REGIÓN

La Guajira: con hambre, sed, pobreza y sin gobernador

Tras la nulidad de la elección de la gobernadora Oneida Pinto, uno de los departamentos más pobres del país tendrá nuevas elecciones, que costaran miles de millones de pesos.

7 de junio de 2016
En medio de alarmantes niveles de desnutrición y escándalos de corrupción y politiquería, la gobernadora Oneida Pinto fue inhabilitada de la gobernación de La Guajira.

A La Guajira parecen haberle caído todas las plagas reunidas. Es el departamento con mayores necesidades insatisfechas, con mayores índices de pobreza, padecen por la falta de agua, la escasez de alimentos, y quienes pagan son sus niños, pues a diario se conocen de las muertes de infantes por física desnutrición. 

Según cifras del Departamento Nacional de Planeación, el 44,6 % de los habitantes del departamento, en su mayoría población indígena, tienen necesidades básicas insatisfechas. El 55,8 % de sus habitantes viven en la pobreza y el 25,7 % en la pobreza extrema, muy por encima de los niveles nacionales.

En materia de empleo, aunque la tasa de desocupación es de sólo un dígito (7,1 %), el 85 % de los habitantes viven de la informalidad. La Guajira es el departamento con la tasa más baja en educación primaria de la región Caribe, con sólo el 19,95 %, lo mismo en educación superior, donde la cobertura es de apenas el 16,4 % de la población.

En cuanto a desnutrición crónica, la padecen el 11,7 % de los habitantes, en su mayoría niños y niñas, y es allí donde entre los 0 y 5 años de edad se han identificado las estaturas más bajas del país. (Vea: Más de 100 niños han muerto en el país por desnutrición)

Por si fuera poco, el otro mal de La Guajira se concentra en su clase dirigente. Durante décadas gobernadores y alcaldes, incluso el gobierno nacional, han fallado en sacar al departamento de su postración. Del Congreso de la República, donde el departamento está representado, tampoco parece que puedan venir soluciones.

Hace cuatro años, los guajiros eligieron a Francisco ‘Kiko’ Gómez su gobernador, avalado por Cambio Radical. El mandatario seccional debió dejar su cargo a mitad de período por cuenta de la investigación por presuntos nexos con bandas criminales y narcotráfico y por algunos asesinatos. Ahora está detenido.

Ahora, Oneida Pinto, que fue elegida en las elecciones del pasado mes de octubre, también avalada por Cambio Radical, a los cinco meses de su mandato deberá dar un paso al costado por cuenta de la decisión del Consejo de Estado de anular su elección. El alto tribunal determinó su inhabilidad para aspirar al cargo, pues apenas un año antes de postularse renunció a su condición de alcaldesa de Albania (La Guajira).

La decisión, en todo caso, perjudica directamente a los guajiros. Su departamento otra vez volverá a un estado de interinidad, justo cuando la crisis humanitaria que vive el departamento no da espera. (Vea el especial de SEMANA ‘Lamento Wayúu‘)

“La situación es indeseable. El departamento queda acéfalo en materia de primera autoridad. Las interinidades no son buenas”, dice el senador Antonio Guerra de la Espriella, integrante de Cambio Radical, partido que avaló a Pinto.

“Es un golpe para La Guajira que le resta su gobernabilidad. Ojalá el pueblo guajiro y la dirigencia nacional se pongan de acuerdo en un candidato, en una persona idónea, para satisfacer sus necesidades”, dice el senador Fernando Nicolás Araújo, del Centro Democrático. (Vea: el hombre que tumbó a Oneida Pinto)

Antenor Durán, del Partido Liberal, es representante a la Cámara por el departamento de La Guajira, dice que el departamento “está en su hora más aciaga” y lo peor es que ahora tendrá que someterse a unas nuevas elecciones en un momento en que lo que se necesita es superar las dificultades.

“Un departamento que tiene tantas dificultades, tantas necesidades básicas insatisfechas, de desnutrición, de muerte de los niños, de obras inconclusas durante tantos años, con problemas de malos manejos de recursos públicos, de corrupción. No es bueno entrar de nuevo en una etapa de interinidad”, declaró.

Alfredo de Luque (La U), el presidente de la Cámara de Representantes, dice que “ya vivimos los guajiros lo que significa la interinidad, en el período pasado, que no permite que los planes y programas que se están coordinando con las administraciones locales y las nacionales se ejecuten en debida forma”.

A eso hay que sumarle el ambiente electoral que se avecina, toda vez que tras la decisión del Consejo de Estado se deben convocar elecciones atípicas. “En campaña política todo se enrarece y va a haber un ambiente poco favorable para que La Guajira pueda avanzar en la solución de sus problemas”, añadió.

De Luque le pide al presidente Juan Manuel Santos nombrar en encargo a la persona más idónea para el departamento, mientras se convoca a las nuevas elecciones. Posteriormente, los partidos políticos deberían postular candidatos que no tengan inhabilidades para desempeñar el cargo.

Fabio Amín, copresidente del Partido Liberal, dice que llegó el momento de la unión en torno a La Guajira y por eso plantea un acuerdo político con los partidos para escoger un solo nombre, y más allá de intereses personales y partidistas, sea quien logre salvar a La Guajira, “sin ningún tipo de mezquindades”.

Pero también hay quienes consideran que llegó el momento de las responsabilidades políticas.

José David Name (La U), expresidente del Senado, dice que la nulidad de la elección de Oneida Pinto “es lo mejor” que pudo haber pasado. “Ella estaba inhabilitada desde un comienzo y Cambio Radical le dio el aval a sabiendas”.

Por eso, considera que “los directores de Cambio Radical tienen que responderle al país, porque volver a organizar una elección en el departamento cuesta miles de millones de pesos. Así que el señor Antonio Char, que le otorgó el aval, debe asumir las responsabilidades”.

Tras la decisión del Consejo de Estado, el presidente de la República deberá encargar a una persona en la Gobernación, puede ser alguno de sus ministros como lo ha hecho en el pasado ante situaciones similares. Posteriormente deberá convocar a elecciones atípicas para escoger a la persona que cumplirá el periodo constitucional.

En consecuencia, La Guajira, con hambre, sed y en la pobreza, pierde su timonel, a la espera de que las urnas vuelvan a traer alguna respuesta.