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“La gente va a ponerle un freno al socialismo del siglo XXI”: Agustín Laje predice cómo será el resto del mandato de Gustavo Petro
En entrevista con SEMANA, el escritor argentino arremetió contra el gobierno de Gustavo Petro y sus actuaciones durante sus 11 meses en el poder.
El gobierno del presidente Gustavo Petro cumplirá un año el próximo mes de agosto, por lo cual son muchas las reacciones acerca de lo que ha sido el período del mandatario en el poder. Uno de los críticos más férreos a nivel internacional del líder colombiano ha sido el politólogo y escritor Agustín Laje, quien en diálogo con SEMANA se atrevió a dar una predicción de cómo serán los tres años restantes.
De igual manera, recordó que Colombia fue de aquellos países que no eligieron gobiernos de izquierda con el cambio de milenio junto a Chile y Perú. “Y sin embargo, Colombia hoy está probando de qué se trata eso del socialismo y es increíble que uno tenga que probar algo que lo tiene en las fronteras, bastaba con simplemente mirar a Venezuela y darse cuenta que esa receta no puede funcionar, pero la sociedad civil colombiana y las instituciones colombianas son más fuertes que las venezolanas, por eso es que a Gustavo Petro se le está haciendo tan difícil poder implementar todo su programa”, dijo Laje.
A mí me conmueve ver que hoy la oposición en Colombia es más civil que política. Es decir, proviene más de las instituciones de la sociedad civil que de los partidos políticos establecidos; por ejemplo, los reservistas, los padres de familia, la gente de fe, con mucha gente que está levantándose desde la sociedad civil y creo que lo seguirá siendo y esa es la gente que va a ponerle un freno al socialismo del siglo XXI en este país.
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Lea el resto de la entrevista de Agustín Laje en SEMANA:
SEMANA: Agustín, ¿qué lo trae de nuevo a Colombia?
Agustín Laje (A. L.): Muchas gracias ante todo por el interés de tener este diálogo. Estamos haciendo una gira nacional después del gran éxito de la presentación en la FilBo que nos convertimos por segundo año consecutivo en el evento más grande, por lo que decidimos que era pertinente llevar estas conferencias a otras ciudades de Colombia, con lo cual he estado visitando Santa Marta, Barranquilla, Medellín y también nuevamente Bogotá con una serie de conferencias diversas sobre distintos tópicos que fueron siendo seleccionados de acuerdo al interés de las organizaciones de cada una de estas ciudades y afortunadamente hemos tenido una enorme recepción por parte del público. Tuvimos entradas agotadas en todas las localidades, mañana tengo una gira por Costa Rica, después salto a Guatemala y, si Dios quiere, ya el mes que viene estar en mi casa.
SEMANA: ¿Cómo explica el éxito tan grande de sus libros ‘Generación idiota’ y ‘La batalla cultural’?
A. L.: Porque el continente está en un momento crítico y mucha gente ya está despertando, se está dando cuenta que esta segunda oleada del socialismo del siglo XXI no va a salirnos barata. La gente está despertando también frente a las amenazas del globalismo y la gente se ha dado cuenta que tiene que escoger o el valor de la verdad o el valor de las ideologías. Cada vez hay más jóvenes apoyando este tipo de libros, cada vez hay más familias con la voluntad de convertir la casa en una verdadera escuela y en un verdadero centro cultural y para eso saben que tienen que amigarse con la lectura. Se está generando una conciencia en toda la región, no solamente en Colombia; en ese sentido, gente que se da cuenta que llegó el momento de dar la batalla cultural, porque si no, las cosas se van a poner cada vez peor.
SEMANA: ¿Cómo ve el panorama en Colombia hoy en día que el gobierno en Gustavo Petro que está a punto de cumplir un año en el poder?
A. L.: Creo que los números hablan por sí solos, Petro gana la segunda vuelta bastante cómodo con 50,4 % y hoy Petro mide alrededor de 30 % en la aceptación pública. Esto muestra que su gobierno no ha hecho las cosas bien, que sus promesas de campaña han caído en abstracto, que la gente ya no se está comiendo el cuento de la paz, que las masacres se han multiplicado, que la guerrilla se ha empoderado, que los delincuentes viven un buen momento en Colombia, que la economía no confía en el socialismo, que el precio de la gasolina se vuelve insostenible. En fin, creo que el gobierno de Petro responde al mismo patrón que todos los gobiernos de la segunda ola del socialismo del siglo XXI.
