LA LEY DEL MONTE
El doble juego de las FARC en el Caquetá es un torpedo para el diálogo.
El departamento del Caquetá tiene pava en el proceso de paz. Cada vez que se comienza a hablar de diálogo y desmovilización, esta región del país se convierte en escenario sangriento. El pasado martes 2 de agosto fueron emboscados y asesinados por las FARC seis militares, mientras que otros siete resultaron heridos. Cuando un grupo de soldados pertenecientes a la XII Brigada regresaba de una operación antinarcóticos fue asaltado por el XV frente de las FARC que se encontraba camuflado a lado y lado de la vía en una zona montañosa del municipio de Valparaíso ubicado a 100 kilómetros de Florencia, la capital del departamento.
Lo curioso de estos ataques es que casi siempre vienen de quien menos se espera en ese momento. Cuando el M-19 en marzo de 1984 se tomó sangrientamente la propia ciudad de Florencia, era cuando estaba en su punto más alto la posibilidad de llegar a unos acuerdos de paz entre esa organización y el gobierno de Belisario Betancur. La explicación del comandante Boris del M-19, quien encabezó la toma de Florencia, fue la de "mostrar que la firma de la tregua no significaba que estaban derrotados militarmente". Dieciséis muertos y un sinnúmero de heridos fue el resultado de la concepción particularísima que el M-19 tenía del diálogo nacional.
Luego fueron las FARC. En 1987, en una deliberada emboscada a dos camiones cargados de soldados, el grupo guerrillero que para entonces se había convertido en el principal interlocutor del gobierno en asuntos de paz, los dinamitó y acabó con la vida de 27 militares. "Los acontecimientos del pasado 16 de junio en Puerto Rico, Caquetá, son la consecuencia, sin duda, de una serie de vacíos en el tratamiento que se le ha venido dando a los problemas de la guerra y la paz en las actuales circunstancias", fue la forma como Jacobo Arenas explicó la ambivalente posición de las FARC en ese momento.
Ahora, cuando el M-19 ha puesto de nuevo sobre el tapete el problema del diálogo con la guerrilla, a través del secuestro del ex candidato conservador Alvaro Gómez Hurtado, y cuando el propio secretariado de las FARC cumplió un papel importante en el proceso de negociación y liberación de Gómez,zuaz, se vinieron con otro chorro de agua fría y volvieron a poner en entredicho la viabilidad de un diálogo, que a los ojos de la opinión pública es, por lo menos, confuso.
Lo que sí está muy claro es que las FARC utilizan dos lenguajes, porque por un lado, hablan de reincorporarse a la vida civil y por otro, participan en la fundación de la Coordinadora Simón Bolívar, en momentos en que los demás grupos hablaban de guerra frontal contra el Estado. Condenan el terrorismo y dinamitan camiones llenos de militares. Lanzan la iniciativa y a algunos de sus militantes para formar la UP y cambiar los fusiles por los votos y ahora dicen que la UP no tiene nada que ver con ellos. Condenan la guerra sucia y asesinan a Pablo Emilio Guarín supuestamente porque hacía la guerra sucia. Rechazan el secuestro pero sus frentes tienen personas secuestradas. Están en guerra a muerte con algunos narcotraficantes y tienen estrechas vinculaciones con otros. En últimas, claman por la paz pero hacen la guerra.
Pero lo que sí es verdaderamente sorprendente es que mientras el primero de agosto pasado comenzaba en el Caquetá el diálogo regional que debe concluir el 17 de este mes, y al cual asiste el ex representante de la UP (ex representante porque a raíz de las amenazas decidió volver a su antigua organización) Iván Márquez, como vocero de las FARC, se haya producido la emboscada del 2 de agosto. Claro que para los habitantes del Caquetá casi nada de lo que hacen las FARC es sorprendente. Para ellos, la organización guerrillera, que ahora nuevamente dirige Iván Márquez en la región, mientras decretaba el 1 de enero de este año una tregua unilateral, secuestraba un helicóptero y dos funcionarios geofísicos de una compañía petrolera y pedía dos millones de dólares por su rescate. En este episodio tuvo que intervenir el propio Jacobo Arenas para que entregaran el aparato y respetaran la vida de los secuestrados.
Y no es sólo el secuestro lo que les parece incoherente a los caqueteños en relación con las FARC. Según varios de los grupos asistentes al diálogo regional, esta agrupación que tanto lamenta las muertes de la UP, ha matado a los candidatos a las alcaldías de Florencia, de Puerto Rico y a otros 15 dirigentes liberales. Ha dirigido sus acciones no tanto contra los soldados que están en zonas de operaciones, sino contra los que se encuentran al frente de las regiones de cultivo de coca. Ha concentrado, en un departamento del que se hablaba en algunos momentos como el "laboratorio de la paz", seis de sus frentes (II, III, VIII, XIV, XV y XXXII) y aún nadie sabe para qué.
Lo que sí se sabe es que no es casualidad que todos los frentes de las FARC en esa región hayan decidido unir sus fuerzas, actuar bajo el mando de Iván Márquez y que cada vez que se han producido las emboscadas criminales como la que hubo en noviembre del año pasado cuando volaron el puente de Albania, en la que murieron 12 militares, como la de los dos camiones en la que murieron 27 y como la del martes pasado en la que murieron cinco, haya salido don Jacobo a decir que "eso no es una emboscada, sino un contacto armado".