quien ella considera como el mejor y más valiente presidente de la historia de Colombia solo comparable al Libertador Simón Bolívar, Carlos Fernando Galán (Cambio Radical) puso en duda que Uribe fuera frentero pues en el debate se ausentó cuando hablaba Cepeda y luego de irse lanza en ristre contra varios dirigentes también huyo.
En la misma línea se ubicó Claudia López (Partido Verde). Para ella, “huir por los pasillos del Congreso para evadir un debate es un espectáculo lamentable que es sólo es comprable metafóricamente con una sanguijuela huyendo por una alcantarilla”.
Al final de la jornada quedó dibujado nítido para quienes lo siguieron en detalle, según las mutuas acusaciones: que Uribe tiene vínculos con los paramilitares y que Cepeda con las FARC. Así las cosas, el Senado quedó con una fractura enorme.