Lo mismo ocurrió con Gabriel Boric, quien ganó también una segunda vuelta muy cómodamente con alrededor del 54 % de los votos y hoy las encuestas de opinión pública muestran que se ha caído alrededor de 20 puntos. Boric acaba de perder una elección crucial en Chile, la de los consejeros constitucionales. O podemos también mirar el caso de Perú: Pedro Castillo que también ganó su segunda vuelta con un 51 % de votos y que su gobierno terminó cayendo por corrupción. O también podemos pensar en el gobierno argentino de Alberto Fernández, que ganó cómodamente con un 48 % de votos y que estamos en este momento viendo un proceso electoral en Argentina donde Alberto Fernández ni siquiera va a su reelección, mide tan poco que no va la reelección.
Entonces yo creo que Petro sigue esa misma lógica, son candidatos que venden un cambio por izquierda, pero una vez que suben al poder hacen desastres y la gente se da cuenta más rápido de lo que uno piensa. Y además hay otro punto en el gobierno de Petro, que es la corrupción. La gente pensaba que la izquierda era honesta y terminamos viendo a una izquierda desesperada por utilizar para propósitos personales los helicópteros del Estado, una izquierda metiendo sus familiares y a sus amigos en el gobierno haciendo nepotismo, una izquierda que manda espiar a los ciudadanos, la gente en Colombia no ha tolerado eso.
SEMANA: ¿Qué cree que pueden ir para estos tres años que le quedan a Colombia con Gustavo Petro al poder?
A. L.: Yo creo que en general malas noticias, en general los gobiernos de izquierdas de esta segunda oleada del socialismo del siglo XXI cada año la hacen peor, cada año les va peor que el anterior. Con lo cual no tengo muchas esperanzas de que el gobierno de Gustavo Petro vaya a dar un giro significativo en sus pretensiones políticas. Lo que sí creo es que quizás y en algún sentido la experiencia de Petro pueda resultar incluso hasta buena para Colombia para haber probado de una buena vez el socialismo. Recordemos que Colombia fue uno de los muy pocos países que resistió la primera ola del socialismo del siglo XXI junto con Chile y Perú. Y sin embargo, Colombia hoy está probando de qué se trata eso del socialismo y es increíble que uno tenga que probar algo que lo tiene en las fronteras, bastaba con simplemente mirar a Venezuela y darse cuenta que esa receta no puede funcionar, pero la sociedad civil colombiana y las instituciones colombianas son más fuertes que las venezolanas, por eso es que a Gustavo Petro se le está haciendo tan difícil poder implementar todo su programa.
A mí me conmueve ver que hoy la oposición en Colombia es más civil que política. Es decir, proviene más de las instituciones de la sociedad civil que de los partidos políticos establecidos; por ejemplo, los reservistas, los padres de familia, la gente de fe, con mucha gente que está levantándose desde la sociedad civil y creo que lo seguirá siendo y esa es la gente que va a ponerle un freno al socialismo del siglo XXI en este país.
SEMANA: Hablando un poco del contexto internacional, ¿qué nos puede contar de lo que está pasando en Argentina? Después que Javier Milei se cayó en las encuestas, pero pues vemos que igualmente va a haber un cambio hacia la derecha.
A. L.: Te voy a decir más, el cambio hacia la derecha ya está y es imparable, porque incluso el propio kirchnerismo ha tenido que elegir a su candidato de más derecha, todos los partidos políticos en Argentina a partir del fenómeno Milei han tenido que construir sus ofertas electorales en torno a un discurso de derechas en términos relativos a su propio espacio político. Por ejemplo, el macrismo ha tenido que poner a su candidata más inclinada hacia la derecha que es Patricia Bullrich, el kirchnerismo ha tenido que poner a su candidato más inclinado hacia la derecha que es Massa. Es cierto que el radicalismo lleva a un sujeto de centro que es Horacio Rodríguez Larreta, pero aun así tampoco podríamos decir que es un socialista, en todo caso es un globalista de centro.
Y en el caso del espacio libertario y conservador lo que va como candidato es Javier Milei, que hace un espacio político en alrededor de un año un año frente a maquinarias políticas históricas, la maquinaria política del peronismo, la maquinaria política del radicalismo y la maquinaria política un poco más reciente, pero que ella tiene alrededor de dos décadas de experiencia que es la del macrismo. Y Javier Milei con un solo año de campaña política, ya se coloca como la tercera fuerza de manera clara y con alguna posibilidad de pasar a una segunda vuelta.
