NACIÓN
La Guajira lanza un suplicante S. O. S. financiero
La gobernadora Oneida Pinto afirma que no tiene con qué atender emergencia social por la sequía y desnutrición, que dejan niños muertos. Tampoco hay para cumplir los compromisos financieros.
A poco más de 30 días de haber asumido su mandato como gobernadora de La Guajira, Oneida Pinto, en un entrevista que circula por las redes sociales, afirmó que su departamento está viviendo “una situación agobiante, financieramente hablando’, pues a partir de este año comienza a pagar al Banco Mundial un préstamo por 90 millones de dólares por cuenta del Plan Departamental de Aguas.
Una paradoja, pues precisamente el departamento vive una de las peores crisis por falta de agua. Este año, afirmó la gobernadora, el departamento debe comenzar a pagar capital más intereses. Por si fuera poco, el gobierno seccional le debe a la Universidad de La Guajira 29.000 millones de los recursos recaudados con la estampilla universitaria.
A la crisis financiera y administrativa hay que agregarle la grave situación social por la desnutrición que está matando a los niños, en especial a los de la etnia wayúu.
El pasado sábado murió una niña de solo 11 meses de nacida en la Clínica Reina Catalina de Barranquilla. Llevaba 10 días internada con un diagnóstico de desnutrición crónica y pesaba sólo 4.000 gramos, lo que pesa un niño al nacer. Pese a los esfuerzos, falleció de un paro cardiorrespiratorio. La habían remitido desde Churritisirra, corregimiento de Tawaira, en Uribia.
Y el miércoles murió en la Clínica de la Costa en Barranquilla un niño de 10 años que había estado hospitalizado una semana en el hospital de Maicao, pero al parecer no le hicieron el diagnóstico ni el tratamiento adecuados.
La madre, en unas dramáticas declaraciones al diario El Heraldo, afirmó que a su hijo le dolía la boca del estómago. El médico que lo trató en Barranquilla dijo que el niño tenía una patología pulmonar como resultado de un derrame de la pleura y ante las bajas defensas por desnutrición, el menor falleció.
Afirmó además que al resguardo donde ella vive en la alta Guajira no llegan los médicos, no se consiguen alimentos y los que antes les enviaban sus familiares que viven en Venezuela, no les han vuelto a llegar porque allá la situación también está grave. Dijo también que generalmente comen una vez al día -muy rara vez dos- y lo que consumen es “arrocito con chicha”.
Habla la gobernadora
Consciente de la situación de hambruna y sequía, Pinto afirmó en la entrevista que circula en medios guajiros que el departamento ya no cuenta con los recursos provenientes de regalías, que van a tener que echar mano de otras fuentes o mecanismos para que el gobierno nacional “nos ayude a resolver los problemas de agua y desnutrición”.
El lunes, el departamento recibió la visita de la premio nobel de paz la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú. La gobernadora espera que esto le ayude a hacer visible la situación y pueda apoyarse en ella para recursos y recibir ayuda internacional. Menchú es embajadora de buena voluntad de Unesco.
La situación más grave, afirmó la gobernadora, se está presentando en Uribia, donde, según dijo la mandataria, “existen 22.000 puntos poblados muy dispersos y sin vías, por eso tengo que hacerles un llamado al gobierno nacional y a los organismos internacionales para que nos apoyen a resolver el problema del agua como estrategia para combatir la desnutrición. No descansaré para evitar que más niños mueran en este departamento, haremos una gran cruzada por el agua”.
Además de la situación que presenta por ser un departamento semidesértico, el fenómeno del Niño ha agravado la situación. Señala la gobernadora que el acueducto del Cabo de la Vela no se puede operar porque los costos de combustible ascienden a 300 millones de pesos mensuales, “eso nos obliga a pensar que habrá que combinar las soluciones con plantas desalinizadoras, pozos profundos y poner a funcionar los microacueductos con energía solar o eólica para que sean autosostenibles”.
Las soluciones en La Guajira están más que estudiadas y lo que hace falta realmente es ponerlas en práctica. Si bien el gobierno nacional debe poner de su parte y de su acompañamiento, lo cierto es que la administración departamental -que ha venido de escándalo en escándalo por el despilfarro de recursos antes y después de las regalías- debe de una vez por todas asumir y enfrentar la dura situación que agobia la península, que últimamente no han sido más que rencillas políticas, violencia y corrupción.