Esta fotografía es de la visita oficial de los alumnos del Cidenal a las instalaciones de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía-Dijín-cuyo director era el hoy general Oscar Naranjo. La guerrillera, en el círculo rojo, se paseó por todo el lugar

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La infiltrada

Cómo una guerrillera de las Farc acusada de terrorismo logró hacer el curso elite de los generales y codearse con la cúpula militar, empresarios y magistrados.

10 de noviembre de 2007

El pasado 25 de octubre se presentó un hecho poco usual en el complejo judicial de Paloquemao, en Bogotá: un juez de la República, a petición de la Fiscalía, ordenó que se desalojara de curiosos y periodistas el salón de audiencias número 2 porque, según él, lo que se iba a hablar allí podía poner en riesgo la seguridad del Estado. Y razones no le faltaban al funcionario judicial para tan drástica medida. Allí, ante las autoridades, se encontraban seis integrantes de las Red Urbana Antonio Nariño (Ruan) de las Farc, que en los últimos dos años habían sembrado el terror en la capital de la República. Entre todos los sindicados, sin embargo, se destacaba la figura de una mujer de 40 años, con nueve semestres de comunicación social y dos de derecho. Su nombre: Marilú Ramírez Baquero, quien en los últimos dos años había hecho parte de dos actividades bien disímiles: la primera, en 2005, haber participado de civil -en calidad de invitada- en los cursos que los coroneles de las Fuerzas Armadas hacen para ascender al grado de general; la segunda, en 2006, haber sido la supuesta autora material del carro-bomba que las Farc hicieron estallar en la Escuela Superior de Guerra.

Aparte de Ramírez Baquero, el día previo a la audiencia, y en diferentes sitios de Bogotá, las autoridades habían capturado también a cinco personas más.

Todo empezó hace siete meses, cuando tropas contraguerrilla de la Brigada 17 del Ejército atacaron, entre los municipios de Mesetas y Uribe (Meta), el campamento del temido jefe guerrillero Carlos Antonio Lozada, quien es el hombre fuerte y fundador de la Ruan de las Farc en Bogotá. Como resultado de los enfrentamientos, que dejaron gravemente herido a Lozada, el Ejército se hizo a los computadores del hombre de confianza del mencionado jefe guerrillero. "En ellos había cantidad de información y extensísimas carpetas que aún hoy son estudiadas por la Fiscalía", explicó en la audiencia pública de hace dos semanas una investigadora de la Fiscalía al juez sexto penal municipal de garantías de Bogotá.

En una amplia intervención, la funcionaria judicial empezó por explicar que dentro de la información que tenía en su poder estaban los nombres, los códigos, los alias y todos los datos familiares de cada uno de los integrantes de la Ruan. Por esa información, advirtió, se pudo capturar a los mencionados seis guerrilleros. Entonces empezó a relatar con detalle cada uno de los recientes ataques terroristas que habían logrado finiquitar, según la Fiscalía, los seis guerrilleros implicados en la investigación. Dijo que ellos habían participado en la explosión de una bicicleta bomba en el sur de Bogotá que dejó dos personas heridas, el 30 de septiembre pasado, y en idénticos actos terroristas en los barrios Villa Mayor y Teusaquillo. También habló de un ataque a una sede del movimiento político Colombia Democrática, del ex senador Mario Uribe Escobar, primo del Presidente de la República. Los señaló, igualmente, de atentar contra las rutas y buses de TransMilenio y torres de energía de Interconexión Eléctrica Nacional (ISA). Pero lo más impactante de la narración de la investigadora de la Fiscalía, lo de la Escuela Superior de Guerra, estaba por venir.

La infiltrada

Cada año, los oficiales de las Fuerzas Militares y de Policía que van a ascender al grado de brigadier general deben someterse a un exigente curso en la Escuela Superior de Guerra, conocido como Cidenal (Curso Integral de Defensa Nacional). Durante más de 10 meses, entre otras cosas, los coroneles asisten a seminarios y conferencias que son dictados no sólo por sus superiores, sino también por el propio Presidente de la República y varios ministros de su gabinete. También van como conferencistas magistrados de las Altas Cortes, fiscales, procuradores, militares extranjeros, empresarios nacionales e internacionales y reconocidos académicos colombianos y extranjeros.

