VIOLENCIA

La guerra entre disidentes y narcos que deja muertos, desaparecidos y miedo en Tumaco

El fin de semana pasado, las estructuras Oliver Sinisterra y Los Contadores sostuvieron violentos combates en inmediaciones de un resguardo indígena. Hay cuatro personas muertas y tres más heridas, según denuncias de organizaciones de derechos humanos.

28 de septiembre de 2020
Masacre en Tumaco, habla gobernador y confirma las víctimas de la masacre | Foto: Daniel Reina

La tregua en zona rural de Tumaco –Pacífico nariñense– duró cinco meses. Tras los violentos enfrentamientos que dejaron más de dos mil desplazados en Chagüí a principios de año, los ánimos se calmaron por la pandemia, pero este fin de semana se volvieron a encender tras combates entre la disidencia Oliver Sinisterra y Los Contadores, una estructura netamente narcotraficante que recibe apoyo de carteles mexicanos.

El nuevo enfrentamiento ocurrió el sábado 26 de septiembre en inmediaciones del resguardo indígena Awá de Inda Sabaleta. Según denuncias de las autoridades ancestrales, estos hechos dejan cuatro personas muertas, entre las cuales hay un jovencito residente del lugar que murió por una bala pérdida.

“A las 5 a. m. del 26 de septiembre de 2020 las balas advirtieron que una guerra campal se aproximaba. Durante varias horas se extendieron los combates que dejaron a 4 personas muertas, entre las cuales se encuentra un indígena menor de edad del resguardo Awá de la Brava, quien desde hace un tiempo se encontraba trabajando en esta zona, y otro indígena del resguardo Awá de Inda Sabaleta”, denuncia la Unidad Indígena del Pueblo Awá a través de un comunicado.

La organización también advierte que hay tres personas de la comunidad desaparecidas tras los enfrentamientos. “Hechos como estos, sumados a los de Tumaco, Samaniego y Barbacoas, que se vienen presentando en los últimos meses como asesinatos, masacres, desplazamientos, reclutamiento, amenazas, hostigamientos, entre otros, evidencian la total indefensión en que se encuentran nuestras comunidades indígenas”.

Señalan que, tal como ocurrió a principios de año, se podría presentar un desplazamiento masivo si continúan los enfrentamientos entre estas estructuras en sus territorios.

La guerra por la droga

La columna disidente Oliver Sinisterra –comandada en sus inicios por alias Guacho– nunca se acogió al Proceso de Paz de las Farc con el Gobierno nacional. Mientras se realizaban las negociaciones en La Habana, Cuba, esa estructura expandía el dominio criminal en la zona rural de Tumaco y San Lorenzo, Ecuador, donde también hay un centro de operaciones muy cerca de la frontera con Colombia.

Hasta hace poco, eran amos y señores del traslado de cocaína hasta puertos seguros. La Oliver Sinisterra servía de intermediario entre narcos y mexicanos para que el negocio se realizara sin contratiempos. Pero el negocio del narcotráfico se atomizó en Tumaco y aparecieron otras estructuras como La FOU, Guerrillas Unidas del Pacífico y, por último, Los Contadores.

Esta última estructura fue creada por el narcotraficante José Albeiro Arrigui, alias Contador, antiguo socio de la Oliver Sinisterra, para quedarse con la totalidad del negocio sin depender de ningún brazo armado. Según inteligencia militar, Los Contadores tienen injerencia en Barbacoas, Magüí Payán, Roberto Payán, El Charco, Mosquera y Tumaco. Son alrededor de 300 hombres bien armados que reciben financiación directa de carteles mexicanos.

Tras la captura de Arrigui el pasado 21 de febrero, aún no se tiene certeza de quién es la cabeza al mando de Los Contadores. Lo único claro es que en sus planes de expansión criminal es prioridad apoderarse de las zonas rurales que unen a Tumaco con Ecuador por mar y tierra. En esas zonas tiene una fuerte presencia la Oliver Sinisterra.

Los indígenas awá –y otros líderes sociales de zonas apartadas de Tumaco– aseguran que este año aumentaron en contra de la población civil. “Hoy después de cuatro años de la firma del acuerdo entre las Farc y el Gobierno nacional, vemos con preocupación que la implementación y el cumplimiento de esta llamada paz nunca llegó a nuestros territorios”, dicen los awá.

Así las cosas, elevan un pliego de peticiones al presidente Iván Duque para impedir que un nuevo conflicto armado se apodere de sus territorios y los obligue a huir, como ocurrió en 2002, con los enfrentamientos entre FARC y paramilitares.