JUDICIAL

La Madame, acorralada por las evidencias, admite su perversión

Liliana Campos Puello, la célebre proxeneta reclutadora de niñas y jóvenes al servicio especialmente de extranjeros, llegó a un acuerdo con la Fiscalía y terminó aceptando cargos por liderar la mayor red de prostitución de Cartagena. Su padre y su esposo también negociaron.

26 de septiembre de 2019
La academia de La Madame dedicaba a la presunta explotación sexual Foto: Archivo particular | Foto: Semana.com

A un año de haber estallado el mayor escándalo de prostitución sexual en Cartagena, la protagonista Liliana del Carmen Campos Puello, alias La Madame, cerró un trato con la Fiscalía. La mujer es reconocida como la más afamada proxeneta de la costa, posición que logró a través de la creación de una red en la que también participaron su padre y su esposo. Los tres aceptaron este jueves los cargos de la Fiscalía al haberse dedicado a la explotación y esclavitud sexual de decenas de mujeres en Cartagena. 

El Juzgado Segundo Penal Especializado de Cartagena avaló el preacuerdo por lo que La Madame pagará 98 meses de prisión. Actualmente, la mujer 
se encuentra recluida en la cárcel de San Diego en el centro de la Ciudad Amurallada de Cartagena. Estaba a la espera de que se resolviera el juicio en su contra, en el cual se le imputaron los delitos de trata de personas, concierto para delinquir e inducción a la prostitución. Los procesados terminaron negociando por aceptar los cargos de trata de personas y concierto para delinquir, por lo que se enfrentaran a penas de hasta 98 meses de prisión.  

Según la investigación, Gustavo Adolfo Ruiz, esposo de La Madame, era quien coordinaba eventos sexuales y sabía cuándo y cómo era la manera de cobrar en cada servicio; mientras que su padre, Carlos Enrique Campo Caballero, era quien se encargaba de informar a su hija de los movimientos de las mujeres explotadas sexualmente. 

La Madame apoyada en su familia montó un sistema para ofrecer mujeres a través de catálogos que al parecer era distribuido a turistas y a clientes en el exterior. Algunos de sus servicios los prestaba en hoteles, fiestas y yates de Cartagena; otras mujeres eran enviadas al exterior.

En estos últimos casos, dice la Fiscalía, las jóvenes eran contratadas en los barrios de Cartagena y les hacían ofrecimientos laborales en el extranjero, especialmente en las islas del Caribe. Esta red de prostitución al parecer las ayudaba con los trámites para obtener los documentos y les daban un auxilio en dólares para su manutención los primeros días. Sin embargo, a su llegada las jóvenes eran despojadas de sus documentos, las encerraban y las explotaban sexualmente.

La polémica

A la primera audiencia a la fue llevada, para legalizar su captura, se mostró desdeñosa con los periodistas que cubrían su caso a los que les hizo ‘pistola’ con la mano.  

En esta, además, sostuvo que con sus acciones “ella dio una oportunidad a mujeres mayores de edad para que voluntariamente pudieran ser modelos y damas de compañía, y pudieran ganar un dinero que jamás hubieran logrado de otra forma, en las fiestas y eventos que ella coordinaba”.  

Ya en la cárcel, su fama creció al punto de que era el centro de los eventos penitenciarios al punto de que durante un reinado de belleza en el que participaban las reclusas resultó tomándose fotografías con el gerente Distriseguridad, Víctor Hugo Arango, funcionario que debió renunciar ante el escándalo. 
 
En febrero de 2019 se volvió a saber de la Madame cuando fue vista caminando por las calles del Centro Histórico de Cartagena, sin esposas y acompañada de dos guardias sin el uniforme del Inpec, lo que levantó otra polvareda que creció aún más cuando se supo que ese era el procedimiento habitual con las reclusas de la cárcel San Diego porque el penal no contaba con servicio de transporte a los cercanos juzgados.