Desde hace muchos años es tradición que al curso Cidenal, que inicialmente sólo era para miembros de la Fuerza Pública, se invite como estudiantes a civiles que hacen parte de lo más granado de instituciones oficiales y privadas del país. Por eso el 24 de octubre pasado, a los detectives que capturaron en el barrio Kennedy de Bogotá a Marilú Ramírez Baquero les llamó la atención que lo primero que hizo ella fue identificarse con un carné del Cidenal. Para tratar de zafarse del acoso de las autoridades, durante varios minutos Ramírez mencionó como sus amigos a muchos generales que hoy conducen brigadas del Ejército y hasta la Dirección de la Policía Nacional. Pese a sus explicaciones, la captura se hizo efectiva por orden de un fiscal de la Unidad Nacional Antiterrorismo, que tenía contra ella cargos por rebelión, concierto para delinquir y terrorismo.

La noticia de la detención de Ramírez empezó a correr como pólvora entre todos los asistentes al Cidenal de 2005. No era para menos. Todos recordaban que con ellos había estudiado la mujer que hoy estaba siendo sindicada de terrorista y que dos años atrás se les había presentado como una alta funcionaria de la Veeduría Distrital. "Cuando nos enteramos de que Marilú había sido detenida, todos quedamos fríos, pues los requisitos que nos exigieron son muy drásticos. A mí, por ejemplo, me averiguaron esta vida y la otra", dijo a SEMANA una fiscal de alto rango que asistió al Cidenal ese mismo año. "Ella era una mujer muy querida, dicharachera. Recuerdo que se vestía con una ropa que no venía muy bien con el clima ni las costumbres de Bogotá", agregó

Otros de los participantes no sólo está sorprendido, sino muy preocupado. "Estamos muy asustados con lo que pasó. Marilú se hizo muy amiga de todos nosotros. En el curso uno comparte muchas cosas dentro y fuera de las aulas. Ella no sólo tenía nuestros teléfonos y direcciones. Conoció nuestras familias, estuvo en nuestras casas y fincas y se enteró de cuáles eran nuestras actividades laborales y económicas", contó el gerente de una multinacional que también hizo parte del Cidenal de 2005.

Pero no sólo empresarios y funcionarios judiciales están aterrados con la noticia de Marilú. Los más preocupados, y hasta avergonzados, son los propios militares. La guerrillera burló todos los esquemas de seguridad y, lo que es más grave aun, se hizo a información privilegiada que compromete la seguridad nacional. En las conferencias que recibió en el Cidenal, Ramírez conoció en detalle la estructura de las Fuerzas Armadas, y ciertos planes de guerra que el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía tienen contra la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico. En ese escenario, también conoció de primera mano las fortalezas y las debilidades de las fuerzas del orden. "Ella se enteró de quiénes eran los integrantes de toda la estructura militar del país. Sabe cuáles son los oficiales clave y qué piensan. En una de las conferencias, por ejemplo, se habló de dónde podrían estar los cabecillas del Secretariado de las Farc y qué planes se tenían para dar con su paradero", relató a SEMANA un oficial que exigió el anonimato. "Y ni qué hablar de todo lo que se dijo en esas conferencias sobre el narcotráfico y sus vínculos con la guerrilla y el paramilitarismo", advirtió.

Ese mismo oficial explicó que si bien la información que obtuvo la guerrillera en las aulas es muy delicada, lo más grave, posiblemente, es que tomó fotografías y grabó videos de guarniciones militares y policiales. Parte del curso del Cidenal consiste en visitas a las más importantes y secretas bases e instalaciones de las Fuerzas Armadas. Así, por ejemplo, la guerrillera estuvo en la base aérea de Apiay, Meta, donde se coordina toda la estrategia de guerra en el oriente del país. Visitó la base militar de Tres Esquinas, Caquetá, corazón del combate contra la guerrilla en el sur del país, y la de Larandia, el clave complejo colombo-estadounidense en la lucha contra el narcotráfico. Todo eso sin contar con las frecuentes visitas que realizó en Bogotá al Ministerio de Defensa, a la Dijín de la Policía y a la Central de Inteligencia del Ejército, entre otras.

