Justicia
Álvaro Uribe quedó libre: ¿Qué viene?
Aunque el expresidente no es un sindicado fácil de manejar, tampoco se justificaba quitarle el derecho de defenderse en libertad. La medida de la juez era lógica y el caso en la Fiscalía apenas comienza.
Lo que pasó esta mañana es lo que podría denominarse crónica de una liberación anunciada. Porque una vez que el expresidente Uribe renunció al Senado, todo lo que sucedería después era previsible. El cambio de jurisdicción de la Corte Suprema de Justicia a la Fiscalía cambiaba las condiciones jurídicas del proceso. Precisamente para eso se hizo.
Los colombianos todavía están divididos sobre la responsabilidad del expresidente en relación con el complejo caso de soborno a testigos y fraude procesal. Ha habido testimonios que apoyan cada una de las teorías y el tema es confuso. Por otra parte, en un país tan polarizado como Colombia, la gente ya no cambia de opinión aunque le presenten pruebas convincentes de lo que no cree. Son tan radicales las posiciones que casi nadie cambia su opinión, pase lo que pase. Pero en lo que sí podría haber un consenso es que el expresidente Álvaro Uribe debería tener el derecho a defenderse en libertad.
Esa es una realidad que combina elementos políticos con elementos jurídicos. La detención preventiva fue concebida como una medida extrema que no debe invocarse sin razones de peso. Uribe no es un sindicado pasivo, pero tampoco es un peligro para la sociedad. Su condición de expresidente más su disposición de atender a los llamados de la justicia hacen que no merezca estar recluido hasta que empiece su juicio. Al fin y al cabo la libertad para la defensa no es una exoneración. El proceso sigue y, de hecho, cuenta con centenares de evidencias que más adelante tendrán que ser sopesadas por la Fiscalía y debatidas ante un juez de conocimiento.
Las posibilidades de que Uribe sea declarado culpable o inocente no dependen de la decisión que tomó la jueza 30 de garantías hoy. Dependerá de la solidez de las evidencias de cada una de las partes y del debate en juicio. La togada Clara Ximena Salcedo actuó con prudencia y equilibrio en este caso. No actuó con precipitud, no cedió a la presión de ninguna de las partes, no permitió dilaciones. Lo que sí hizo fue elevar consultas ante la sala plena de la Corte Suprema para asegurarse de que la decisión a la cual llegaría contara con toda la solidez jurídica necesaria. Álvaro Uribe libre no acaba con la polarización del país, pero sí elimina un punto de discordia que le estaba echando leña a la hoguera y que no era conveniente.
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El proceso penal va a seguir. A la Fiscalía le corresponde revisar los elementos para decidir si acusar formalmente o absuelve. Cualquiera que sea esa decisión tendrá que ser avalada por un juez de garantías. Si se formula una acusación, queda por verse en qué términos y con qué cargos, pues no necesariamente tienen que coincidir con el criterio de la Corte Suprema. Lo más probable que esto suceda, pues el hecho que Diego Cadena, el abogado del expresidente, ya fue formalmente acusado por los mismos hechos, hace difícil la opción de que a Uribe le archiven. Lo que sí puede ocurrir es que la Fiscalía haga una calificación menos grave y que los delitos y las implicaciones penales sean diferentes. De lo que no hay duda es que cualquier decisión va a dejar a muchos colombianos descontentos y que si hay juicio, el proceso va para largo.