El problema son las estructuras políticas, es conseguir grupos de base militancia experimentada y eso es algo que realmente no se puede hacer de un momento para otro. Aun así, si Javier entra en segunda vuelta él se convierte en el próximo presidente de la Argentina, porque el kirchnerismo votaría por él para que no ganara el macrismo y el macrismo votaría por Milei para que no ganara el kirchnerismo.
¿Hay posibilidades de que Javier Milei pase a una segunda vuelta? Yo creo que todavía las hay, no son posibilidades enormes, pero las hay. Y por otro lado, si Javier Milei no pasa a segunda vuelta, quedará constituida una tercera fuerza de derechas con ideas, con principios y con valores firmes que va a ir creciendo. Es decir, la gente a veces no dimensiona lo que significa convertirse en una tercera fuerza nacional con un año de campaña política, la gente a veces no llega a dimensionar eso. Yo creo que Javier Milei ya ganó, porque ganó la batalla cultural, porque ya ganó su lugar como tercera fuerza y ojalá que se den las condiciones para que pueda pasar a una segunda vuelta y constituirse en el próximo presidente argentino.
SEMANA: ¿Qué opinión tiene de lo ocurrido en las elecciones presidenciales de España?
A. L.: Bueno, fue una sorpresa porque no coincide con lo que las encuestadoras habían estado diciendo. Yo creo que el Partido Popular ha cometido la irresponsabilidad de pensar que el juego había sido ganado cuando todavía no había terminado, por eso cometieron graves errores de tener en gran medida la campaña pensándose que ya estaba todo dado, ya estaba todo realizado, o por ejemplo Feijóo ni siquiera fue al último debate, eso te muestra arrogancia, ¿no?, la arrogancia de creer que el juego se terminó antes de que el árbitro pite el silbato.
Hay que ver qué pasa en España, los escenarios son múltiples, hay que ver qué posición va a tomar el PNV que es un partido de Navarra de centroderecha, pero independentista, entonces es difícil que pueda cerrar con el PP en la medida en que el PP cierre con Vox. Pero el PP necesita cerrar con Vox porque Vox continúa siendo la tercera fuerza nacional.
Otro escenario es la repetición de las elecciones, si nadie llega a los 176 escaños que necesita dentro del Parlamento para constituir gobierno, pues hay que comunicarle al rey y allí se volverán a hacer las elecciones. Y la otra opción, la tercera opción, es la continuidad del sanchismo y eso depende de lo que vaya a ser un partido independentista catalán llamado Junts. Entonces, las cartas están echadas sobre la mesa, todo puede pasar, puede gobernar el PP si recibe el apoyo del PNV, puede de gobernar el sanchismo si recibe el apoyo de Junts y del PNV o la abstención de estos espacios, o pueden repetirse las elecciones sin ninguna de las fuerzas llega a los 176 votos.
SEMANA: ¿Por qué Vox termina cayendo 19 escaños a diferencia de lo que tenía en el Parlamento?
A. L.: Porque el contexto político es distinto al de 2019. En 2019 vimos las elecciones hacerse una y otra vez, eso generó un gran hastío con los partidos hegemónicos, o sea, contra el PSOE y contra el PP. Por otra parte, el PP se había corrido mucho hacia el centro, incluso hasta la centroizquierda y eso molestó a las bases y al votante tradicional del PP que optó por una nueva alternativa que sería la de Vox. Por otra parte, todavía estaban muy frescos los conflictos independentistas catalanes, esa fractura de España generó las condiciones para un discurso patriótico de unidad de España y eso fue lo que representó Vox.
Por otra parte, está el factor del voto útil, la campaña del PP y de todos los medios de comunicación vinculados a la centroderecha o al PP e intentaron construir el relato del voto útil para sacar al sanchismo. Hay que votar al PP, no hay que votar a Vox; entonces el votante de Vox, que antes votaba por el PP, llegó a creer que debía volver a votar por el PP para sacar al sanchismo, votaron finalmente por el PP y el PP, como vemos, no ha podido sacar al sanchismo como creíamos que lo haría.
