NACIÓN
La historia del primer polideportivo del Vaupés
El gobierno abrió las puertas del Centro de Integración Ciudadana de Mitú. Un espacio destinado para la integración de las comunidades de la región y presentación de actos culturales y deportivos.
Frente a un centenar de personas, en su mayoría niños que sonríen en todo momento, Basilio Curumí ve con semblante de nostalgia la inauguración del primer CIC, centro de integración ciudadana, o polideportivo, como se conoce comúnmente. Y no es para menos, es el primero que se construye en Mitú y el único en el departamento del Vaupés.
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Don Basilio, como lo llaman sus vecinos, tiene 51 años y es oriundo de Mitú, sus padres y abuelos siempre vivieron en la región, más exactamente en la comunidad Acaricuara, un pequeño corregimiento ubicado a veinte minutos en avioneta del casco urbano de Mitú. Desde que era un niño, Basilio vivió en un ambiente hostil con el temor incesante de morir en medio del fuego cruzado del Ejército y la guerrilla, que por décadas controlaron la región convirtiéndola en una de las llamas zonas “rojas”, sitios donde la guerra interna se vivía a diario y con intensidad.
Para muchas ciudades del país un polideportivo es algo normal y llega a pasar inclusive como un simple escenario con una cancha en la mitad donde se ven partidos de microfútbol y básquetbol. Para los mituanos el nuevo CIC es mucho más que eso, se trata de un símbolo de paz y una clara señal de que las cosas están cambiando gracias al acuerdo de paz. Los recursos de la ciudad ahora se invierten en este tipo de obras que benefician a toda la población, especialmente los niños quienes en años pasados eran reclutados por los grupos subversivos en contra de su voluntad.
Este proyecto de inversión social contó con el apoyo del Ministerio del Interior con una inversión total de 1.663 millones de pesos, de los cuales 1.563 los aportó el Ministerio y los cien millones restantes el municipio. El ministro, Juan Fernando Cristo, asistió al evento de inauguración del CIC como invitado especial de la Alcaldía de Mitú y las autoridades departamentales.
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“Aquí, en estos municipios alejados de Colombia es donde más se debe sentir el impacto de la Paz”, dijo el Ministro; en su intervención resaltó también la valentía de los habitantes de Mitú por haber soportado décadas de conflicto armado y en particular de la conocida Toma de Mitú por parte de las Farc y que significó la destrucción parcial del municipio y un centenar de muertos.
Cristo se refirió al tema de los guerrilleros y el posconflicto, “los guerrilleros no volverán a echar bombas ni bala; seguramente volverán pero ahora con las banderas blancas de la paz para ayudar a la región y sus habitantes”. Y resaltó los beneficios del CIC: “este proyecto garantiza un espacio para la recreación, convivencia y seguridad de los 14 mil habitantes de Mitú, especialmente para las nuevas generaciones de paz”.
Las escuelas de las comunidades aledañas y del propio Mitú serán las más beneficiadas, ahora podrán llevar a cabo campeonatos deportivos y eventos de carácter cultural como conciertos y obras de teatro, "Esperamos que este lugar sea un espacio de educación, deporte y formación para habitantes del municipio", resaltó el Alcalde de Mitú, Daniel Bernal.
Mientras escuchaba el discurso del Ministro y del Alcalde, Don Basilio alzaba su mirada para ver el enorme techo del polideportivo y decía: “me parece increíble ver esto acá, donde queda ahora la cancha había un tierrero y yo me la pasaba jugando ahí de niño, descalzo y con mis amigos de esa época. La mayoría se fueron a la guerrilla y a otros los mataron en la toma que ya todos conocen”.
Sin embargo, no todo es perfecto. Si bien el CIC ayudará con la formación de los niños y mejorará la convivencia de las comunidades, existen otros asuntos que aquejan a los habitantes de Mitú. La lista de necesidades es extensa como en la mayoría de municipios alejados del país, entre ellos: la electricidad que aún no llega a las comunidades aledañas a Mitú, un acueducto que garantice el consume de agua potable, misiones médicas continuas, carreteras pavimentadas para el óptimo desarrollo del comercio y mejora en las comunicaciones.
Los retos para las autoridades municipales y departamentales son incontables, pero como lo dice Basilio Curumí: “vale la pena que se empiecen a cambiar las cosas en la región porque son nuestros hijos los que van a vivir otro amanecer que nosotros no tuvimos la oportunidad. Pero es necesario que el Alcalde y el Gobernador sigan invirtiendo en las necesidades de las comunidades en general. Sí, este centro es muy bueno pero falta mejorar vías, salud, el agua limpia y que llegue la luz a todos los corregimientos”.
Reportaje de César Pérez/Semana.com