Marilú no sólo logró información privilegiada en las conferencias y los foros del Cidenal. Gracias a su simpatía, se metió también en la vida social de militares y empresarios. No era raro entonces verla en cocteles y fiestas en el Club Militar. Frecuentemente era invitada por sus amigos de curso a sus apartamentos y fincas. No se perdió ni una ceremonia militar. Era la primera que llegaba y la última en salir. Ese cumplimiento y esa disciplina le permitieron ser reconocida por sus compañeros como una de las destacadas del curso. El 22 de noviembre de 2005 recibió el diploma que la acreditaba como graduada del Cidenal, de manos del presidente Álvaro Uribe Vélez. Después de finalizado el curso, la guerrillera no perdió sus contactos y siguió asistiendo a eventos exclusivos de militares.

El carro bomba

En la mañana del 19 de octubre de 2006, un carro bomba estalló en el corazón de la Escuela Superior de Guerra.

El saldo: 23 personas heridas. El acto terrorista desató la furia del Presidente de la República. Para Uribe y los colombianos era inexplicable que el terrorismo vulnerara uno de los lugares supuestamente más seguros y protegidos del país. Un día después del atentado, Uribe no dudó en señalar a las Farc como responsables del ataque. Muchos de los opositores del Presidente, en ese momento le exigieron que le dijera al país qué pruebas concretas tenía para acusar al grupo guerrillero del demencial acto terrorista. Escasamente se habló de un supuesto mensaje que inteligencia militar habría interceptado y en el que, según el Presidente, el 'Mono Jojoy' habría recibido el reporte de la persona que colocó el carro bomba.

En la audiencia preliminar del pasado 25 de octubre contra los seis guerrilleros de las Farc capturados en Bogotá, la Fiscalía no dudó en señalar a Marilú como la responsable del ataque terrorista contra la Escuela Superior de Guerra. De acuerdo con las pruebas que la Fiscalía le presentó al juez de garantías, ella es conocida en la organización guerrillera como la 'compañera de graduación'. Así mismo, en el computador del jefe de las Farc Carlos Antonio Lozada, la Fiscalía halló varios mensajes de texto entre la guerrillera y su comandante, que la comprometen seriamente. En uno de ellos se le pide a Marilú "nos dé la inteligencia sobre IC (inteligencia de combate) del profesor de la universidad y con el Flaco que está con la mujer del camarada 'Chucho', quien tiene transporte para traer material de intendencia y enviar explosivos para realizar IC". Según la Fiscalía, "cuando en ese escrito se refiere a graduación, es que las Farc denominaron graduación al atentado explosivo que hubo en la Universidad Militar".

Y para rematar su intervención sobre las actividades terroristas de Marilú Ramírez, el fiscal de la causa fue contundente cuando reveló que "se han encontrado archivos en los que usted figura en los órdenes de batalla de la organización guerrillera", recalcó el representante del ente investigador. "También obran instrucciones de Carlos Antonio Lozada en donde le dice a usted que debe contactarse con otras personas para realizar actos terroristas porque usted es una persona conocida de muchos militares, porque usted es reconocida y respetada en el ámbito social. Usted debe actuar y presentarles a ellos información sobre actos terroristas. Igualmente existe una memoria que la vincula a usted con el acto criminal de colocar un carro bomba dentro de una instalación militar al cual llamaron la graduación", sentenció el funcionario.

Y quién responde

Dos años después de su paso por el Cidenal, para la Fiscalía Marilú es la pieza clave de todos los actos terroristas cometidos por las Farc en Bogotá. Con las pruebas que ha recaudado hasta ahora, la Unidad Antiterrorismo parece darle la razón al Presidente cuando afirmó que las Farc eran las responsables del ataque con carro bomba a la Escuela Superior de Guerra. Lo que le debe resultar triste al Primer Mandatario es que la persona que puso la bomba anduvo como quiso en todas las guarniciones militares del país y se preparó al lado de sus generales. Los tentáculos de las actividades terroristas de Marilú Ramírez aún no son conocidos en su totalidad. Lo que sí es claro es que alguien debe responder por semejante gol de la guerrilla a las Fuerzas Armadas y al país.