Y, por otra parte, ha habido, yo creo, una campaña mediática muy sucia contra Vox. Ha habido una campaña muy sucia de fake news, de muñecos de paja. Se dijo cosas totalmente falsas sobre el PP como que es un ‘movimiento político en contra de las mujeres’, como ‘que es un partido político xenófobo’ que odia a los migrantes. Cuando en verdad, el Vox está lleno de hispanoamericanos cubanos, venezolanos, colombianos, argentinos, chilenos, tengo amigos de todas nuestras naciones que son militantes de Vox. Ha habido una campaña de odio, te diría contra Vox, entonces yo creo que esos factores entre otros explican por qué Vox ha bajado a 33 escaños.
Pero, te voy a decir algo, las encuestas mostraban incluso que Vox podía bajar hasta 26 escaños, con lo cual 33 no es no es un mal número. Es cierto, es una pérdida significativa, pero no es un mal número con respecto a lo que podría haber sucedido. Las cosas podrían haber sido mucho peor para Vox. El principal riesgo de Vox era perder su condición de tercera fuerza en España y, bueno, afortunadamente continúa siendo con 33 escaños la tercera fuerza.
SEMANA: ¿Qué es lo que está pasando en Estados Unidos? ¿Qué va a pasar ahorita que Donald Trump está buscando la elección, pero tiene todos estos problemas legales?
A. L.: Bueno, yo recientemente estuve en un mitin del Partido Republicano donde dieron sus discursos de campaña a todos los candidatos republicanos, incluido Trump, y el discurso de Trump fue un discurso contra el deep state, contra las élites, o sea, contra esa burocracia del Estado norteamericano que no es selectiva y que mantiene sus propios intereses.
Yo creo que esa es la burocracia que hoy está persiguiendo a Donald Trump porque sabe que si Donald Trump gana las elecciones el año que viene, va a emprender una guerra contra el aparato burocrático, contra el deep state norteamericano; entonces, cuando uno ve quiénes son los que están persiguiendo a Donald Trump, te das cuenta de que sus propios intereses son los que están en juego.
El FBI que persigue a Trump por ciertas cosas que ha hecho Obama, que ha hecho Clinton, que ha hecho Biden, que ha hecho la familia de Joe Biden, pero bueno a quienes están persiguiendo es a uno solo, que es Donald Trump. El Departamento de Justicia persigue a Trump por documentos clasificados, documentos que también ha tenido de manera irregular el propio Joe Biden en sus oficinas. Entonces yo creo que una persecución política no es una persecución jurídica, porque las persecuciones jurídicas se basan en la igualdad ante la ley y este no es el caso.
Yo creo que Trump va a ganar las internas republicanas, Ron DeSantis no tiene realmente posibilidades, pero acá se da una paradoja y es que frente a Biden sería el mejor candidato para unas elecciones generales DeSantis. En cambio, Donald Trump tiene mucho rechazo, tiene un piso muy alto y un techo muy bajo, así se diría en términos políticos. Tiene un piso muy alto, por eso va a ganar las internas republicanas, tiene un votante muy fiel, muy numeroso, pero le cuesta más llegar a los indecisos y tiene un grupo de gente que definitivamente jamás lo votaría, por eso tiene un techo muy bajo, pero un piso muy alto, entonces hay que ver qué sucede.
Él está muy vital. Está haciendo una gran campaña política. Está siendo muy claro en sus mensajes, hay que ver qué va a hacer el Partido Demócrata con un Joe Biden que está convaleciente, que no está mentalmente entero, un Partido Demócrata que evidentemente no tiene liderazgos, porque si no hubiesen puesto otros candidatos y resulta que no hay otro candidato. Imagínate vos a Joe Biden de acá a cinco años, suponiendo el caso en que gane, cómo van a ser que ese sujeto gobierne los Estados Unidos, eso te da la pauta de que quienes gobiernan a Estados Unidos, no es en este momento el partido el Partido Demócrata, sino una élite, un deep state, que es contra lo que promete pelear Donald Trump.
Yo espero realmente que gane Donald Trump. Estados Unidos, aparte de estar viviendo una economía deficiente, está viviendo gran inseguridad. Está viviendo un contexto de muy malas relaciones internacionales a diferencia de lo que logró Donald Trump, con lo cual creo que todos los indicadores de este gobierno de Biden son inferiores al anterior de Donald Trump y el público norteamericano tendrá que decir el año próximo.